...Amelia ...
La cripta, un lugar que se había vuelto un nexo entre el pasado y el presente, estaba impregnada de una energía oscura y ancestral. La sombra que se alzaba ante nosotros parecía ser la manifestación de secretos enterrados, un guardián de verdades inconfesables.
Cassian y yo estábamos parados en el umbral, enfrentándonos a la entidad oscura que había emergido de las sombras de la mansión. Mi corazón latía con una intensidad que resonaba en la cripta, y mi mano apretaba la de Cassian en busca de un apoyo tangible.
—Ustedes han perturbado la paz de los Morgan. Deberían haber dejado descansar los secretos que yacen aquí —susurró la sombra, su voz vibrando con una mezcla de malevolencia y melancolía.
La cripta se estremecía con cada palabra, como si las paredes mismas retumbaran con la ira de generaciones pasadas. Cassian, aunque su expresión denotaba inquietud, no retrocedía. En cambio, su mirada reflejaba una determinación que se contraponía al misterio que se cernía sobre nosotros.
—Queremos respuestas. Queremos entender lo que está ocurriendo en Villa Esperanza, los crímenes, las sombras... —dije, mi voz temblando, pero resonando con una urgencia que desafiaba a la oscuridad.
La sombra soltó una risa siniestra, un eco que llenaba la cripta con una resonancia inquietante. —No pueden comprender las fuerzas que han sido desatadas. Los Morgan han sellado acuerdos con lo desconocido, y ahora deben enfrentar las consecuencias.
Las revelaciones que surgían en ese momento eran como espinas que se clavaban en la trama de nuestra comprensión. Cassian y yo intercambiamos miradas, conscientes de que estábamos inmersos en un juego cuyas reglas aún no entendíamos por completo.
—¿Qué acuerdos? ¿Qué secretos guardan los Morgan? —preguntó Cassian, su voz resonando con la misma firmeza que había mostrado desde el principio de nuestra búsqueda.
La sombra, como si deliberara internamente, se deslizó por la cripta, revelando imágenes parciales de figuras que se desvanecían en la penumbra. —Los Morgan, en su búsqueda de poder, sellaron pactos con entidades más allá de la comprensión humana. Sacrificios, oscuros rituales, todo en aras de un poder que les permitiera controlar las sombras mismas.
La información que se desvelaba ante nosotros era como una pieza de un rompecabezas que apenas empezábamos a armar. Los secretos de los Morgan eran más oscuros y complejos de lo que habíamos imaginado.
—¿Y los crímenes en Villa Esperanza? ¿Están relacionados con estos pactos? —pregunté, mi mente tratando de asimilar la enormidad de lo que se revelaba.
La sombra se movió con gracia entre las lápidas, como si danzara en el límite entre la existencia y la sombra. —Los crímenes son consecuencia de la ambición desmedida de los Morgan y de las fuerzas que han sido liberadas. Las sombras persiguen a aquellos que han desenterrado la verdad, como ustedes.
Cassian y yo compartimos una mirada cargada de significado. Nuestra búsqueda había desatado fuerzas más allá de nuestra comprensión, y ahora enfrentábamos las consecuencias. La cripta, testigo de secretos y promesas rotas, se volvía el epicentro de una batalla entre la luz y la oscuridad.
—¿Cómo detenemos esto? ¿Cómo cerramos esta brecha entre los mundos? —preguntó Cassian, su voz resonando con una determinación que desafiaba el temor que se cernía sobre nosotros.
La sombra se detuvo, sus ojos sin forma parecían escudriñarnos con una intensidad inhumana. —Deben enfrentar la verdad y cerrar la puerta que han abierto. Pero tengan cuidado, la oscuridad no cederá fácilmente.
Con esas palabras, la sombra se desvaneció, dejándonos en la cripta con un sentido abrumador de responsabilidad. Cassian y yo compartimos un silencio cargado de significado. La verdad que buscábamos estaba ahora ante nosotros, pero también lo estaba el desafío de enfrentar las sombras y poner fin a la maldición que habíamos desencadenado.
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