Capítulo 16

Después de horas de viaje, finalmente llegamos al pueblo vecino. La noche ha caído y las luces de las casas y las calles iluminan el camino. Selko conduce el auto hacia el centro del pueblo y se detiene frente a una cabaña acogedora.

—Vamos a alojarnos aquí—, dice, apagando el motor.

Me bajo del auto y miro alrededor. La cabaña parece tranquila y segura, rodeada de árboles y un jardín bien cuidado.

Selko se baja del auto y se acerca a mí.

—Vamos—, dice, ofreciéndome su brazo.

Entro en la cabaña con él y me sorprende lo acogedora que es. Hay una chimenea encendida y las habitaciones están decoradas con muebles rústicos y cojos.

Selko me muestra mi habitación y me deja sola por un momento para que me instale. Me siento un poco cansada después del viaje, pero también me siento segura y protegida con Selko cerca.

Después de un rato, bajo a la sala y encuentro a Selko sentado en el sofá, mirando el fuego. Me siento a su lado y él me pasa su brazo por los hombros.

—¿Estás cansada?— me pregunta, mirándome con preocupación.

Asiento, sintiendo el calor de su brazo y la tranquilidad de la cabaña.

—Un poco—, respondo.

Selko sonríe y me atrae hacia sí.

—Puedes descansar—, dice. —Estás segura aquí.

De repente, escuchamos una turbulencia afuera. Selko se pone tenso y me mira con una expresión seria.

—¿Qué es eso?— pregunto, sintiendo un poco de miedo.

Selko se levanta del sofá y se acerca a la ventana. Mira afuera y luego se vuelve hacia mí.

—Nos encontraron—, dice, su voz baja y grave.

Me siento un escalofrío correr por mi espalda.

—¿Quiénes?— pregunto, aunque ya sé la respuesta.

—Los vampiros de Peace—, responde Selko. —Deben haber seguido nuestro rastro.

Me siento un poco aterrada. No pensé que nos encontrarían tan pronto.

Selko se acerca a mí y me toma la mano.

—No te preocupes—, dice. —Estoy aquí para protegerte.

Pero puedo ver la preocupación en sus ojos. Sabe que estamos en peligro.

—¿Qué vamos a hacer?— pregunto, tratando de mantener la calma.

Selko mira alrededor de la habitación, como si estuviera buscando algo. Luego, me mira a mí.

—Tenemos que irnos—, dice. —Ahora.

Los tres vampiros aparecen en la puerta de la cabaña, sus ojos brillando en la oscuridad. Selko se pone delante de mí, protegiéndome con su cuerpo.

—Selko, regresa con nosotros—, dice uno de los vampiros, su voz baja y amenazante. —Si no lo haces, serás considerado un traidor.

Selko se niega, su mandíbula apretada en una línea dura.

—No regresaré—, dice. —No dejaré que le pongan un dedo a Sofía.

Los vampiros se acercan, sus movimientos fluidos y peligrosos.

—Tienes que regresar—, insiste el vampiro que habló antes. —Eres uno de los nuestros.

Selko sacude la cabeza.

—No soy uno de ustedes—, dice. —No soy un asesino.

Los vampiros se detienen, sus ojos brillando con una luz peligrosa.

—Entonces eres un traidor—, dice el vampiro, su voz llena de veneno.

Selko se pone más derecho, listo para defenderse.

—No me importa lo que digas—, dice. —No regresaré con vosotros.

Los vampiros se lanzan hacia adelante, sus dientes afilados brillando en la oscuridad. Selko se prepara para defenderse, su cuerpo tenso y listo para la lucha.

Selko lucha con los vampiros, su cuerpo moviéndose con una velocidad y agilidad sobrenaturales. Los vampiros son fuertes y rápidos, pero Selko es un oponente formidable.

