CAPITULO XVII CELEBRACIÓN Y NUEVO ENCUENTRO

ALEXANDRA

Todos nos encaminamos a planta baja para ir al restaurante, ya allí me acerco a Nick y le extiendo la invitación sin derecho a objetar, no quería, pero lo convenzo y le hago saber, que no me gusta que me rechacen.

Ryan sugiere llevarnos a un restaurante italiano que recientemente visito y según él es muy bueno. Entonces, emprendimos camino para allá.

Ariadna y Nick se vienen conmigo. En el camino venimos charlando de todo un poco. Nick nos cuenta un poco de su vida, nos dice, que tiene tres hijas y un hijo con la mujer que fuera su novia desde la secundaria, que ella lo había esperado cuando él se enlisto en el ejército y entonces el supo que ella era la mujer de su vida y que la amaba tanto o más que antes. Nos cuenta además que dos de sus hijas son maestras de primaria y otra administradora y trabajaba en la universidad de Harvard y su hijo encogió al igual que él, la carrera militar. ¡¡Que de los 4, su hijo y su hija menor están solteros, y que ya es abuelo!! ¡¡Cielos, no lo parece para nada!!

A Ariadna y yo estamos embelezadas, escuchandolo narrar su vida como una novela de amor, él habla con tanta pasión y orgullo de su familia que las dos estámos embobadas, más viniendo de un hombre que se ve tan duro, pero es más por su porte que por su forma de ser.

Llegamos al restaurante, estacionamos y entramos. Ya Ryan había llamado y reservado las mesas, por eso al entrar, y él se identifica, un chico muy gentil nos indica que lo sigamos y nos ubica en una hilera de mesas que ya han unido para nosotros.

Ariadna y yo nos sentamos una al lado de la otra ya que somos las únicas mujeres. Ryan le pide al chico que traiga unas botellas de champan bien frías para celebrar, y le dice algo más al oído y este se fue por el pedido.

Conversamos armoniosamente, mientras nos traen el champaña y reímos de las tonterías de Ryan y otros compañeros. No puedo negar que me siento feliz, aunque, tampoco puedo evitar sentirme mal, porque en la mañana estaba en un funeral, y ahora estoy aquí, en una celebración. Pero, no tengo por qué guardar luto, sé que George estaría feliz por mí, sin embargo, igual me siento algo contrariada.

Cuando el champaña llegó el chico volvió acompañado de dos personas más y uno de ellos trae un ramo de rosas que le entrega a Ryan y este comenza a repartir entre los hombres de la mesa. Ariadna y yo los miramos extrañadas, levantando las cejas entre nosotras, ¿Que está inventando este loco ahora? Pienso mirando a Ariadna y riendo. Los chicos terminaron de llenar las copas y se retiraron.

. – Bueno caballeros, pónganse de pie - los invita Ryan y ellos obedecen intrigados – vamos a halagar a la señorita aquí presente porque se lo merece – lo miro y el Levanta la flor que tiene en la mano y me la extiende inclinándose para hacer una reverencia exagerada y todos los demás lo imitan, no lo puedo creer, solté una geniuina carcajada al igual que Ariadna. ¡Que tontos! Entonces me levanto y les hago el mismo gesto, claro más estilizado que el suyo, cual reina fuera y tomo las flores de una en uno y todos se ríen.

Brindamos así de pies como estámos. Luego nos sentamos y Ryan comenzó a contar anécdotas graciosas que nos hace a cada tanto reír. Estamos tan concentrados en nosotros que no nos fijamos en el momento que se llena de comensales el restaurante.

El chico se acerca nuevamente a llenar nuestras copas y Ryan le solicita que pueda ir sirviendo.

. – Disculpen, pero me atreví a pedir un solo menú para todos porque si no me voy a arruinar – dice con una mano en el pecho haciendo drama y sus caras ridículas y nos volvemos a reir.

. – ¿Ryan que te dio por estudiar arquitectura? – Le pregunto – ¡eres un payaso!! – Y él hace su respectiva cara payasa de ofendido, todos volvemos a reír.

El chico vuelve acompañado y comienzan a servir. Huele delicioso, Ryan pidió bistec a la Fiorentina que no es más que un buen corte de carne preparado a la parrilla (solo con brasas de carbón). Que rico, me encanta la carne para mi es Simple, como los mejores placeres de la vida. Pidió además, ensalada capresa y papas al vapor además un vino Chianti para acompañar. Ante esa visión y ricos aromas suspiro y dirijo la mirada a mi jefe.

. –Ryan excelente elección, valió la pena que eligieras… y te digo que de mí parte, no perderás tu dinero – Jajaja reímos ante la cara que sigue haciendo este.

¡¡Cuando voy a comenzar a probar de mi plato tengo esa sensación de que me están mirando fijamente, levanto la vista y recorro el lugar en busca de esos ojos que siento me taladran y ahí está!! Inmediatamente lo vi, todo mi cuerpo fue recorrido por un escalofrío tanto de gusto como de alarma, mi corazon también sufre el impacto de su presencia y comienza latir desbocado.

