CRUZ (Cap. 14)

Curiosamente mi piso no es el único que tiene un cuarto menos que el resto. Sospecho que ahí vive mi chica. Layla. Layla Farres-Ogayar. Pienso en cómo tomará mi intrusión en su vida. Lástima que no todo es placer. Sé que Oriente la buscará y estaré a su lado si eso pasa.

Llego temprano al salón, me apoyo en el último pupitre y aguardo, con lo que espero sea una pose ganadora. Van llegando mas alumnos; las chicas me lanzan miradas, pero no se acercan. Mientras voy pensando la razón, ella entra. Y todo mi mundo se sacude.

Desde que tuve esa pista, la busqué. Aún con toda mi habilidad de pirateo, no encontré mucho, salvo lo que estaba estudiando y 2 fotos: de su carnet y una con 2 chicas. Esas no le hacen justicia. En esas infames fotos, no se ve el brillo travieso en sus ojos avellana, volviéndolos de color dorado; ni esa sonrisa de autoconomiento, de seguridad; ni ese cabello suelto hasta la cintura que cambia de color con la luz; ni ese cuerpo atlético y bien formado; y sobretodo esa voz. La voz que cambió mi vida.

No puedo decir que fue amor a primera vista, aunque sería eso para cualquiera. No es mi caso, porque una parte de mi ya la amaba hace 3 años. Ahora, finalmente, puedo decir con certeza, que ella es el amor de mi vida.

Debo ser cuidadoso, todo sombrero gris lo es. No debo asustarla.

Después de unos segundos, su mirada dorada choca con la mia. "Corazón mio, debes calmarte, o nos escuchará". Mi pobre organo no tiene salvación, a este ritmo tendré que comprarme un desfibrilador portatil. Mi cerebro empieza a enloquecer, "ahí viene, ahí viene, AHÍ VIENEEEEEE". Debo calmarme o la espantaré. Les digo a mi cerebro y corazón que se calmen o huirá. Eso los asusta y empiezan a dejarme actuar con naturalidad.

Mi charla interna no sirve, termino usando un apodo que uso cuando hablo con ella: muñeca. Veo como sus se ponen mas brillantes y no puedo evitar emocionarme. Ojalá esté pensando en mi. Ese pensamiento me da coraje y retomo mi yo coqueto, uno que solo existe para ella. Cuando me dice que se sentará en mis piernas, no puedo pensar. Toda la sangre se va a mi parte sur, y ya está listo para sentirse acomodado entre sus nalgas.

Debí verlo venir. La conozco, sé lo vengativa que puede ser; y yo caí redondito. No pude evitar hacer un sonido ahogado por el dolor "soldado caído, repito: soldado caído".

Ella me dedica una sonrisa arrogante y se sienta en otro sitio.

La expresión de su rostro, cuando se da cuenta que soy Conde es sublime. Ojos bien abiertos, sorprendidos y su boquita con una minúscula O silenciosa.

Le digo que estoy ahí por Oriente, espero que todavía no sepa la verdad. Por ella, estoy aquí.

Me golpeó y demoré un poco en seguirla a su siguiente clase. Había un idiota, su ex, que no la dejaba pasar. En lugar de ponerme celoso, aproveché el momento y la pegué a mi pecho. Su cuerpo encaja perfecto contra el mío.

La llevo a unos asientos atrás y veo al asiático en la puerta. No fue mi intención, quería distraerla, solo quería girar su rostro al mío, pero tenerla tan cerca nubló mis sentidos.

La besé y fue el mejor beso que tuve alguna vez. Sabe a para siempre. No puedo evitar pensar: Layla, mi chica Lake, de una vez te anunció que cuando camines hacia el altar, seré yo quién te espera al final.

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