Excusas ingeniosas

— Mierda, no puedo creerlo Kerstin, ¿Me lo estás contando enserio? — habló Jessica desde el otro lado de la linea.

Me encontraba hablando con ella después de lo que había descubierto.

— Tan enserio que incluso estoy temblando Jess — confesé mirándome las manos — No puedo creer que estaba hablando de mí mientras yo estaba escondida escuchando.

— Como lamento haber faltado, Ker pero tenía que hacer algo verdaderamente importante.

— No importa, ¿Crees que deba llamar a la policía?

— No, la policía no hará nada, lo máximo que puede hacer es poner una orden de restricción.

— ¿Que creés que habrá querido decir con que yo era su problema? — escuché un suspiro desde el otro lado.

— No lo sé... Será mejor que vayamos a dormir, ya es tarde y mañana es viernes.

— Está bien, nos vemos descansa. — corté la llamada y me tiré a la cama para intentar dormir hasta que dieran las seis nuevamente.

......................

— ¡Kerstin! — gritó alguien despertándome. Era mi madre que había entrado a mi habitación.

— ¿Que pasa mamá? ¿Por qué me despiertas? — cuestioné soltando un bostezo y abrazando mi almohada.

— ¿Como que por qué te despierto? ¡La escuela niña! — avisó mostrándome su celular, ahí marcaban las seis con cincuenta.

— ¡Mierda! ¡Jodida mierda! — exclamé mientras tiraba la almohada y me empezaba a poner el uniforme a duras penas.

— ¡Esa boca señorita! — me regañó mi madre pero yo no le hice caso y seguí maldiciendo absolutamente todo hasta que salí de mi casa.

Empecé a correr hasta la escuela sin mirar a nadie, llegué incluso a empujar a varias personas accidentalmente y más de una vez me caí, pero aún así seguí corriendo y pude llegar a la escuela.

Ahí estaba un conseje, lo saludé y me aproxime por los pasillos hasta encontrar mi salón.

Abrí la puerta y como si el universo me amara no estaba el profesor.

Me senté al lado de Jessica y empecé a sacar mis cosas.

— Todavía no pasaron lista, ¿Por qué llegaste tan tarde?

— Me quedé dormida — contesté y ella se río.

— Bueno, eso lo explica todo.

Llegó la profesora Mercury de pronto y todos nos callamos.

— Separen los bancos, hoy tienen examen sorpresa.

Y eso fue el detonante para todos. Muchos empezaron a quejarse y yo hojee mi libro para poder repasar algo en estos minutos, pero la profesora no dio tiempo a repasos y nos dio los exámenes.

— Tienen veinte minutos — informó y luego se sentó en su escritorio.

Okey Kerstin, hagamos esto.

Resolví el exámen como pude y la profesora empezó a corregirlos, mientras tanto miré a Haru quién se había sentado al frente en el salón, él había terminado antes que todos. Al parecer no tuvo complicación alguna.

Debía hablar con él de todo lo que había descubierto, debía demostrarle que no me iba a echar para atrás.

Por eso a la hora de la salida lo confronte.

— Haru — lo llamé y el se giró para mostrarme una media sonrisa.

— Hola Kerstin, ¿Como va tu día? — me saludó y pude detectar algo de cinismo en él.

— Pues parece que no va nada bien — contesté poniéndome a pocos metros de él.

— ¿Y eso por qué?

— Ayer escuché tu conversación por teléfono. — confesé sin pena.

— ¿Como? — preguntó y su cara cambió a un color más pálido aún, aunque su cara impasible y somnolencia nunca cambió.

— Ya lo escuchaste.

— Entonces, ahora escuchas conversaciones que no te interesan, ¿Sabes que eso es de mala educación?

— ¿Y tu sabes que perseguir a alguien es también de mala educación? — ataque esperando una reacción por su parte pero él siguió sin reaccionar

— No se de lo que estás hablando, ¿Tradujiste mi llamada o qué?

— Sí, y hablabas de perseguirme — Haru se echó a reír suavemente dejándome desconcertada.

— ¿Y tú realmente creíste eso? — preguntó casi como si esperara que fuera una broma.

— ¿Sí? — contesté

¿Por qué está tan tranquilo? Se supone que debería sentirse acorralado o amenazado.

— Déjame adivinar, usaste el traductor de Google, ¿Verdad?

Pues adivinó bien.

— ¿Y qué pasa si lo hice? — mi contestación pareció hacerlo casi estallar de la risa.

Nunca había visto a Haru reír. Pero era algo perturbador, su risa no era para nada contagiosa, es más te quitaban las ganas de reír.

— Déjame decirte una cosa Kerstin, el idioma japonés tiene un montón de conjugaciones y cada frase puede sonar igual que otra, pero quieren decir cosas totalmente diferentes, ¿Lo entiendes? Quizás tu teléfono capto mal el audio y terminó traduciendo cualquier cosa.

Me vi asintiendo como estupida. Quizás tenga razón y por eso el traductor tardó tanto en traducir lo que dijo.

— Pero dijiste mi nombre — recordé de pronto, el traductor no podría saber cómo mi nombre salvo si él lo hubiera dicho.

— ¿Qué? En ningún momento dije tu nombre, estás delirando. — me conesto alzando una ceja.

— ¿Sabes qué? Esta bien te creo, por lo menos ahora. — dije y después de eso me alejé de él y empecé a caminar hasta mi casa.

— ¡Kerstin! — me llamó Haru y yo giré mi cabeza mirándolo — No vuelvas a espiar mis llamadas o hablaré con la directora.

Yo le contesté levantando mi dedo grosero y seguí mi camino. Pero una vez que estuve a mucho metros de distancia me giré y él seguía ahí parado donde antes habíamos hablado y mirándome.

Siempre mirándome.

......................

HOLA!! Estoy compitiendo en el torneo de MANGATOON así que si les gustó el capitulo déjenme su voto, ayudaría mucho. 🖤🖤

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Comments

Elio Ibarra

Elio Ibarra

bueno pero aun no se sabe cual es el drama de esta novela o el genero ficción, terror o romance sigamos leyendo para sacar conclusiones

2022-03-26

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