...O'BRIAN:...
— ¿Qué fue lo que pasó? — Preguntó Liana, desconcertada por el comportamiento tan explosivo de la Señorita Roguina.
Otra vez estaba celosa. Quería salir a cabalgar, pero era lo mejor. Estar a solas con la señorita era peligroso, había tratado de mantener la distancia, pero ella se mantenía cerca. No quería cometer otro atrevimiento como en la biblioteca y menos cuando estaríamos solos, sin la presencia del Señor Robert aquellos días serían difíciles.
— No lo sé, la verdad es que estoy tan desconcertado como usted — Mentí.
— ¡Qué maleducada! — La Señorita Liana giró sus ojos hacia mí — Me hubiese gustado cabalgar, lamentablemente, recordé que tengo asuntos pendientes que atender. Pero, queda pendiente nuestra cita a Galintia o mejor ¿Por qué no me acompaña?
— Me encantaría, pero el Señor Robert no se encuentra y estará afuera por unos días, atendiendo sus negocios, me ha dejado a cargo de la mansión y de su hija.
— Es una pena, debe ser un fastidio cuidar de esa niña tan explosiva — Soltó una respiración frustrada — ¿Usted se encargará de trasladar la ropa?
— Si, por supuesto, yo lo hago.
— Puede quedarse con el baúl, sería mucha molestia volver a cargar con eso en el carruaje — Dijo acercándose — Debe estar tan aburrido aquí.
— Trato de acostumbrarme — Me encogí de hombros y se rió.
— Nos vemos pronto, la próxima vez tendremos esa cita — Se colocó de puntillas para darme un corto beso en los labios — Espero que esa niña no le cause tantos problemas.
— Lo tendré controlado.
La despedí, abriendo la puerta para ella.
Trasladé el baúl a la habitación y luego volví al vestíbulo.
La verdad es que no tenía ganas de quedarme allí sin hacer nada y tampoco me apetecía permanecer en la biblioteca entrenando, no quería estar encerrado.
Observé hacia las escaleras, jamás había subido y no se consideraba apropiado ir a la habitación de la Señorita Roguina, pero yo no era un caballero y no me interesaba en lo absoluto romper las normas, mientras nadie me viese hacerlo todo estaría bien.
¿Dónde quedaba mantener la distancia? En mi estaba poder de ceder o mantenerme firme, si yo no hacía nada, la Señorita Roguina se mantendría al margen. Huir era de cobardes y yo tenía todo el control de la situación, nadie, excepto yo podría cambiar las cosas y como no quería, nada iba a suceder.
Subí las escaleras, observando a todas partes y al llegar al segundo me detuve frente al enorme ventanal. El segundo piso era mucho más lujoso que el primero, con un pasillo rodeando todo el perímetro, el pequeño barandal del pasillo tenía hermosos diseños de flores.
Tomé el pasillo de la izquierda y empecé a caminar, acercándome a cada una de las puertas para oír. No quería arriesgarme a abrirlas, pero todas parecían vacías hasta que doblé una esquina hacia otro pasillo.
Había solo dos puertas, una frente a otra y las dos tenían una "R" plateada pegada en la madera. Una de ellas era rústica y se me hizo muy fácil adivinar que aquella era la habitación del Señor Robert. La otra letra era cursiva y femenina, así que esa era la habitación de la Señorita Roguina.
Toqué dos veces y escuché como los pasos se acercaban.
La puerta se abrió y la Señorita Roguina cambió su expresión de ira por sorpresa. Todavía tenía la ropa para salir.
— ¿Qué hace usted aquí? — Gruñó, saliendo al pasillo rápidamente, sin permitir que observara el aspecto de su habitación.
— Teníamos planes de ir a cabalgar.
Se acomodó el sombrero con impaciencia.
— ¿No comprende que no quiero ir a cabalgar, que se me quitaron las ganas?
— No le creo absolutamente nada, usted no quiso cabalgar porque la Señorita Liana nos iba a acompañar — Me crucé de brazos y abrió su boca.
— Eso no es cierto... Yo... — Guardó silencio, sin saber que decir.
— Iremos nosotros dos — Dije y alzó sus cejas.
— ¿Qué hay de la señorita enredadera?
Me reí por su ocurrencia.
— Recordó que tenía asuntos pendientes y no podrá acompañarnos.
Sonrió, sin molestarse en fingir que no le alegraba la ausencia de la Señorita Liana.
— Vamos a buscar los caballos entonces.
Se apresuró por el pasillo.
...****************...
