Capítulo 19

De repente, un grito resuena en la sala.

—¡Invasión! ¡Estamos siendo atacados!

Los vampiros se detienen en seco, mirándose unos a otros con sorpresa y alarma. El líder vampiro se adelanta, su rostro tenso.

—¿Qué pasa?—, grita.

Un vampiro entra corriendo en la sala.

—¡Es el ejército de los humanos!—, grita. —Han descubierto nuestra ubicación y están atacando.

La sala se llena de caos. Los vampiros corren en todas direcciones, algunos preparándose para la batalla, otros tratando de huir.

Selko se acerca a mí, su rostro preocupado.

—Sofía, debemos salir de aquí—, me dice. —Ahora.

Me siento un poco aturdida, pero Selko me toma de la mano y me arrastra fuera de la sala. Los demás candidatos nos siguen, junto con algunos vampiros más.

¿Qué pasará ahora? ¿Podrán los vampiros defenderse contra el ejército humano? ¿Y qué papel jugaré yo en todo esto?

Selko me mira con una expresión sombría.

—Sofía, debes saber que no podremos eliminar a todos los vampiros. Este plan siempre fue suicida.

Me siento un poco desanimada al escuchar sus palabras. Pero antes de que pueda responder, Roy y Olivia aparecen corriendo.

—¡Selko! ¡Sofía! ¡Algo extraño está sucediendo!—, grita Roy.

Olivia se une a él.

—La mayoría de los vampiros se están volviendo cenizas. No sabemos qué está pasando.

Me siento confundida.

—¿Qué quieres decir? ¿Por qué se están volviendo cenizas?

Roy sacude la cabeza.

—No lo sabemos. Pero es como si algo estuviera absorbiendo su energía vital.

Selko se encoge de hombros.

—No sé qué está pasando. Pero debemos encontrar una manera de detenerlo. Antes de que sea demasiado tarde.

Me siento un poco asustada. ¿Qué está pasando en Peace? ¿Qué fuerza misteriosa está detrás de la desaparición de los vampiros?

De repente, Erwin aparece detrás de nosotros, su rostro pálido y su mirada vacía.

—¿Qué... qué está pasando?—, tartamudea.

Selko se vuelve hacia él.

—Erwin, ¿qué sabes sobre esto?

Erwin sacude la cabeza.

—N-no sé... Pero siento que algo me está llamando... Algo oscuro...

De repente, Erwin se desploma al suelo, su cuerpo comenzando a desintegrarse en cenizas. Me siento horrorizada.

—¡Erwin! ¡No!—, grita Roy, intentando alcanzarlo.

Pero es demasiado tarde. Erwin se ha ido, convertido en cenizas.

Olivia se vuelve hacia nosotros, su rostro lleno de miedo.

—¿Qué está pasando? ¿Qué es esto?

Selko sacude la cabeza.

—No lo sé... Pero debemos encontrar una manera de detenerlo... Antes de que sea demasiado tarde.

Me siento un poco desesperada. ¿Qué está pasando en Peace?

De repente, el chico desconocido que estaba entre los candidatos al trono vampiro se acerca a nosotros.

—Creo que sé qué está pasando—, dice con una voz baja y misteriosa.

Selko se vuelve hacia él.

—¿Qué sabes?

El chico mira a su alrededor nerviosamente antes de responder.

—Creo que es el resultado de un hechizo antiguo... Un hechizo que absorbe la energía vital de los vampiros.

Roy frunce el ceño.

—¿Un hechizo? ¿Quién podría haberlo lanzado?

El chico se encoge de hombros.

—No lo sé... Pero creo que está relacionado con la invasión humana.

Quizás está era la razón por la que el cura se mostraba confiado.

Olivia se vuelve hacia nosotros, su rostro lleno de determinación.

—Entonces debemos encontrar una manera de romper el hechizo... Y detener a los humanos.

Selko asiente.

—Estoy de acuerdo... Pero necesitaremos toda nuestra fuerza y astucia para lograrlo.

Selko se vuelve hacia mí.

—Sofía, necesitamos tu ayuda. Tu conexión con el mundo humano puede ser clave para descubrir quién está detrás del hechizo.

Me siento un poco nerviosa, pero asiento.

—Estoy lista para ayudar. ¿Qué necesito hacer?

Selko sonríe.

—Necesitamos que te infiltres en el campamento humano y descubras quién es el responsable del hechizo.

