CAPITULO XVIII UN APASIONADO NUEVO ENCUENTRO

MAXIMILIANO

Después que salimos del restaurante Matt decidió tomar un taxi directo a su casa evitando que lo arrastrara conmigo al aeropuerto. Entonces emprendí el camino a casa para bañarme y reposar un rato. Por supuesto que en todo el camino no pude sacarme a Ana de la mente. La manera en que ella me mira me dice muchas cosas, pero, lo que no término de entender, es por qué demonios se empeña en rechazarme. ¿Qué será lo que piensa, qué su cuota es muy grande para mí?... Carajos, Puedo darle el cielo si me lo pide, ya tengo más que confirmado que la atracción entre los dos es mutua y bastante evidente, cualquiera la puede notar porque la tensión sexual entre ambos es me atrevo asegurar, palpable.

Ya en mi apartamento voy directo al baño, desnudo mi cuerpo colocando la ropa en el cesto y me meto bajo la ducha, necesito una con agua bien fría porque como siempre, la presencia de Ana me deja hirviendo… debo ayudarme, liberarme un poco, porque no soporto la tensión en mi miembro.

Lo hago, coloco una mano en la pared y con la otra me toco pensando en Ella, mientras el agua cae por mi cuerpo agitado.

Lo hago, por esto, para liberar la fuerte tensión que cargo, y porque hoy estará Christina conmigo y no sería justo para ella recibir la carga del deseo por otra mujer, no sé si estoy siendo exagerado, pero lo siento así. Lo que pasara con ella esta noche y en adelante serán nuestras ganas de estar juntos, nadie más puede hacer parte en ello.

Salgo de la ducha tomo una toalla y me seco para luego ir en busca de un bóxer, lo saco del primer cajón de mi cómoda y me lo pongo. Selecciono algo informal para vestirme, quiero estar lo más cómodo posible. Escojo unos pantalones de mezclilla negros, una camisa manga corta azul marino y zapatos casuales negros.

Me coloco buena cantidad de colonia y me siento en el sofá para ver un poco de TV mientras me dan las 5:00 creo que esa es buena hora para salir, no quiero llegar tan temprano al aeropuerto y menos para tener que esperar, eso no me gusta para nada, esperar no es lo mío, mi paciencia para eso es nula .

Me entretuve con un partido de futbol y cuando mi reloj me marca las 5: 00 apago el televisor y me dispongo a salir. Al llegar al estacionamiento decido enviarle un mensaje a Christina.

. - Hola princesa, voy saliendo al aeropuerto. Ansioso de tu llegada – solo pasan unos segundos y ella responde…

. – Hola amor, estoy igual. Nos vemos pronto, te mando besos.

Así debe ser, solo ella y yo, nadie más. No me puedo permitir seguir con esta situación con Ana, que no me lleva a ninguna parte. Estoy bastante consciente que la deseo, también que es un capricho, una obsesión que se yo, y todo, porque no he podido hacerla mía. Debo pensar mejor y verle el lado positivo de que su rechazo se debe a algo, tal vez, no me conviene. Probablemente, lo que me irrita es sentirme tan rechazado, jamás nadie lo había hecho.

Pero ¿Si su trabajo es estar con hombres, porque lo hace conmigo entonces? No entiendo, solo sería un cliente más. ¿O será que no le gustan los hombres mayores? Cierto que tengo casi 40 años. Pero no los aparento, tampoco es que estoy tan viejo, tomo mi cara dudando de lo que digo, parezco tonto. Si yo tengo lo mío, me he cuidado desde siempre. Sé que no paso desapercibido y les atraigo a las mujeres, incluso a ella misma. ¿Entonces porque se ha empeñado en rechazarme las veces que nos hemos encontrado? Sí, Ya parezco un disco rayado con esto del rechazo, pero es que no termino de encontrarle la lógica a esto.

Si yo estoy seguro, que no le soy indiferente. He notado como su cuerpo reacciona cuando me le acerco.

He visto como se ruboriza y eriza su piel a mi contacto, he visto y sentido sus ganas de dejarse llevar. Eso lo tengo bien documentado. Demonios, de solo recordarlo me excito. ¿Entonces por qué no me ha dejado darle rienda suelta a esta pasión desmedida que siento por ella, a estas ganas de tenerla y hacerla completamente mía, aunque sea una noche, una maldita noche, no pido más que eso. ¡Estoy realmente confundido!