Salimos de la mansión con nuestras monturas, siguiendo el camino principal. Había un sol brillante y una brisa fresca, pero la calidez se sentía, muy ausente en el norte.
No terminaba de acostumbrarme al clima tropical y con toda las capas de ropa que llevaba, empecé a sudar con solo cinco minutos de andar.
— Iremos al pueblo, allí podremos refrescarnos — Dijo la Señorita Roguina, unos pasos más adelante, se veía tan fresca, en cambio yo parecía una vela.
— ¿Galintia?
Me observó por encima de su hombro.
— No, Galintia queda a varios días de camino y no nos preparamos para un viaje tan largo, tampoco sería buena idea perdernos por tanto tiempo.
Debía dejar de meter la pata, la Señorita Roguina ya sabía que era un forastero por mis torpezas.
— Tranquilo, su secreto está a salvo conmigo — Se burló y sacudí las riendas para alcanzarla.
— ¿Qué secreto?
— Es fácil deducir que no es de aquí, no sabe nada de Hilaria — Me observó detenidamente — ¿De dónde es?
— Floris, un reino en el continente del norte.
— He oído mucho de ese reino, sobretodo por lo acontecido hace tiempo — Suspiró y giré mi vista hacia los árboles — La reina de Floris asesinó a mucho de los nuestros, pobres mensajeros que querían dialogar y recibieron todo tipo de torturas... Pero, al menos ella y sus seguidores han recibido lo que se merecen.
Oculté mi expresión y pensar que yo había sido el causante de la muerte de esos mensajeros. La Reina Vanessa nunca se ensuciaba sus manos, así que me ordenó torturar y acabar con esos hombres, para luego enviar los restos al rey.
Se quedó en silencio por unos segundos.
— Señor Alfred, yo seré la encargada de enseñarle todo acerca de Hilaria, seré como su anfitriona — Colocó una mano en su pecho y elevó su barbilla.
— Muchas gracias, pero no creo que sea necesario...
— No sea arrogante, cuando volvamos a la mansión sabrá más de Hilaria — Sacudió las riendas y empezó a galopar.
No perdí tiempo e hice lo mismo.
...****************...
Tomamos un camino inclinado hacia abajo, al pie de unas montañas se veían un pequeño grupo de edificios.
Nos dirigimos allí y al llegar, bajamos de los caballos para atarlos a un palo.
Había mucho bullicio de personas conversando y comerciantes vendiendo sus productos en una plaza que quedaba en el centro del pueblo.
Los edificios eran sencillos, de color café con ventanas pequeñas y techos de paja.
Las carretas pasaban de un lado a otro, había muchos campesinos con ropas muy simples.
La Señorita Roguina caminó atravesó la plaza, hacia uno de las calles.
— Allí, esa escultura es de un personaje histórico — Señaló con la mirada hacia el centro de la plaza — Su nombre es Alcaicas, la primera mujer en batalla, pertenecía a una tribu y derrotó a todo un ejército con sus tropas, planeaban esclavizar a toda su gente, pero no lo lograban... Si no conoce a Alcaicas, no conoce nada de Hilaria, verá esa esculturas en cualquier rincón de este reino.
Era una mujer con ropas cortas sosteniendo un arco en alto.
La Señorita Roguina siguió su camino hacia unas mesas con sombrillas.
— Siéntese aquí, iré por algo para refrescarnos — Me ordenó y fruncí el ceño.
En Floris era de mala educación dejar que las señoritas invitaran.
— Espere, yo pago.
— Lo sé, a mí se me olvidó traer piezas.
— ¿O sea qué estaba contando con las mías? — Puse los ojos en blanco, se rió y caminó hacia el establecimiento.
Me senté, si no hubiera traído piezas no tendríamos forma de refrescarnos.
Al menos bajo la sombrilla nadie me prestaba mucha atención, aunque los que pesaban cerca se espantaban de mi aspecto y se alejaban casi a trote.
La Señorita Roguina volvió y tomó asiento frente a mí con una bandeja que dejó sobre la mesa.
Observé lo que estaba sobre la bandeja, tan extrañado.
— Pensé que se refería a un jugo cuando dijo que iría por algo refrescante.
— Esto es refrescante, es la mejor opción para hidratarnos y comer al mismo tiempo — Tomó una de las extrañas frutas y la acercó a mi boca, era de una mezcla de color rojo, con amarillo y verde, la concha tenía una abertura y el interior era amarillo — Adelante, coma.
— ¿Qué es esto? — Lo tomé, solamente porque pegó la fruta a mis labios y me estaba avergonzando.
— Es un mango.
— ¿Mango? — Arqueé las cejas.
