Capítulo 13

Mientras conducíamos, no podía dejar de mirar a Selko. Me había ayudado a escapar de Peace, y había arriesgado su vida por mí.

—¿Por qué me ayudaste?—, le pregunté, curiosa.

Selko me miró, y sonrió.

—Te dije que tengo curiosidad por el mundo humano—, respondió. —Y también quería ayudarte.

Me sentí conmovida por sus palabras. Nadie había arriesgado tanto por mí antes.

—Gracias—, le dije, sinceramente. —Te debo una.

Selko negó con la cabeza.

—No me debes nada—, dijo. —Solo confía en mí, y juntos saldremos adelante.

Decidí confiar en él, y me sentí aliviada al hacerlo. Por primera vez en mi vida, sentía que tenía a alguien en quien podía confiar.

—¿Qué pasará ahora?—, le pregunté, curiosa.

Selko sonrió.

—Ahora, empezamos una nueva vida—, respondió. —Juntos.

No le encontré divertida las palabras de Selko, y mi expresión debió mostrarlo. Selko dejó de bromear y se sinceró conmigo.

—Sofía, lo siento—, dijo, con seriedad. —No era mi intención hacerte reír. La verdad es que... ahora soy un traidor.

Me miró con intensidad.

—Ayudarte a escapar me convierte en un traidor para los ojos de Peace. Seremos buscados hasta debajo de las tierras.

Me sentí un escalofrío correr por mi espalda. No había pensado en las consecuencias de nuestras acciones.

—Debemos alejarnos de Peace rápidamente—, continuó Selko. —No podemos permitir que nos encuentren.

Asentí, entendiendo la gravedad de la situación. Selko me miró, y vi una determinación en sus ojos.

—Confía en mí, Sofía—, dijo. —Juntos, podemos hacerlo.

—¿Por qué me estás ayudando?—, le pregunté, curiosa.

Selko endureció la mirada mientras conducía, y su expresión se volvió intensa.

—Mi existencia no tiene sentido—, dijo, con voz baja. —No tengo un propósito, no tengo nada que me haga sentir vivo.

Me miró, y vi una sombra de duda en sus ojos.

—Pero cuando te vi luchar por vivir, no pude evitar cuestionarme mi propia vida—, continuó. —Y... no sé lo que siento por ti, Sofía. Pero quiero que vivas.

Me sonrojé, sorprendida por su confesión. No esperaba que Selko fuera tan honesto conmigo.

—Selko, no...—, comencé a decir, pero él me interrumpió.

—No importa, Sofía—, dijo. —No es relevante en este momento. Lo que importa es que estás viva, y que debemos mantenerlo así.

Decidí cambiar de tema, ya que el amor estaba lejos de ser relevante para mí en ese momento. Mi vida corría peligro, y debía enfocarme en sobrevivir.

—¿Dónde vamos?—, le pregunté, intentando sonar calmada.

Selko me miró, y su expresión se suavizó.

—Vamos a un lugar seguro—, respondió. —Donde podamos escondernos y planear nuestro próximo movimiento.

Me sentía temerosa sobre el futuro, pero por alguna razón, me sentía segura al lado de Selko. Miré a mi madre, que dormitaba en mi regazo, con emociones encontradas.

Pero entonces, el ruido de la música por los altavoces me distrajo. Era una canción alegre y pegajosa, y no pude evitar sonreír. Luego, suelto una carcajada.

Selko me miró, sorprendido.

—¿Por qué te ríes?—, me preguntó.

Me encogí de hombros, aún riendo.

—Hace mucho que no escuchaba música—, respondí.

Selko frunció el ceño.

—Pero esta música es basura—, dijo, sonriendo.

Me reí aún más.

—No importa—, dije. —Me gusta.

Selko sacudió la cabeza, pero sonreía.

—Eres extraña, Sofía—, dijo.

Me sentí bien, por primera vez en mucho tiempo. La música me había hecho olvidar mis miedos, al menos por un momento. Y estar al lado de Selko me hacía sentir segura. Miré a mi madre, que seguía durmiendo, y luego a Selko. Me sentí agradecida por su presencia en mi vida.

