Capítulo 20

El mago me lleva a un lugar oscuro y misterioso, rodeado de símbolos antiguos y extraños. Puedo sentir la energía del hechizo en el aire, es como una carga eléctrica que me hace sentir la piel de gallina.

—Esto es el corazón del hechizo—, dice el mago. —Aquí es donde debes absorber la energía y detenerlo.

Me acerco al centro del círculo, puedo sentir la energía aumentando. Corté la palma de mi mano y derrame un par de gotas de sangre en el centro. De repente, una luz blanca y brillante me envuelve, y siento una sensación de calor que me llena el cuerpo.

—Absorbe la energía, Sofía—, dice el mago. —Detén el hechizo.

Me concentro en la energía, puedo sentir que está fluyendo a través de mí. Me siento llena de poder, como si pudiera hacer cualquier cosa.

De repente, la energía se detiene, y la luz blanca desaparece. Me siento un poco mareada, pero sé que lo hice. Detuve el hechizo.

El mago se acerca a mí, sonriendo. —Lo hiciste, Sofía. Eres una verdadera heroína. Nos salvaste.

Pero de repente, escucho una voz detrás de mí.

—No tan rápido, mago.

Me vuelvo y veo a Selko, con una mirada furiosa en su rostro.

—¿Qué has hecho, Sofía?

Me siento un poco confundida.

—Pensé que era lo correcto. Pensé que estaba ayudando. Me dijo que si lo hacía los salvaría, no solo a ustedes sino a los humanos

Selko sacude la cabeza.

—No sabes lo que has hecho. Te ha engañado. Con este hechizo se destruyó la barrera de Peace. Ahora estamos indefensos.

Me siento un poco horrorizada.

—¿Qué quieres decir?

Selko se acerca a mí, su mirada intensa.

—El hechizo era lo que mantenía a los cazadores humanos a raya. Sin él, estamos expuestos a su ataque.

Me siento un poco asustada.

—¿Qué podemos hacer? Pensé que estaba ayudando, lo siento.

Selko sacude la cabeza.

—No lo sé. Pero debemos encontrar una manera de protegernos. Antes de que sea demasiado tarde.

De repente, escucho un ruido detrás de mí. Me vuelvo y veo a los humanos, armados y listos para atacar.

—Es demasiado tarde—, dice Selko. —Han encontrado nuestro escondite.

Me siento un poco desesperada.

—¿Qué podemos hacer? ¿Cómo podemos detenerlos?

Selko me mira con una mirada determinada. —Vamos a luchar. Solo podemos defendernos.

Me siento un poco inspirada por su valentía.

—Estoy contigo—, le digo. —Vamos a luchar.

Y con eso, nos preparamos para enfrentar a los humanos. Sabemos que será una batalla difícil, pero estamos dispuestos a luchar por nuestra supervivencia.

La batalla es intensa y caótica. Los humanos son numerosos y están bien armados. Selko lucha con valentía, pero es herido por una flecha envenenada. Me siento desesperada al verlo caer al suelo.

—¡Selko! ¡No!—, grito, corriendo hacia él.

Pero es demasiado tarde. Los cazadores humanos nos superan en número y nos obligan a retroceder. La mayoría de los vampiros mujeres y los cazadores también caen heridos o muertos.

Me siento sola y desesperada, rodeada de enemigos. Pero entonces, recuerdo las palabras de Selko:

—Vamos a luchar.

Me levanto, decidida a seguir luchando. Pero es demasiado tarde. Los humanos me rodean y me apuntan con sus armas.

—¡Ríndete!—, me gritan.

Me siento un poco desesperada, pero entonces, escucho un ruido detrás de mí. Me vuelvo y veo a Roy, Olivia y el chico desconocido, que han llegado para ayudarme.

—¡No te rindas!—, me grita Roy. —¡Vamos a luchar juntos!

Me siento un poco esperanzada al ver a mis amigos llegar para ayudarme. Juntos, podemos hacer algo para cambiar el curso de la batalla.

—¡Vamos a luchar!—, les grito, levantando mis manos para mostrar mis garras.

Mis amigos me siguen, y juntos nos lanzamos contra los humanos. La batalla es intensa, pero estamos decididos a proteger nuestro hogar.

Después de lo que parece una eternidad, logramos repeler a los humanos y obligarlos a retroceder. Estamos exhaustos, pero hemos ganado.

Me acerco a Selko, que yace herido en el suelo. Me siento desesperada al verlo sufrir.

—¡Selko! ¡Por favor, no te mueras!—, le grito, tomándolo en mis brazos.

Selko abre los ojos y me mira con una sonrisa débil.

—Lo siento, Sofía... No pude protegerte...—, me dice, con una voz débil.