Por eso, no debo seguir pensando en ella, porque sino mínimo voy a parar en las puertas de un manicomio, loco e bola. Definitivamente, y decidido, me la debo sacar de la cabeza y acabar con este caos en que la tengo ¡¡Pero ya!! Y ojalá, no me la vuelva a cruzar en el camino nunca más.

Subo al auto, enciendo la radio para evitar seguir pensando en lo impensable y concentrarme en Christina que es a quien tendré conmigo esta noche y lo que me queda de vida. Con este pensamiento, emprendo el camino al aeropuerto, para ir por ella.

Cuando estoy llegando al estacionamiento el auto que va delante de mí se detiene para esperar que el que lleva adelante se ubique en algún lugar de este cementerio de autos. Realmente venir al aeropuerto es una tortura, entre otras cosas por esto. Detesto la aglomeración en los estacionamientos. Esta lucha por entrar, conseguir un lugar y salir. Aprieto el volante y suspiro para no perder la paciencia.

Si no fuese porque el jet de la empresa está en Italia para traer a mi hijo, no estaría pasando por esto.

Mientras espero, apago la radio y observo en varias direcciones, de repente tengo una visión frente a mis ojos, ¡no, puede, ser! Mi vista se queda fija en ella, una mujer que se baja de un auto, no lo puedo creer ¿Qué mal juego del destino es esto?. Me inclino más en la ventanilla para poder verla mejor.

Es ella, carajo, se ve tan hermosa, tan sensual, realmente es algo muy natural en ella. Lleva un vestido hasta los tobillos, tiene el cabello suelto y gafas de sol. Se inclina dentro del auto para tomar algo, su cartera, observo cuando se levanta completamente, se ajusta los lentes y camina en dirección a la entrada del aeropuerto. Atontado, así estoy, el que no iba a pensar más en ella.

Sigo su recorrido, y miro fijamente como camina, esa manera de caminar, como balancea armoniosamente su cuerpo, Dios, mueve sus caderas de una forma que es imposible, no atraer miradas y puedo ver que hay varios hombres mirándola, incluyendo a los vigilantes y agentes que se encuentran en la entrada. Más ella ni se inmuta y pasa sin hacer gesto o algún contacto visual con nadie. Pretenciosa, ella sabe lo que provoca, ¡¡es muy segura la mujer!!

¡¡El claxon del auto de atrás me saca de la hipnosis en la cual caí otra vez a causa de ella, ¡rayos!! Estoy provocando las trancas que tanto detesto. Saco la mano por la ventanilla en señal de disculpa y adelanto, me estaciono en el primer lugar que consigo y me bajo rápido para entrar y no perder a Ana de vista. Me pregunto a qué vendría al aeropuerto. ¿No creo que vaya a viajar porque no lleva nada de equipaje, o vendría a buscar a alguien, algún cliente tal vez? ¡¡Debo saber!!

Si, sé que dije que no iba a hacer nada con respecto a ella, pero no lo puedo evitar. Esa mujer me desconcierta, descontrola y realmente me trae como un idiota, cuando ella aparece no tengo control sobre mi voluntad.

Casi tengo que correr para evitar no perderla de vista. Veo que mira la hora y decide sentarse en la cafetería que está cerca. Observo detalladamente cada uno de sus movimientos.

Una chica se acerca y ella le sonríe. Se ve hermosa al hacerlo. Sigo aquí, fijo en cada movimiento y gesto que hace. Como dobla las piensas a la altura de los tobillos, como revisa concentrada su celular y retira mechones que caen en su cara, veo que se lleva a la oreja su celular, una punzada de no sé que, me invade. ¿Estará hablando con su cliente de hoy?

La muchacha de la cafetería le trae su pedido y reparo que es solo un café y agua. Cuando toma la taza y la lleva a sus labios, lo hace con tanta gracia y delicadeza que me eriza. Todos sus movimientos son tan naturales y deleitables, que hasta tomar un café provoca emociones.

La veo fruncir el ceño después de terminar su llamda. De repente, observa a varios lados, y rápidamente me coloco de espalda para que no me reconozca, unos segundos y vuelvo a fijar mi mirada en ella, se levanta y espero ansioso mientras se aleja un poco para poder seguirla. Debo parecer el propio acosador.

