Capítulo 6

Llegué al colegio y busqué a Olivia en busca de respuestas. La encontré en el patio, sola, y me acerqué a ella.

—Olivia, necesito preguntarte algo—, le dije, mirándola a los ojos. —¿Sabes cómo puedo escapar de Peace?

Olivia se mostró temerosa ante mi pregunta. Miró a su alrededor, como si temiera que alguien la estuviera escuchando.

—Sofía, no puedo hablar de eso—, me dijo, bajando la voz.

—¿Por qué no?—, le pregunté, insistiendo.

Olivia suspiró y me miró con tristeza.

—Sofía, al menos tú nunca podrás salir de Peace—, me dijo.

Me sentí como si me hubieran golpeado.

—¿Qué quieres decir?—, le pregunté, confundida.

Olivia se acercó a mí y me habló al oído.

—Peace es un lugar... especial. Un lugar donde las personas no pueden salir. Y tú, Sofía, eres una de ellas.

Me sentí horrorizada.

—¿Qué quieres decir?—, le pregunté de nuevo.

Pero Olivia solo me miró y se alejó, dejándome con más preguntas que respuestas.

Fui detrás de Olivia, pero tocaron el timbre y tuve que ir a clases. Me dirigí al aula, pensando en lo que Olivia me había dicho. ¿Qué quería decir con que no podía salir de Peace?

Al entrar en el aula, noté que el ambiente era un poco tenso. Los demás estudiantes me miraban con desconfianza, y la profesora me lanzó una mirada severa.

Me senté en mi lugar, intentando ignorar la tensión. Pero no podía evitar sentirme incómoda. Algo estaba pasando, algo que no entendía.

La profesora comenzó a hablar, pero yo no podía concentrarme. Mi mente estaba en lo que Olivia me había dicho, y en la sensación de que algo estaba mal.

De repente, la profesora se detuvo y me miró.

—Sofía, ¿puedes venir aquí un momento?—, me pidió.

Me levanté, sintiendo que algo estaba mal. ¿Qué quería la profesora de mí?

La profesora se acercó a mí y me preguntó:

—Sofía, ¿estás bien? Tu tez se ve muy pálida.

Negué con la cabeza, sintiendo que me faltaba el aire. La profesora me miró con preocupación y me dijo:

—Creo que deberías ir a la enfermería. Ahora mismo.

Asentí, sintiendo que me iba a desmayar. La profesora me acompañó hasta la enfermería, que estaba ubicada en el otro lado del colegio.

Al entrar, vi a la enfermera, que me sonrió amablemente.

—¿Qué pasa, Sofía?—, me preguntó.

La profesora le explicó lo que había pasado y la enfermera me pidió que me acostara en la camilla. Me tomó el pulso y me miró con preocupación.

—Sofía, tienes una frecuencia cardíaca muy baja—, me dijo. —Y tu piel está fría. ¿Te duele algo?

Negué con la cabeza, sintiendo que me iba a dormir. La enfermera me cubrió con una manta y me dijo:

—Voy a llamar a tu madre. Necesitas ir a casa y descansar.

Mientras estaba acostada en la camilla, comencé a sentir una sensación extraña. Era como si mi mente estuviera viajando a un lugar lejano, un lugar que había visitado antes.

De repente, me encontré corriendo en el bosque, huyendo de algo terrorífico. Pero no era la primera vez que lo hacía. Era como si hubiera corrido por ese bosque docenas de veces antes.

Los árboles parecían cerrarse a mi alrededor, y el miedo me golpeaba con fuerza. Pero no podía escapar. Siempre había algo detrás de mí, algo que me perseguía sin descanso.

Me di cuenta de que esos recuerdos no eran de mi vida actual. Eran recuerdos de una vida lejana, de algo que había sucedido en el pasado. Pero ¿por qué los recordaba ahora?

La enfermera me sacó de mi trance, preguntándome si me encontraba bien. Asentí, intentando recuperar mi respiración. Pero sabía que algo estaba sucediendo dentro de mí. Algo que estaba conectado con mi pasado, con mi conexión con Peace.

¿Qué estaba pasando conmigo?

Cuando llegamos a la mansión, mi madre se mantuvo callada todo el trayecto. Mis pensamientos eran caóticos, intentando entender qué estaba sucediendo.

Pero cuando entramos en la mansión, me di cuenta de que no podía guardar silencio por más tiempo. Me enfrenté a mi madre y le pregunté:

—¿Por qué me trajiste aquí? ¿Por qué no puedo irme?

Mi madre me miró con una expresión triste y me dijo:

—Sofía, eres la elegida.

—¿La elegida para qué?—, le pregunté, confundida.

—Para ser entregada como ofrenda al próximo rey vampiro—, me respondió, con una voz baja.

Me sentí como si me hubieran golpeado.

—¿Qué quieres decir?—, le pregunté, intentando entender.

—Los vampiros necesitan una ofrenda para mantener su poder—, me explicó mi madre. —Y tú has sido elegida para ser esa ofrenda. Por eso debes convertirte en vampiro, para ser digna de ser entregada al rey.

Me sentí horrorizada.

—¿Y por qué yo?—, le pregunté, intentando encontrar una salida.

—Porque eres la hija de un vampiro—, me respondió mi madre. —Y porque tienes un destino especial.

Me di cuenta de que mi madre estaba mintiendo, que había algo más detrás de todo esto. Pero no sabía qué.

Subí a mi habitación y me eché en la cama, llorando desconsoladamente. Mientras pensaba en las palabras de mi madre, pude entender la razón por la que nunca hablaba de mi padre. Era un vampiro, y ella no quería que yo supiera la verdad sobre mi linaje.

También entendí la razón por la que nunca me enfermaba. Era porque tenía sangre de vampiro en mis venas. Me sentí confundida y asustada, sin saber qué hacer.

Pensé en todo lo que había sucedido desde que llegué a Peace. Los vampiros que me rodeaban, la sensación de que algo estaba sucediendo en el pueblo. Y ahora, la verdad sobre mi pasado.

Me sentí como si mi mundo se hubiera vuelto del revés. No sabía quién era yo realmente, ni qué destino me esperaba. Pero sabía que no podía aceptar la idea de convertirme en vampiro y ser entregada como ofrenda.

Tenía que encontrar una manera de escapar, de huir de Peace y de mi destino. Pero no sabía cómo.

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