Me sentí cansada y cerré los ojos, dejando que el ruido del auto me adormeciera. Pero en lugar de descansar, me encontré en un lugar oscuro y tétrico.

Estaba de pie en una habitación grande y vacía, con paredes de piedra fría y un techo alto que parecía perderse en la oscuridad. La única luz provenía de unas velas que ardían en el fondo de la habitación, proyectando sombras siniestras en las paredes.

Sentí un miedo creciente al ver a varias personas con capuchas orando en un círculo alrededor de mí. Sus voces eran bajas y monótonas, pero podía sentir la intensidad de sus palabras.

De repente, una figura emergió de la oscuridad. Era un hombre alto y delgado, con ojos que parecían ver a través de mí. Me miró con una sonrisa cruel y extendió su mano hacia mí.

—Es hora—, dijo, su voz como un susurro en mi oído. —Es hora de que seas sacrificada.

Me sentí aterrada, tratando de retroceder, pero mis pies parecían clavados en el suelo. Las personas con capuchas se acercaron a mí, sus manos extendidas para agarrarme.

Intenté gritar, pero mi voz se perdió en la oscuridad. Me sentí completamente sola y desamparada, sin nadie que pudiera ayudarme.

Y entonces, todo se volvió negro.

Me desperté con un sobresalto, jadeando, y me encontré de nuevo en el auto, al lado de Selko y mi madre. Me sentí aliviada de que solo hubiera sido un sueño, pero el miedo seguía latente en mi corazón.

Selko me miró con preocupación.

—¿Tuviste una pesadilla?—, me preguntó.

Asentí, aún tratando de recuperarme del sueño.

—Sí—, dije. —Soñé que me sacrificaban.

Selko frunció el ceño.

—¿Qué pasó en el sueño?—, me preguntó.

Le conté todo, desde la habitación oscura hasta la figura con ojos crueles. Selko escuchó atentamente, su expresión cada vez más seria.

—Quizás—, dijo cuando terminé, —tu sangre como la Elegida te está mostrando lo que te pasará en el futuro.

Me sentí un escalofrío correr por mi espalda.

—No quiero morir—, dije, con voz temblorosa.

Selko me miró con determinación.

—No te preocupes, Sofía—, dijo. —Te protegeré. No dejaré que te pase nada.

Me sentí un poco mejor al escuchar sus palabras. Sabía que Selko haría todo lo posible para mantenerme a salvo.

—Gracias—, dije, con voz suave.

Selko sonrió ligeramente.

—No necesitas agradecerme—, dijo.

—Selko, eres tan extraño—, dije, mirándolo con curiosidad.

Selko se encogió de hombros.

—¿Por qué lo dices?—, preguntó.

—No lo sé—, respondí. —Pero por alguna razón, quiero confiar en ti.

Selko me miró con una sonrisa ligeramente irónica.

—No estoy seguro de si eso es algo bueno o malo—, dijo.

Me reí.

—No lo sé tampoco—, dije. —Pero siento que puedo confiar en ti.

Selko asintió.

—Puedes confiar en mí, Sofía—, dijo. —Te prometo que haré todo lo posible para mantenerte a salvo.

Me sentí un poco mejor al escuchar sus palabras. Sabía que Selko era un misterio, pero también sabía que estaba dispuesto a ayudarme.

—Gracias—, dije, con voz suave.

Selko me miró con una sonrisa suave. —No necesitas agradecerme—, dijo. —Estoy aquí para ti, Sofía.

Más populares

Comments

Estef.G 😍😍

Estef.G 😍😍

con cada capítulo que pasa y aparece la "mamá " la odio mas... espero en verdad que sofia se haga respetar y no ceda a los caprichos de esa señora. si al final sofia se convierte en vampiro me decepcionaria enormemente

2023-12-03

1

Natalit

Natalit

pobre sofi su madre debería de entenderla y más que es algo que ella no quiere no entiendo porque la obliga a seguir ahí

2023-11-14

2

Betty Saavedra Alvarado

Betty Saavedra Alvarado

Carlota tendrá que aceptar tu decisión de ser una vampiro o no es un trato entre ustedes ahora a seguir en la lucha por tu supervivencia

2023-11-14

1

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play