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Aún no lograba entender bien la situación ni lo que quería Faver. Él debe saber mi intención pero yo no sé la suya.

No haber leído toda la novela me tiene en desventaja, no sé que va a pasar o que tiene que pasar. Me tiene con miedo de hacer algo que no debería y cambiar todo.

Tengo que ser cautelosa.

- ¿Pero qué más te dijo?- preguntó mi madre detrás de mí

Puse los ojos en blanco, me tenía cansada. Desde que bajé del carruaje se me abalanzó cómo perro con hambre a un hueso y no para de hacerme preguntas sobre la cita.

- Nada más, madre. Usted sabe que el Duque es una persona de pocas palabras- expresé entrando a la cocina.

Bingo. Karla está por hacer las compras, iré con ella.

- Karla, iré contigo al mercado. Necesito ver si hay algo que necesito- mentí

La castaña asintió confundida.

- Hasta luego, madre. Más tarde seguiremos hablando- me despedí

Ojalá se haya calmado cuando vuelva.

El mercado estaba lleno de personas, cómo de costumbre.

Mientras Karla pasaba de puesto a puesto comprando lo necesario, yo solo me dedicaba a observar a la gente.

La mayoría tenía un semblante de tranquilidad, los niños corrían entre los adultos riéndose de alguna travesura que habían cometido.

Me genera una sensación rara, no me siento una más, una de ellos. ¿Se imaginarán que en el imperio hay una chica que no es ella? Que hay alguien que renació en el cuerpo de una noble. ¿Habrá alguien más como yo?

Un golpe en la pierna me sacó de mis pensamientos. Bajé la mirada y me encontré con una pelota, así que esto me golpeó.

- Perdone, señorita. No quise golpearle- se disculpó un niño de unos 8 años.

Sus mejillas estaban rojas y su cabello negro desordenado, estaba jugando. Me generó mucha ternura.

- No te preocupes, solo ten más cuidado a la hora de jugar- lo tranquilicé

Le acaricié su cabello en un gesto amigable y me arrepentí al instante cuando sentí su transpiración. Una vez que quiero ser amable y me pasa esto.

El niño me regaló una sonrisa y se fue junto a su pelota.

Comencé a ver a mis alrededores en busca de Karla, la había perdido de vista.

Di un paso para comenzar a buscarla, pero una voz conocida me hizo detenerme.

- No sabía que le gustaban los niños-

Puse los ojos en blanco al ver a Camden, ¿por qué la vida nos hizo coincidir otra vez?

- En realidad no sabe nada de mi- contesté sin darle tanta atención, seguía buscando a Karla

- Sé algunas cosas- dijo con tono burlón

- Lo que la gente dice no vale porque es mentira- contesté cansada

- Lo sé, se que es mentira-

Lo miré sorprendida

- Sé que está siendo obligada a hacer esto-

- ¿Cómo lo sabe?- pregunté

Es imposible

- No lo sabía, solo estaba jugando. Sabía que ocultaba algo, así que atiné a tirar una opción y fue la correcta- dijo con una sonrisa ladina

Soy una estúpida, me descubrí yo sola.

Sin decir nada por qué no tenía como defenderme atiné a irme.

- No se vaya, tengo algo que proponerle, un trato- me detuvo

¿Un trato? ¿qué me podrían proponer un desconocido cómo él?

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