Capitulo III Adelantaron la boda

Mientras el chófer conducía el auto me quedé mirando por la ventana, despidiéndome de mi casa y de las personas que me ayudaron, sobre todo en mi amiga Catia, no pude despedirme de ella, llegamos al aeropuerto y subimos a uno de estos aparatos, le tenía miedo solo que no tenía con quién hablarlo, Carolina me explico como abrochar el cinturón de seguridad, para disimular mi nerviosismo solo cerré los ojos y pensé en las cosas que más me gustaba hacer, es aparato del demonio este empezó a moverse y yo solo pude rezar para que no se cayera, cuando por fin despegó se sintió mucha paz y fue cuando abrí los ojos, observe por la ventana y lo que veía era realmente hermoso, desde esa distancia podía ver el pueblo como un punto en medio de la nada, podía ver las nubes tan de cerca, en mi cara se dibujó una sonrisa, era la primera vez que tenía una experiencia tan emocionante, olvide por un rato lo que estaba pasando en mi vida y solo me centre en el cielo.

Mauricio: quien te viera pensaría que es la primera vez que vuelas en avión.

Amanda: no molestes...

Iba a continuar discutiendo con él, cuando el avión empezó a moverse sin control, el piloto daba instrucciones de colocarse los cinturones de seguridad, yo estaba muy nerviosa y no sabía cómo ponerme está cosa, Mauricio se dio cuenta soltó su cinturón y se sentó a mi lado me ayudó a ponerme el cinturón y luego se puso el de él, en mi miedo le agarre la mano, así me quedé hasta que la turbulencia pasó.

Mauricio: puedes devolverme mi mano por favor.

Mire a su mano y vi la mía sosteniendo la de él, también le había enterrado las uñas, me sentí muy avergonzada y por un momento olvidé lo que estaba haciendo.

Amanda: lo siento mucho, te lastimé? Aquí debe haber kit de primeros auxilios yo te curo eso, de verdad lo siento, no sé qué me pasó, mejor a lo que lleguemos a la ciudad te llevo a un hospital, si mejor eso, que tal y se te infecta.

Cuando estaba nerviosa no paraba de hablar y solo decía incoherencias, levanté la vista y vi la cara de confusión de Mauricio, fue entonces que me di cuenta de mi comportamiento.

Amanda: lo siento mejor olvida esto, mejor me callo.

Mauricio: estás bien?

Amanda: por qué no habría de estarlo?

Mauricio: le temes al avión?

Amanda: obvio no, fue solo un lapso ya pasó.

Mauricio: si tú lo dices.

Mejor lo ignoré, está era la segunda metida de pata y apenas llevo una hora como Carolina. Al fin pisamos tierra, ya quería bajarme de este aparato del diablo.

Mauricio se bajó del avión y ni se molestó por esperarme, realmente era un idiota, tome mi bolso y baje por mi cuenta, nunca había necesitado de nadie y no lo iba a hacer ahora. Cuando salí a las escaleras estaba el chófer esperándome, me tendió su mano y me ayudó a bajar del avión, solo le sonreí y asentí con la cabeza.

Ya en el carro mi querido novio empezó a enviar mensajes, parecía un poco molesto así que mejor ni le hablaba, en eso sonó mi teléfono, decía mamá entonces debió ser la mamá de Amanda, Natalia Tejero.

Amanda: hola mamá.

Natalia: hija ya llegaste a la ciudad.

Amanda: así es, ya vamos en camino a la casa.

Natalia: muy bien hija, tu papá te tiene noticias.

Amanda: de que se trata?

Natalia: mejor que te lo diga él.

Amanda: ok nos vemos ahora.

Decirle mamá a una desconocida fue muy extraño, pero escuchar la voz de esa mujer lleno de alegría mi corazón.

Mauricio: por qué sonríes, acaso ya te dieron las buenas noticias?

Amanda: no es por ti, así que no molestes.

Mauricio: eres tan caprichosa, solo entiende una cosa no creas que porque nuestras familias adelantaron la boda voy a cambiar mi opinión de ti, te sigo odiando y jamás me fijaré en ti.

Amanda: que adelantaron, de que hablas?

Mauricio: no te hagas la víctima, sabes bien lo que estoy diciendo. Carlos apúrate no quiero seguir en el mismo lugar que esta mujer.

Adelantaron la boda y ahora que voy a hacer no puedo firmar un papel legal, eso sí me llevaría a la cárcel, Carolina lo siento debes regresar lo más pronto posible.

Agarre mi teléfono y empecé a enviarle mensajes a Carolina.

Amanda: tenemos que hablar

Amanda: contesta mis mensajes.

Amanda: es urgente.

Le envié muchos mensajes y ella no contestaba, donde se había metido, llegamos a una casa enorme, el chófer me ayudó a sacar mis maletas, le di las gracias y seguí mi camino, al entrar unas señoras me saludaron.

Francisca el ama de llaves: buenas tardes, señorita.

Amanda: buenas tardes, Francisca.

Me sé los nombres de todos los empleados de la casa, Carolina me los enseñó.

Amanda: donde está mi mamá.

Francisca: en el estudio con el señor, la están esperando.

No sabía dónde estaba el estudio, eso me puso nerviosa hasta que Francisca le dijo a una muchacha que llevara los cafés al estudio, así que la seguí.

Entre al estudio con la muchacha y sentado frente a un escritorio había un señor de cabello blanco, se veía tan imponente mi corazón se aceleró y del otro lado una señora estaba de espaldas, pero al sentir su aura me di cuenta que era la mamá de Carolina, pues eran iguales en aquel aspecto.

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