Ana camina hacia los servicios y decido aprovechar el momento para abordarla. Cuando voy acercándome, voltea, me mira y se asombra el reconocerme, y acelera el paso para alejarse de mí. no podía ser diferente, Jajaja, por supuesto, que va a tratar de huir, pero hago lo mismo que ella, y acelero también mis paso, esta vez no vas a huir querida. La veo entrar espantada al baño de mujeres. Y sonrió.

. - ¡Volvemos al inicio Ana! - digo en voz baja. Me molesta es que no puedo entrar al servicio, estoy en un aeropuerto, si hay alguna otra mujer allí me imagino el escándalo que va a hacer. Así que decido esperar a que salga.

Escucho paso dentro y me pongo alerta y ansioso, pensando que puede ser Ana. Pero es otra mujer mayor quien me mira con admiración…

. – Sí que sabes cuidar a tu novia, lo entiendo, es muy hermosa, y el que no cuida lo que tiene a pedir se queda – me sonríe.

Yo solo asiento y le devuelvo la sonrisa. Quise preguntarle si había alguien más dentro, pero ella justo fue alcanzada por dos pequeños que se la llevaron a rastra… entonces decido volver a esperar que Ana salga, el tiempo que sea necesario. ¡Que irónico, y que no me gusta esperar! Esta mujer si que me trastoca. Unos minutos después, y ella nada que sale, ni nadie más, sin embargo, no me puedo arriesgar. Entonces debo hacerle saber, que aquí estaré el tiempo que sea necesario…

. – Ana no me voy a mover a ningún lado, así tenga que amanecer aquí. ¿Es lo que quieres?

Espero… y cuando decido entrar por ella, la veo salir. Me mira directamente a los ojos

. – Escucha…- empieza su discurso, pero…

¡¡Dios!! Se ve tan encantadora, que no me pude resistír, inmediatamente, la tomo de la cintura, para atraerla a mi cuerpo y besarla. La beso con ansiedad, con pasión. Llevo mis manos a su nuca para acercarla más y ella coloca sus manos en mi pecho. Lo que hace que me estremezca de pies a cabeza, solo con ese contacto.

La beso con fuerza y necesidad, obligándola a que me dé acceso a su boca, la quiero probar toda… ella jadea y yo aprovecho de ingresar y saborearla, paso toda mi lengua por su interior, y cuando succiono la suya, suelta el gemido más exquisito que he escuchado en mi vida, y que me hizo intensificar el beso con más anhelo y pasión, y que esta vez, ella me corresponde, subiendo, una de sus manos a mi cuello para acercarme más, mientras nuestras lenguas se entrelazan. Ambos estamos excitados, deseosos de más. Seguimos con nuestra danza apasionada hasta que ella se separa en busca de aire…

. – Pa para… - jadea. Su respiración es entrecortada, sus pupilas están dilatadas, sus labios hinchados, y su pecho baja y sube exquisitamente, sin control… Dios, verla así tan encendida, tan roja por la pasión… vuelvo a tomar sus labios sin darle tiempo a nada más, que solo devolverme el beso con la misma intensidad como se lo estoy exigiendo. Siento que voy a enloquecer.

Me separo un poco… ella se sostiene de mis hombros y apoya su frente en mi pecho suspirando, que momento tan maravilloso.

. – ¿Hay alguien en el baño? – le pregunto con voz ronca,

Levanta la cara y me mira con sorpresiva angustia, por la pregunta, pero entendiendo lo que quiero, sin embargo, se niega a responderme. La presiono más contra mí

. – ¿Ana, hay alguien en el baño? – le vuelvo a preguntar con más firmeza y desesperación.

. – Escucha… - trata de soltarse de mi agarre, pero la presiono más fuerte haciéndola sentir mi pasión por ella – ¡oh! – jadea - por favor hablemos, esto… empieza decirme con la voz entrecortada, pero no es lo que quiero escuchar de ella.

. – ¡Responde! – le ordeno, ya no quiero seguir con este jueguito del gato y el ratón.

. – No puedo – su voz es temblorosa

Entonces, impaciente, le doy la vuelta dejándola contra la pared y me pego contra ella con fuerza, para que sienta toda la magnitud de mi deseo en sus pompas, lo que la hace jadear nuevamente y pegarse más a mí, apoyando sus manos en la pared.