Me siento un poco desesperada, pero entonces, recuerdo las palabras del mago:

—Eres la elegida.Tu sangre es especial. Puedes absorber la energía del hechizo y detenerlo.

Me doy cuenta de que puedo usar mi sangre para salvar a Selko.

—¡No te preocupes, Selko! ¡Voy a salvarte!—, le grito, mordiéndome el brazo para obtener mi sangre.

Le ofrezco mi sangre a Selko, y él bebe con avidez. Poco a poco, comienza a recuperarse. Sin embargo, siento como mi corazón se debilita, mi latido se vuelve más débil como si la vida se me estuviera escapando, era tan diferente de la última vez que le di para que se recupere. Pero, ¿a qué se debía este cambio? Al contemplar la luna en el cielo y recordar que hace poco estaban realizando una ceremonia para elegir al próximo rey vampiro. Me di cuenta de que quizás mi identidad como sacrificio aún seguía latente. Tal vez por eso me sentía tan débil.

Sin embargo, me siento un poco aliviada al verlo mejorar. Pero entonces, escucho un ruido detrás de mí.

Me vuelvo y veo al mago, que nos observa con una mirada intensa.

—¿Qué has hecho, Sofía?—, me pregunta, su voz llena de sorpresa.

Me siento un poco confundida.

—¿Qué quieres decir? Le di mi sangre a Selko para salvarlo.

El mago asiente.

—Sí, lo sé. Pero no sabes lo que has desencadenado. Tu sangre tiene poderes que no puedes imaginar.

Me siento un poco intrigada. —¿Qué quieres decir?—

El mago se acerca a mí. —Tu sangre es la clave para desbloquear el verdadero poder de los vampiros. Y ahora, Selko es el portador de ese poder.

Me siento un poco asustada.

—¿Qué significa eso?

El mago sonríe.

—Significa que Selko es ahora el más poderoso de todos los vampiros. Y tú, Sofía, eres su sacrificio.

Me siento un poco abrumada por la responsabilidad. Pero también me siento decidida a proteger a Selko.

—Estoy lista—, le digo al mago. —Estoy lista para enfrentar lo que venga. Selko no es malo, él no es como los demás, él me ama.

El mago asiente.

—Ya veremos..

Selko se levanta, sus ojos rojos brillando con una intensidad inhumana. La atmósfera se vuelve densa y pesada, como si el aire mismo estuviera cargado de electricidad.

Los vampiros a su alrededor se arrodillan, como si estuvieran en presencia de un dios. Los humanos, por otro lado, parecen paralizados por el miedo.

—¿Qué... qué le has hecho?—, le pregunto al mago, retrocediendo un paso.

El mago sonríe.

—Le he dado el poder que siempre debió tener. El poder de un verdadero rey vampiro.

Selko comienza a caminar hacia mí, sus ojos rojos fijos en los míos. Me siento un poco asustada, pero también atraída por su poder.

—Selko, ¿qué pasa contigo?—, le pregunto, tratando de mantener la calma.

Selko no responde. En su lugar, se acerca a mí y me toma en sus brazos. Me siento envuelta en su abrazo, como si estuviera en un torbellino de pasión y poder.

De repente, escucho una voz en mi mente.

—Sofía, soy yo, Selko. Estoy aquí, pero también estoy más allá. Estoy en un lugar donde el poder y la sed me consumen.

Me siento un poco confundida.

—¿Qué quieres decir?

—Quiero decir que soy el rey de los vampiros ahora. Y tú, Sofía, eres mía.

Selko se vuelve hacia los humanos, sus ojos rojos brillando con una intensidad inhumana. Su voz es profunda y resonante, como un trueno en la distancia.

—Humanos—, dice, —si quieren seguir vivos, deben irse. Ahora. No me atenderé a las consecuencias si se quedan.

Los humanos se miran entre sí, aterrorizados. Algunos de ellos intentan retroceder, pero sus pies parecen clavados en el suelo.

—¿Qué... qué vas a hacer?—, tartamudea uno de ellos.

Selko sonríe, mostrando sus colmillos afilados. —No se preocupen por lo que voy a hacer. Estén preocupados por sus vidas. Si se quedan, morirán.

Los humanos no necesitan más advertencias. Dan la vuelta y corren, abandonando sus armas y sus pertenencias. Selko los observa irse, una sonrisa satisfecha en su rostro.

—Ahora—, dice, volviéndose hacia mí, —estamos solos. Y podemos empezar nuestro reinado.

Me siento un poco asustada por su intensidad, pero también emocionada por lo que está por venir.

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Comments

Betty Saavedra Alvarado

Betty Saavedra Alvarado

Sofia tienes que ser fuerte no tienes porqué dejarte humillar de Selko no eres su mascota

2023-11-22

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