Debí suponer que era él, tan guapo e impecable como siempre, se ve tan galante, quien lo creyera, su apariencia no dice nada de lo insoportable que es también. Entonces lo veo levantar su copa y hacerme una señal de brindis y beber sin dejar de mirarme.

Yo estoy idiotamente atrapada en su intensa mirada, y por puro instinto humedezco mis labios con la lengua y decido devolverle el gesto con mi copa, la acerco a mi boca y bebo, saboree mis labios nuevamente sin dejar de mirarlo. Si, fui provocadora, pero, eso es de lo que él siempre me acusa ¿no? ¡¡Por un momento sentí que solo estamos él y yo en este lugar, que él podía sentir lo que provoca en mis benditas hormonas, pero me obligo a volver a tierra… ¡niña reacciona, no estás sola por Dios!!

Retiro la vista de él y miro a mis compañeros, me siento en evidencia. Pero veo que todos están concentrados en su plato, doy gracias mentalmente, y concibo hacer lo mismo. Por ningún motivo quiero que se repitan las escenas anteriores con él y menos delante de mis compañeros y mi jefe. Y conociéndolo sé que es capaz de cualquier cosa con tal de querer doblegarme.

De vez en cuando, disimuladamente, digo yo, y sin poder evitarlo, le echo una ojeada y encuentro que él está haciendo lo mismo entonces retiro la vista inmediatamente en cuantos nuestras miradas chocan…pero sigo sintiendo la de él encima de mí. La comida estuvo deliciosa, estoy más que satisfecha. Todos lo estamos. Charlamos un rato más mientras terminamos el vino y luego decidimos marcharnos.

Hoy tenemos el resto de la tarde libre, gracias a la buena voluntad de nuestro jefe. Cuando voy a levantarme de la mesa, mi compañero Andrew me ofrece la mano para ayudarme y se la acepto con una sonrisa como gesto de agradecimiento. Le echo antes de salir, una última mirada a la mesa de mi verdugo, y este me está mirando fijamente, pero ya con cara de pocos amigos, ¿celoso acaso? le guiño el ojo y salgo del restaurante.

Camino en busca de mi auto, son cerca de las 3:00 de la tarde pienso que me da tempo de ir a casa, darme un baño, descansar y cambiarme para ir a buscar a mi hermano al aeropuerto. Ariadna y Nick que han venido conmigo piden un taxi, ya que no volveremos a la empresa. Me despido debellos y del resto de mis compañeros, me subo a mi auto y manejo directo a casa.

En el camino a casa no deja de aparecer en mi mente el extraño hombre del restaurante, realmente él es un hombre guapísimo, distinguido, imponente, y sumamente atractivo, no puedo olvidar, que también, es prepotente y arrogante y dominante. Sonrio.

Pienso ademá, que aún no sé su nombre, tampoco es que esté interesada en saberlo, pero nos hemos cruzado ya tres veces, dos nos hemos besados y seguimos siendo unos extraños, claro, según él yo soy Ana y prostituta, ¿De dónde diablos pudo haber sacado eso? Pudo haberme etiquetado de todo, pero de ¿prostituta, yo? Se cuenta y no se cree, en fin, no sé qué hago pensando en él, no debo, soy consciente que él me afecta, y que lo más sensato que debo hacer, es mantenerme alejada de esa enigmática, magnética y poderosa, porque la reacción que tiene mi cuerpo cuando estoy cerca de él, no es normal. Eso, Alexandra maxwell debe estar más que claro en tu vida.

Llego al edificio, se siente el ambiente pesado y triste. Saludo a Thomas con un abrazo porque se ve aún muy afligido y sé que ellos eran muy buenos amigos. Luego de hablar un rato con él para darle fortaleza, subo a mi apartamento, me baño, hidrato mi cuerpo, me coloco ropa interior y me recuesto en la cama, no sin antes, tomar mi celular y colocar la alarma, a las 5:45, estará bien porque la llegada de mi hermano está pautada para las 7:30. Me arropo y me dejo caer en los brazos de Morfeo.

Estaba tan profunda que la alarma al sonar me desorienta, la apago, me siento en la cama y paso la mano por mi cara y cabello, para terminar de despertar, luego me levanto y camino al baño, hago pipi, lavo mis manos, y echo un poco de agua en cara para terminar de espabilarme, porque aun tengo sueño, la verdad, quisiera seguir durmiendo, no me gusta despertar asi, me siento de mal humor.

Voy al closet para buscar algo cómodo de vestir e ir por mi hermano, lo único que me alegra, de tener que salir de la cama. Me decido por un vestido negro largo hasta los tobillos con una abertura de medio lado hasta el muslo sin ser atrevido. Y unas sandalias sin tacón. Voy a dejarme el cabello suelto, tomo mi reloj de la mesita y me lo pongo, me coloco labial, solo falta tomar mi cartera y no necesito nada más. Salí del apartamento directo al aeropuerto…

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***