Mientras tanto, mi madre y yo miramos la batalla con preocupación. Mi madre está pálida y temblorosa, pero yo estoy más enfadada que asustada. No puedo creer que los vampiros de Peace hayan encontrado a Selko y estén atacándolo.

—Selko, ten cuidado—, grito, pero él no puede oírme. Está demasiado concentrado en la lucha.

Los vampiros son numerosos y Selko está empezando a cansarse. Puedo ver la fatiga en sus ojos, pero sigue luchando con todas sus fuerzas.

De repente, uno de los vampiros logra golpear a Selko en el pecho, enviándolo volando hacia atrás. Selko cae al suelo, jadeando para recuperar el aliento.

Mi madre y yo gritamos al mismo tiempo, preocupadas por Selko. Los vampiros se acercan a él, listos para darle el golpe de gracia.

Pero Selko se levanta, su mirada feroz y determinada.

—No me rendiré—, dice, y se lanza hacia adelante, listo para seguir luchando.

Selko logra ganar la batalla, pero a costa de serias heridas. Los vampiros yacen en el suelo, derrotados, pero Selko está malherido. Se cae de rodillas, jadeando para recuperar el aliento.

Mi madre y yo corremos hacia él, preocupadas por su estado. Cuando veo sus heridas, me echo a llorar. Tiene cortes profundos en el pecho y la espalda, y su ropa está empapada en sangre.

—Selko, no—, lloro, arrodillándome a su lado. —Por favor, no te mueras.

Mi madre me abraza, tratando de consolarme, pero yo estoy demasiado preocupada por Selko. Le tomo la mano, rogándole que se recupere.

Selko abre los ojos, mirándome con una sonrisa débil.

—Estoy bien, Sofía—, dice, su voz débil. —No te preocupes por mí.

Pero yo sé que no está bien. Puedo ver la gravedad de sus heridas, y sé que necesita ayuda urgente.

—Mi madre, tenemos que hacer algo—, le digo, mirándola con desesperación. —Tenemos que salvarlo.

Mi madre asiente, y juntas tratamos de curar las heridas de Selko. Pero sé que no será fácil. Las heridas son profundas, y Selko ha perdido mucha sangre. No sé si podremos salvarlo.

Mi madre y yo tratamos de curar las heridas de Selko, pero es claro que necesita algo más. Necesita sangre.

—Selko, bebe mi sangre—, le digo, ofreciéndole mi muñeca.

Selko me mira horrorizado. —No, Sofía—, dice, sacudiendo la cabeza. —No puedo hacer eso.

Pero yo insisto.

—Selko, por favor—, le digo. —Necesitas mi sangre para recuperarte.

Selko sigue negándose, pero puedo ver la debilidad en sus ojos. Sabe que necesita mi sangre para sobrevivir.

Finalmente, después de lo que parece una eternidad, Selko acepta. Se inclina hacia adelante y bebe mi sangre, succionando con una avidez que me hace estremecer.

Puedo sentir su energía aumentando, su cuerpo fortaleciéndose con cada sorbo. Sé que estoy haciendo lo correcto, aunque sea difícil de ver.

Después de un rato, Selko se detiene, satisfecho. Me mira con una expresión de gratitud, y puedo ver la vida returning a sus ojos.

—Gracias, Sofía—, dice, su voz llena de emoción. —Te debo la vida.

Yo sonrío, aliviada de que esté mejor.

—No me debes nada—, le digo. —Solo quería ayudarte.

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Comments

Betty Saavedra Alvarado

Betty Saavedra Alvarado

Adan ama s Carlota la elegio se irán de Peace Sofia no respetas a Selko el con su padre están locos todo lo hacen con violencia no sabes lo que te espera

2023-11-21

3

Kim Nava

Kim Nava

Selko por que hace eso solo dejala irse Sofía nunca estuvo de acuerdo en estar ahi

2023-11-21

1

Eudy Brito

Eudy Brito

Selko pagará con creces todo lo que está haciendo 😤😤😤

2023-11-21

1

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