Roy frunce el ceño.

—Es demasiado peligroso. No podemos arriesgarnos a perderla.

Pero Selko sacude la cabeza.

—No tenemos otra opción. Sofía es nuestra mejor oportunidad para detener el hechizo.

Olivia se vuelve hacia mí.

—No te preocupes, Sofía. Te protegeremos. Y si algo sale mal, estaremos allí para ayudarte.

Me siento un poco más segura con su apoyo. Asiento y me preparo para la misión.

—Vamos. Necesitamos detener el hechizo antes de que sea demasiado tarde.

Me dirijo hacia el campamento humano, mi corazón latiendo con emoción y miedo. ¿Qué encontraré allí? ¿Y podré detener el hechizo a tiempo?

Me acerco al campamento humano, tratando de mezclarme con los soldados. Me pongo un uniforme y finjo ser una de ellos, esperando no llamar la atención.

Mientras camino por el campamento, escucho conversaciones sobre el hechizo. Algunos soldados parecen nerviosos, mientras que otros parecen emocionados de ver a los vampiros desaparecer.

De repente, escucho una voz familiar. Es el cura, el mismo que me ayudó a escapar de Peace. Me sorprende verlo aquí, y me pregunto qué papel juega en todo esto.

Me acerco a él, tratando de no llamar la atención.

—Cura—, le susurro. —¿Qué está pasando? ¿Por qué están lanzando este hechizo?

El cura se vuelve hacia mí, su rostro serio.

—Sofía, ¿acaso no moriste?, no deberías estar aquí. Es demasiado peligroso.

Me siento un poco frustrada.

—Necesito saber qué está pasando. ¿Por qué están matando a los vampiros?

El cura suspira.

—Es un hechizo antiguo, uno que absorbe la energía vital de los vampiros. Fue lanzado por un poderoso mago, uno que busca destruir a todos los vampiros. Ya ves te dije que podría acabar con todos esos demonios.

Me siento horrorizada.

—¿Por qué? ¿Qué ganará con eso?

El cura sacude la cabeza.

—No lo sé. Pero debemos detenerlo, Sofía. Antes de que sea demasiado tarde.

De repente, un soldado se acerca a nosotros.

—Cura, tenemos un problema. La mascota del vampiro está aquí, tratando de infiltrarse.

El cura se vuelve hacia mí, su rostro serio.

—Sofía, debes irte. Ahora.

Me siento un poco confundida, pero asiento y me dirijo hacia la salida del campamento. Pero justo cuando estoy a punto de escapar, el soldado me agarra del brazo.

—Espera—, me dice. —Tienes que venir conmigo.

Me siento un poco asustada, pero trato de mantener la calma.

—¿Por qué? ¿Qué quieres de mí?

El soldado sonríe.

—El mago quiere verte. Quiere hablar contigo.

Me siento un poco intrigada. ¿Qué quiere el mago de mí? ¿Y por qué me ha estado buscando?

El soldado me lleva a una tienda en el centro del campamento. Dentro, veo al mago, un hombre alto y delgado con ojos oscuros.

—Ah, Sofía—, me dice. —He estado esperando por ti.

El mago se acerca a mí, su mirada intensa.

—Sofía, eres la clave para detener el hechizo. Eres la única que puede ayudarme a romperlo. No soy capaz de controlarlo y si esto sigue así no solo los vampiros serán destruidos sino, nosotros los humanos.

Me siento un poco confundida y aterrorizada.

—¿Por qué? ¿Qué tengo que ver con el hechizo? ¿Cómo puedo ayudar?

El mago sonríe.

—Tu eres la elegida, tu sangre es especial. Puedes absorber la energía del hechizo y detenerlo.

Me siento un poco asustada.

—¿Qué quieres de mí? ¿Qué tengo que hacer?

El mago se acerca más.

—Quiero que te acerques al corazón del hechizo. Allí, debes absorber la energía y detenerlo. Lo único que debes hacer es cortar tu mano y poner unas gotas de tu sangre.

Me siento un poco indecisa. ¿Debo confiar en este mago? ¿O es solo un truco para atraparme?

Pero algo en su mirada me hace confiar en él. Asiento.

—Estoy lista. ¿Qué debo hacer?

El mago sonríe.

—Excelente. Vamos. No hay tiempo que perder.

Me dirijo hacia el corazón del hechizo, mi corazón latiendo con emoción y miedo.¿Podré detener el hechizo?

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