Comencé el día de mal humor.
Mi madre y tres sirvientas me despertaron muy temprano, ni siquiera había salido el sol.
Querían que me prepare aún sabiendo que mi cita será al mediodía.
- Tiene que levantarse y así la ayudamos a bañarse- ordenó una de las sirvientas
Tapé mi rostro con la sábana y me hice una bolita en la cama.
- No quiero- hablé aún sabiendo que seguro no me entendían por qué mi boca estaba contra una de las almohadas.
El colchón se hundió a mi lado, enojada me incorporé ya lista para regañar, pero me calmé al ver a Karla.
- Caeli, sé que no está de buen humor, pero tiene que levantarse. Su madre se enojará no solo con usted sino también con nosotras-
Por un instante sentí culpa, tiene razón. No solo se enojará conmigo.
Para evitar problemas me levanté y me dirigí al baño de mi habitación, allí ya estaban esperándome dos sirvientas.
Dejé caer el camisón al suelo y me metí a la bañera sin esperar a que me dijeran algo, no tenía ganas de escuchar más voces. Quería silencio.
Seguía siendo raro la sensación de tener más de dos manos ajenas en mi cuerpo mientras me bañaba, se sentía un poco invasivo.
Me ordenaron cerrar los ojos para poder aplicar una crema hecha de rosas en todo mi rostro, hice caso y sin poder controlarlo me dormí unos minutos.
Al terminar todo ese largo proceso de baño, me pusieron unos de los mejores vestidos de paseo que tenía mi armario. Era de un color amarillo con detalles blancos, joyas no tenía, ya que preferían gastar el dinero para joyas solo para Maite. Tenía únicamente dos collares, los cuales solamente eran aptos para bailes de la alta sociedad, no para un simple paseo.
- ¿Ya estás lista?- preguntó mi madre irrumpiendo en mi habitación
- Si, madre- confirmé mirándola atreves del espejo
- Entonces ven a desayunar- exigió
Me puse de pie y la seguí hasta el comedor dónde estaban esperando mi padre y Maite.
- No te ensucies con nada, ten cuidado- pidió
Asentí cansada, ni que fuera una niña pequeña.
La mañana transcurrió con mi madre atrás mío cada segundo, diciéndome que me comporte, dándome órdenes de como comportarme una vez que esté junto al Duque.
La hora del almuerzo llegó, el carruaje ya estaba listo para llevarme a la residencia del gran Duque.
La verdad que no estaba contenta con el horario de la cita, me gustaría que hubiera sido a la tarde. Soy tímida así que se me dificultará comer frente a un desconocido y lo primero que me importa es la comida.
Mamá estaba contenta, ya que para ella significa que le importaba a Faver porque escuchó que suele saltearse el almuerzo muy seguido por temas de trabajo y el hecho de que haya asignado un almuerzo conmigo es "importante".
Nunca me cansaría de ver los paisajes a través del carruaje, lo podía admirar mucho mejor que en un automóvil.
Podía escuchar el galope de los caballos, el cantar de los pájaros y sentir el sol en mi piel.
Después de al rededor de unos 20 minutos comencé a vislumbrar una gran mansión, estaba arriba de una pequeña colina y rodeada de árboles.
Al llegar frente la mansión me quedé asombrada, el jardín era hermoso. En medio de este había una estatua divina de un ángel y al rededor flores rojas.
- Gracias- murmuré cuándo el mayordomo de la mansión me ayudó a bajar del carruaje.
Era un hombre de pocas palabras y de semblante serio.
Así que no solo el dueño de la casa es así...
- Tome asiento, el Duque llegará pronto- avisó
Asentí y me senté en una punta de la mesa, dónde ya estaban los utensilios. Parece que Faver se sentará en la otra punta, ¿por qué tan lejos? Ni que tuviera una enfermedad contagiosa.
Estaba admirando los detalles del gran comedor cuándo escuché pasos acercándose. Miré sobre mis hombros y me paré de inmediato
- Siéntese, no es necesario- fueron sus primeras palabras
Ush, que insufrible.
Me senté y lo observé mientras caminaba a su asiento.
Vestía con una camisa blanca, pantalón negro y zapatos negros. Normal, pero él lo hacía lucir espectacular.
- Es un placer haber recibido su invitación- hablé después de unos minutos en silencio
- Agradézcale a sus padres, ellos lo hicieron posible-
Podría aguantar un poco su desprecio por mí ¿No?
- Discúlpelos, por favor. Fue un poco imprevisto y me avergüenza- dije sincera
Me miró a los ojos y levantó una ceja, después niega para sí mismo y acomoda la servilleta
El almuerzo pasó en silencio, yo a veces preguntaba cosas formales como por ejemplo, cómo estaba de salud y como le iba en su trabajo y él siempre contestaba de forma tajante.
Nunca tuve un almuerzo tan incómodo y como predije, no pude comer más que 4 bocados.
Estábamos en la puerta principal, ya era hora de retirarme.
- Muchas gracias por su tiempo, la comida estuvo muy rica- elogié
A pesar de que no comí casi nada, en realidad si estaba rico y por eso me voy con una sensación de amargura por no comer más.
- Aunque no comió más que unos pocos bocados- dijo
Abrí los ojos sorprendida. No sabía que me estuvo mirando durante el almuerzo.
- Espero que la próxima vez que nos encontremos si pueda disfrutar de la comida- expresó aún con seriedad
¿Habrá una próxima después de esto?
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Comments
Kaori 🙃
faver creo que ya noto el cambio. es un pequeño avance
2024-07-17
2
Mary Montilla
Ojalá y le guste la nueva Caeli 🤔🙏🏻
2024-01-28
2
Ivon Caraballo
creo que a pesar de ese encuentro incómodo las disculpas dadas por la actitud de sus padres captó si curiosidad
2024-01-19
8