Capítulo 18 “Noche en las Sombras”

...Cassian...

Después de ese beso que cambió el curso de nuestra discusión, Amelia y yo compartimos una mirada cargada de emociones. La cripta, testigo de secretos oscuros, parecía aceptar en silencio la complejidad de nuestra conexión. La tensión que había estado presente minutos antes se disolvía en el aire como un hechizo roto, pero la sombra de lo desconocido aún se cernía sobre nosotros.

—Quizás deberíamos encontrar un lugar más seguro para pasar la noche. No sabemos qué más nos espera en la mansión —sugirió Amelia, su voz resonando con una mezcla de precaución y valentía.

La idea de abandonar la cripta tenía su lógica, pero un impulso desconocido me llevó a desafiar la oscuridad y a aceptar la invitación implícita en sus palabras. —No estoy seguro de que haya un lugar seguro en Villa Esperanza. Tal vez deberíamos quedarnos aquí, al menos por esta noche.

El gesto de sorpresa en el rostro de Amelia fue seguido por una mirada de complicidad. Sin decir palabra, comenzamos a buscar un rincón en la cripta donde pudiéramos pasar la noche. La luz tenue de la linterna revelaba las lápidas silenciosas y las sombras que se escondían entre ellas.

Nos acomodamos en un rincón apartado, rodeados por la piedra fría de la cripta y la oscuridad que se extendía como un velo invisible. La conversación fluyó entre nosotros, como las sombras que danzaban en las paredes. Hablamos de nuestras vidas, de los misterios que habíamos enfrentado, y de los giros inesperados que habían marcado nuestro destino.

A medida que la noche avanzaba, la energía de la cripta cambiaba. El silencio se volvía más profundo, como si la mansión misma estuviera respirando secretos que solo se revelaban en la quietud de la noche. Amelia y yo compartimos risas nerviosas, pero también momentos de silencio cómplice que resonaban con una conexión que escapaba a las palabras.

—Cassian, ¿crees que encontraremos respuestas mañana? —preguntó Amelia, su voz llevando consigo un dejo de esperanza.

Miré a sus ojos, destellos de luz en la penumbra. —Lo espero. Pero también sé que las respuestas que buscamos pueden ser más aterradoras de lo que imaginamos.

El silencio regresó, y en ese instante, Amelia se acercó. Nuestros labios se encontraron de nuevo, esta vez en un beso más suave, como una promesa en medio de la oscuridad. La conexión entre nosotros se intensificó, desafiando las sombras que se cernían sobre Villa Esperanza.

Decidimos descansar, aunque la piedra fría de la cripta no ofrecía la comodidad de un lecho cálido. Nos arropamos con la incertidumbre y las mantas improvisadas que encontramos, compartiendo la noche entre susurros y miradas que trascendían el espacio físico.

La mansión de los Morgan, con sus secretos ocultos y sus sombras ancestrales, nos envolvía en su abrazo frío. Entre las lápidas yacen historias que desafían la lógica y despiertan el misterio de lo desconocido. Mientras la noche avanzaba en la cripta, Amelia y yo nos sumergimos en un sueño intrincado, conscientes de que el amanecer traería consigo nuevas revelaciones y desafíos en nuestro viaje entrelazado con las sombras de Villa Esperanza

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