Azrael bostezó, luchando contra el peso del sueño que amenazaba con cerrar sus ojos. Apenas pasaban de las ocho y la intensidad de su nueva vida en la academia le exigía una energía que aún no había conseguido dominar.
—Es comprensible que te sientas exhausto. Es crucial que ajustes tus hábitos para adaptarte rápidamente a este ritmo acelerado, como dormir ocho horas al día y mejorar tu alimentación —le aconsejó Zion con una paciencia paternal—. Vamos, te enseñaré el dormitorio —añadió con entusiasmo, tomando la muñeca de Azrael.
—Espera, yo... —Azrael intentó protestar, queriendo explicar que no era necesario, pero Zion ya la había arrastrado hasta los dormitorios.
Al llegar, Zion se detuvo en seco y observó el lugar con gesto severo. El cuarto era sencillo y silencioso, con varias camas alineadas. Sin embargo, no había ninguna cama disponible.
—Esto no puede estar sucediendo... —murmuró, golpeándose la frente con la palma de su mano libre—. A estas alturas ya deberían haber preparado tu cama —dijo con frustración, apretando inconscientemente el agarre en la muñeca de Azrael.
—Me estás haciendo daño —Azrael se quejó, soltándose con un tirón para captar su atención.
—Perdona, no me había dado cuenta —se disculpó Zion, su mirada todavía fija en el cuarto, como si tratara de conjurar una solución.
—Zion, no necesito una cama porque... —intentó explicar Azrael, pero una vez más, Zion la interrumpió.
—Tienes razón, no debo preocuparme por estas cosas _ reflexionó en voz alta.
—Sí, eso es lo que estoy tratando de... —Azrael intentó hablar, pero Zion siguió adelante.
—Puedes dormir a mi lado hasta que traigan tu cama. El espacio es pequeño, pero no importa. Las noches son frías, así que nos tendremos el uno al otro para calentar nuestros cuerpos —propuso Zion con una sonrisa reconfortante.
—¿Cómo llegas a conclusiones tan precipitadas? —Azrael preguntó, con los nervios a flor de piel y una indignación creciente ante la falta de escucha.
—Vamos, no seas tímido — insistió Zion, tomando nuevamente su muñeca. La llevó hasta su cama y la empujó con suavidad. — de todos modos, en este lugar no existe tal cosa como el espacio personal. ¿Nunca tuviste hermanos?_Se inclinó para acomodar las sábanas y mientras lo arropaba, Zion percibió un aroma dulce con notas cítricas emanando de Azrael y le susurró —: Hueles muy bien... — Luego se enderezó y tiró un poco de su remera para olfatearla. — Creo que yo necesito otra ducha. Ponte cómodo, volveré al rato — le indicó.
Azrael se sentía atrapada en una ola de confusión y desesperación. "¿Por qué no entiendes? No puedo compartir cama contigo. ¡Necesito hacerle entender!" rogaba en su mente—. Realmente no tienes que hacer esto por mí...
—Ni lo menciones. No puedo permitir que duermas en el suelo, te congelarías, y con lo frágil que es tu constitución, podrías enfermarte —insistió Zion.
—No, de verdad, no necesitas hacer esto —replicó Azrael, con la esperanza de ser escuchada.
—Si no lo hago yo, ¿quién más lo hará? Apenas has tenido tiempo de hablar con los demás y hacer amigos. Además, esos tipos son más reacios que yo. Dudo que alguno te ofrezca ayuda como esta —explicó Zion.
—Zion... —intentó Azrael una vez más, mientras lo veía alejarse, pero él no se detuvo y continuó su marcha—. "¿Por qué no me escucha?" —se lamentó interiormente, observando cómo se alejaba—. ¿Qué se supone que haga ahora? —murmuró, sintiendo cómo el peso de sus párpados la vencía—. "Estaba tan emocionado que no pude aclararle nada, y ahora, sin Rhys, ni siquiera sé cómo regresar a mi dormitorio" —reflexionó, justo antes de que la fatiga la venciera por completo.
