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Como nunca me imaginé, mis padres estaban contentos a causa mía, irradiaban felicidad ya que Faver ya les anunció sobre nuestro compromiso. Se siente raro decirlo, pero me tengo que acostumbrar.

- Eres tan maravillosa, me impacta como conseguiste enamorar al Duque- habló mamá

Hice una mueca de disgusto ante sus elogios vacíos. No aguanto la falsedad.

- Supongo que es gracias a mis encantos- contesté con sarcasmo que ella no notó

- Ahora tienes más posibilidad de pedirle que nos apoye en los negocios, no se podrá negar ayudar a los padres de su futura esposa- dijo papá sonriendo victorioso

- Sí...- murmuré

Si supieran que prácticamente estoy conspirando con Faver contra ellos.

- Acuérdate de que si te regala algo valioso nos lo tienes que dar a nosotros, hijita. Es por el bien de la familia- dijo mamá tomando mi mano con un cariño que nunca existió

Apreté la mandíbula con enojo, esa es la parte que más odio. Que aprendan hacer buenos negocios y listo, que no vivan a su hija menor. Prácticamente, me roban las cosas.

Con cada palabra que decían mis padres más agradecía la oportunidad que me dio Faver.

- Me tengo que preparar, Faver vendrá pronto- dije levantándome del sofá

Hoy vendría Faver a hablar con mis padres acerca de la convivencia de nosotros antes del casamiento. Sé que se "resistirán" solo para la las apariencias, porque es algo que no está bien visto, pero cederán porque la avaricia les puede más.

Subí las escaleras corriendo y entré a mi habitación. Me miré al espejo, mi cabello rubio estaba un poco desordenado así que comencé a peinarlo.

Después de unos segundos, paré lo que estaba haciendo. ¿Estaré haciendo lo correcto? ¿Cómo terminaré después de esto? ¿Dónde acabaré?

Suspiré y me senté en la silla que estaba frente al espejo. Tengo muchas dudas, pero solo me queda seguir adelante y no dar marcha atrás.

La pregunta que más me atormentaba es; ¿estoy haciendo bien en confiar en Faver?

- Ojalá no me decepciones- murmuré

Si no era él, no era nadie.

Unos golpes en la puerta me sacaron de mis dudas.

- Señorita, el Duque ya está aquí- anunció Karla

Puse mi cabello detrás de mis orejas y salí de la habitación. Seguramente me esté esperando para hablar algo a solas.

- Buenas tardes, Faver- saludé bajando las escaleras

- Es un gusto verla, Caeli- dijo con su rostro serio

Sé que todo esto es para mantener las apariencias, no podemos ser tan fríos estando ya comprometidos.

-¿Podemos hablar a solas un momento?- preguntó

- Claro- contesté

Agarré su brazo con el mío, acción que lo sorprendió

- Tenemos que mostrarnos lo más enamorados posible si quiere convencer a mis padres de vivir juntos- murmuré con cierto asco al pronunciar el "enamorados"

- Tiene razón- contestó aún con rigidez

Sin esperar nada más lo dirigí al jardín trasero. Apenas salimos de la vista de los demás, le solté el brazo con rapidez.

- No se preocupe, aceptarán enseguida y usted ya no tendrá que preocuparse tanto- dijo apoyando su cadera en la mesa

- Ojalá sea así- contesté

Metió su mano en uno de sus bolsillos del pantalón negro y sacó una pequeña caja.

Por favor, que no sea lo que yo pienso.

- Tome, es un regalo- dijo extendiendo su brazo

Dios, no.

- Yo, no. Quiero decir, no puedo- me tropecé con las palabras a causa de los nervios

No quiero más regalos, no si tengo que dárselo a mis padres.

- Sus padres se los roba ¿No?- preguntó con tanta tranquilidad que me sorprendió

- ¿Cómo sabe?- pregunté en voz baja

- Lo supuse. Le hago estos regalos con frecuencia para poder confirmar lo bajo que pueden caer sus padres- explicó con simpleza.

Que inteligente es.

- Siempre que le regalo algo, nunca lo usa y por "obra de magia" su familia tiene un poco más de dinero, es lógica- terminó de explicar con media sonrisa.

- Entiendo, tiene razón- asentí

- Bueno, muy linda conversación, pero tengo que ir a convencer a mis suegros- dijo riendo al pronunciar la última palabra

Fue raro escuchar esa palabra de su boca pero más raro fue escuchar su risa. Nunca pensé que el podía reír y mucho menos para mi.

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