. – ¿Hay alguien? – esta vez, solamente sacude su la cabeza, y sin esperar más, la empujo dentro e Inmediatamente la comienzo a besar nuevamente con locura, quiero arrancarle ese bendito vestido y hacerla mía de una vez por todas. Acaricio sus piernas y agarro sus nalgas levantándola para presionarla más y que vuelva a sentir lo loco que estoy por ella.

. – ¡Oh Dios!! – gime aferrándose a mí

. – ¡Sí, oh Dios! – le susurro en su oído, lamiendo y mordiendo el lóbulo de su oreja, haciéndola estremecer. – Te deseo Ana, te deseo como un maldito desquiciado – le digo llevándola hasta el lavado. La levanto y siento encima, subiendo su vestido y me, quedando entre sus piernas. Ella se agarra a mis brazos jadeando y unimos nuestros labios nuevamente con desesperación. No hay discusión, yo la deseo y ella me desea... ¡ambos nos deseamos, con loca Pasión!

Mientras la sigo besando, la acaricio completa, tomo sus pechos y aprieto sus picos una y otra vez a través de la tela, hasta lograr que se pongan firmes, mientras que ella extasiada echa su cabeza hacia atrás. Aprovecho ese movimiento y beso su cuello haciéndola gemir. Agarrando sus caderas para acercarla más a mí y siga sintiéndome, con sutileza, paso las manos por sus piernas libres del vestido, gracias a la abertura que tiene, y acaricio sus muslos bien definidos, hasta llegar al mismo centro de su ser, a ese lugar, en donde yo quiero hundirme, cuando la toco a través de su ropa interior, ella suelta un gemido y trata de apartar mi mano, pero se lo impido y la vuelvo a tocar...

. – ¡¡¡No!... – jadea - ¡para por favor!! – me empuja, quiere apartarme y bajar, pero se lo vuelvo a impedir y presiono mi pulgar allí, donde sé, es el punto más sensible de su cuerpo, moviéndolo rápidamente en círculos, haciéndola estremecerse y gemir…

. – ¡Ahhh! – Nuevamente intenta apartar mi mano – ¡Por favor basta! - sin intención de obedecerla, le tomo ambas manos y las pongo detrás de su espalda para seguir tocando con más libertad, pero esta vez sin barrera, para un mejor contacto, es exquisito tocarla, sentirla, está tan lubricada que mis dedos resbalaban fácilmente, entonces sin pensarlo y darle aviso, introduje dos de mis dedos, esa invasión fue extremadamente excitante para ambos.

. – ¡Ahhh, Por favor!! – gime mientras esconde su cabeza en mi hombro, con el pulgar sigo acariciando su punto más sensible, para profundizar el placer que le estoy dando. Ella se retuerce, gime y vuelve a apoyarse en mi hombro, esta desesperadamente excitada. Ante los continuos movimientos de mis dedos en su interior, este se contrae deliciosamente, y presiona mis dedos, ah que rica sensación – ¡ya!! – me pide casi en llanto y entendí que está a punto de tocar la cima, entonces me detuve.

. – ¡Oh Dios!! – jadeo ella sin levantar la cabeza, su respiración es irregular

. – ¿Quieres que continúe Ana? – le pregunto acercándome a su cuello.

. – ¡NO!! – susurra nada convencida

. – ¿No? ¿Estás segura? – muerdo su cuello y ella jadea.

. – ¡Esto está mal, por favor detente!!... Ahhh – vuelve a jadear cuando le paso la lengua desde su clavícula hasta su cuello – ¡te lo suplico!!

. – ¿Qué me suplicas, qué continúe o qué me detenga? Estoy confundido Ana – le digo con una sonrisa de burla – dime, ¿qué quieres realmente?

. – Q que te detengas - la miro fijamente a los ojos y ella se sonroja – ¡por favor!!

. – ¿Estas segura? – ella asiente y yo me rio, ni ella se lo cree - ¿por qué? Si lo deseas tanto como yo – vuelvo a besarla, mordiendo su labio inferior.

. – Ummh, No… - ya está perdiendo la voluntad

. – ¿No qué? ¿No me deseas? veamos – trato de meter nuevamente las manos en su zona

. – ¡No! ¡¡Sí! es decir…– esta tan confundida y aturdida – no lo hagas por favor – dice mirando mi mano – ¡por favor!!