El amanecer filtró sus rayos dorados a través de la ventana, bañando la habitación en una cálida luz. Linne abrió los ojos, desorientada, mientras los ecos de un sueño sobre Joey se desvanecían en su mente. A pesar de haber dormido profundamente toda la noche, se despertó sintiéndose exhausta y con el cuerpo sofocado por el calor. Aún enredada en las brumas del sueño, intentó levantarse, pero una presión firme en su cintura la detuvo. Sus ojos se ensancharon al girarse y encontrarse con el rostro sereno de Zion, quien dormía pacíficamente, envolviéndola con la sábana y abrazándola por encima. Linne trató de abrirse paso entre sus brazos con fuerza, buscando liberarse, pero fue inútil.
—¡Zion! —exclamó, su voz resonando en la quietud, mientras buscaba a alguien más que pudiera asistirla, pero parecían estar solos—. ¡Zion! —repitió, esta vez con más volumen.
—Por favor, no grites... me asustaste —murmuró Zion, aún somnoliento.
—¿Por qué diablos estás tan cerca? — Azrael le reprochó con urgencia.
—Azrael, te he dicho que no grites. Estoy justo a tu lado, me ensordeces —respondió Zion con un tono apagado.
—¡Suéltame ya! —demandó Azrael, comenzando a luchar por su libertad.
—No quiero —Zion replicó tercamente.
—¡Suéltame, loco!
—Es que me resulta demasiado cómico ver cómo reaccionas —admitió él con una sonrisa traviesa.
—Ya... me rindo, por favor, suéltame.
—No quiero, eres como un cargador humano.
—¿Has perdido la razón?
—Normalmente, usar mis poderes para crear una tormenta me deja agotado, y recuperarme suele llevarme tres días. Pero mientras dormías, me di cuenta de que al tocarte, mi energía empezó a regenerarse rápidamente. En unas horas más, estaré como nuevo. Imaginate podre crear lluvias sobre el campo de entrenamiento cada vez que queramos refrescarnos — pronuncio con entusiasmo — Es un gran trabajo en equipo ¿No crees?
—¿Qué hacen aún acostados? —la voz potente de Rhys irrumpió desde la puerta. Zion aflojó su agarre, y Azrael, aprovechando la oportunidad, se liberó. Ambos se pusieron de pie, uno al lado del otro, en posición de atención—. ¿Cómo pueden ser tan impuntuales? Apúrense, los espero en el campo de entrenamiento —ordenó Rhys antes de retirarse, dejando un silencio incómodo en la habitación.
Azrael se giró para enfrentar a Zion con una queja preparada, pero sus palabras se disiparon cuando lo vio vestido solo con uno boxer. Un grito escapó de su boca, desencadenando una reacción en cadena que hizo que él también gritara.
—Espera, ¿por qué estás gritando, Azrael? —preguntó Zion, claramente alterado.
—¿Por qué estás desnudo? —inquirió Azrael, cubriéndose los ojos.
—¡Por Dios, es en serio? —cuestionó él, desconcertado, levantando una ceja—. Pareces una niña pequeña.
—¿Estuviste abrazándome mientras estabas desnudo?
—¡NO ESTOY DESNUDO, DIOS MÍO, NO EXAGERES!
—¿Estás loco?
—Es más cómodo dormir así.
—Solo vístete de una vez —le gritó Azrael, arrojándole las sábanas para cubrirlo.
—De verdad pareces una niña. Cualquiera malinterpretaría esta situación —dijo él con una sonrisa pícara.
Azrael dejó escapar una sonrisa maliciosa—. ¿Y si te dijera que me gustan los hombres? ¿Seguirías siendo tan descuidado frente a mí?
—¿Por qué no lo había pensado antes? —Zion se rascó la cabeza—. Conseguir un novio aquí sería más fácil que una novia. La mayoría siempre me es infiel y no puedo saber qué hacen si paso todo el día aquí. Pero sería diferente con un novio nos veríamos todos los días y no tendría la necesidad de escaparme de este lugar. —dijo con una sonrisa maliciosa, recorriendo con la mirada a Azrael de arriba abajo.
Su escrutinio fue tan intenso que Azrael sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo—. ¡Estás verdaderamente loco!
—Fuiste tú quien comenzó. Vamos, apurémonos o Rhys nos hará el día imposible.
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Comments
Nan Nancy quinones
Muy buena me reí con Zion, que salidas jaja🥰🥰🥰🥰🥰
2024-12-09
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