— ¿En el norte no comen mango? — Jadeó atónita.
— ¿Qué es mango?
Se rió — Es increíble, el mango la fruta tropical más deliciosa que existe y no la conoce — Se acarició la frente como si fuera inconcebible — Ya comprendo porque es tan amargado.
— El clima de Floris no es favorable, si sobrevivimos sin esto, podemos con todo — Dije con arrogancia y resopló.
— Le enseñaré como se come — Tomó otro mango y tiró de la abertura que tenía la concha, se llevó el mango a los labios y mordió la fruta, sus mejillas se enrojecieron cuando mi mirada se centró en su boca mientras masticaba, tragó — Hasta un niño sabe hacerlo.
— Si va al norte también se sentiría como yo, así que no se burle de mí por no conocer un mango — Me quejé.
Se lamió los labios.
— Estoy segura de que tampoco conoce la piña — Estreché mis ojos cuando señaló los trozos blancos que estaban en un vol — Claro, ésta ya está picada, pero si viera como lucen enteras, están todas llenas de espinas... Pruebe el mango primero, es mucho más dulce — Me alentó.
Tiré de la concha, pelando la fruta y me la lleve a los labios.
Mordí, tenía muchas hebras y en el centro una enorme semilla, pero sabía delicioso.
La Señorita Roguina me observó expectante mientras daba varios mordiscos en silencio.
— Acepto que está muy deliciosa, pero tiene muchas hebras que quedan atorados en los dientes y eso no lo hace la mejor fruta — Dije, tratando de quitar las hebras con mis dedos, la Señorita Roguina se rió.
— Se equívoca, es eso que lo hace espacial.
Le enseñé los dientes — ¿Tener los dientes sucios lo hace especial?
Otra carcajada, ésta vez con más fuerza.
— Lo siento, se ve muy chistoso — Se cubrió la boca y le dirigí una expresión seria — Pruebe la piña, le encantará — Paró de reír — La gente de Hilaria es espontánea, por eso soy así, porque está en mi sangre, somos muy risueños y nos gusta tratar a todos con calidez, así no nos conozcamos — Observó a una persona que pasaba y la saludó, la mujer le devolvió el saludo como si la tratara desde hace tiempo — A excepción de los nobles, ellos prefieren seguir las normas de la realeza.
— Puedo notarlo, su gente es un animada, con un clima tan cálido como se podría estar tan amargado, veo que son afortunados — Acepté, dándole un punto a favor — En el norte nada es cálido, ni siquiera en verano y es complicado para las cosechas, incluso el agua de mar es tan helada que no se puede nadar en ellas.
Alzó las cejas — Es una pena, debe ser duro vivir allí.
— No tanto, también tiene cosas buenas.
— Pruebe la piña — Insistió, tomé un trozo y me lo llevé a la boca, era ácido y casi lo escupí cuando me cortó la lengua, otra carcajada salió de la Señorita Roguina cuando notó mi expresión, tragué a la fuerza.
— ¿Qué clase de fruta es esa? — Mi lengua se sentía como si le hubiera pasado una daga — Se siente como si me hubiera cortado la lengua — Me toqué para comprobar que no me tuviera sangre.
— No aguanta nada — Se burló y le lancé una mirada fulminante — Eso es lo que la hace especial.
— No se que es peor, el mango que se atora en los dientes o la piña que trata de asesinar — Dije y se rió.
— Está exagerando ¿Asesinar? ¿Una fruta?
Solté una carcajada — Admito que eso sonó raro... Pero sus frutas tropicales no me quitaron el calor.
— Vamos a las cascadas de por aquí cerca, podemos darnos un chapuzón — Propuso y me tensé ¿La Señorita Roguina bañándose en una cascada? De solo imaginarlo se me endureció.
— No, deberíamos regresar, se hará tarde.
— Todavía es temprano, además, no están muy lejos, unos diez minutos a caballo — Insistió tan testaruda.
— ¿Olvida que hay alguien que quiere atacarla?
— Para eso está usted, iré a la cascada, sino quiere acompañarme entonces espere aquí, señor aburrido — Se levantó y me levanté rápidamente.
— No voy a quedarme, si le sucede algo será mi responsabilidad.
— Entonces venga conmigo.
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Comments
Delfina Sánchez
jejeje Roguina aplica el dicho, las oportunidades no se esperan, se crean /Smile/
2025-03-07
0
Lesly Argumelo
Roguina es tremenda
2024-11-18
2
Margarita Mamani
y ahí vamos otra vez, esa cosa tiene vida propia 🤣🤣🤣
2024-09-13
4