. – ¿Qué nos detiene, dime? – suelta un suspiro cuando me detengo

. - No es el lugar, además… - se queda pensando. ¿Qué excusa vas a poner ahora Ana? Me pregunto mentalmente. La miro esperando su respuesta.

. – Yo, yo no… - no puede sostenerme la mirada - Ni siguiera se tu nombre – me dice con la cabeza gacha, me rio y ella me mira. Sabe que su excusa es débil, nada convincente.

. – Pero tienes razón, falla mía hermosa – me acerco a su boca, le doy un leve beso y le digo cerca de sus labios – Maximiliano, mi nombre es Maximiliano. Pero me puedes llamar Max – la beso nuevamente – espero escucharlo de tu boca cuando te haga alcanzar el clímax - Sentí que su cuerpo tembló y sonreí al mirarla y ver que toda su cara estaba roja.

. – Quiero poseerte ahora Ana – la atraigo hacia mí – ¡te deseo y no quiero esperar más!! - Cuando trato de juntar nuestros labios, ella voltea la cabeza

. – Jrumm – carraspea – Max – cuando esa mujer dijo mi nombre sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo y estacionarse en mi miembro que hace rato lucha porque lo dejen en libertad. no aguante, pierdo lo que me queda de cordura, suelto sus brazos, y la atraigo con desesperación para besarla con locura, desesperación, ansiedad, hambre, pasión y ella me retribuye por igual colocando sus brazos alrededor de mi cuello, acercándome más a ella, entonces nos entregamos al deseo y la fogosidad que nos une sin pensar en nada más. Solo queremos liberar esta pasión que nos tiene locos a ambos.

Cuando estoy por levantar su vestido para subirlo un poco más, suena mi celular sacándonos de la burbuja de pasión en la que estamos. Aun así, seguí besándola y vuelve este maldito aparato a sonar. Suspiro de impotencia. La suelto un poco. Meto la mano en mi bolsillo y ella aprovecha para bajar su vestido. Cuando veo la pantalla… demonios, me olvide totalmente de Christina. No quería sepárarme de ella, pero debí hacerlo. Entonces la veo que se baja del mesón y estira su vestido y su cabello. Sin verme en ningún momento a la cara.

. – Debo contentar, Disculpa - le digo

. – Oh no, no te preocupes – susurra y me señala con la mano que lo haga – adelante.

Mientras respondo la veo que se acerca al lavado, se echa agua en la cara, luego se seca, arregla su cabello y busca algo en su bolso, mira el espejo y aplica lápiz labial.

. – Hola – respondo la llamada – hola princesa, ¿ya llegaste?

. – Hola, amor, si ya estoy en la zona de embarque, ¿dónde estás?

. – Estoy en el sanitario, ya voy para allá… - hablo sin dejar de ver en ningún momento a Ana. Termino la llamada y me acerco donde esta ella.

. – Ana – ella me mira a través de espejo luego se da la vuelta para mirarme de frente – discúlpame, debo irme

. – Por favor no tienes que disculparte yo… - me mira directo a los ojos – también debo irme – nos acercamos al mismo tiempo y besamos, esta vez con delicadeza, es un beso dulce y tierno. Es un beso de despedida. No quiero irme, lo que realmente quiero es quedarme con ella, Quiero por fin hacerla mía. Pensé que iba a suceder, perdí la noción del tiempo y del lugar donde estoy y a qué he venido. Otra vez volví a fallar a mi palabra y me dejé llevar por la pasión que siento por eata mujer. Pero ya volví a la realidad. Christina me está esperando.

Me separo de ella…

. – Adiós Ana – le digo mirándola a los ojos, lo que ella hace a continuación me deja con una rara sensación en el corazón. Sube sus manos a mi cara desde los brazos y acaricia mi barba con tanta sutileza, luego mi labio inferior y me mira para después sonreírme de una manera que me aniquiló. Me quedo embobado por un instante que me parece eterno, pensé que me volvería a besar cuando la veo presionar suavemente sus labios, pero solo escucho de su dócil voz…

. – Adiós Maximiliano – ¡¡Demonios!! Tengo que salir de aquí ya. Esta mujer me esta confundiendo. Me voy sin mirar atrás.

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