CAPITULO X SEGUNDO ENCUENTRO CON EL EXTRAÑO

ALEXANDRA

Me despierto con los rayos de luz que se cuelan por las cortinas. Me estiro y pienso encantada, en lo placido que dormí, gracias a Dios a pesar de todo, nada perturbó mi sueño. Confirmo con esto que la mente tiene poder, piensas lo que quieres y permites. Miro el reloj de mi mesita de noche y wuaoo la 9:00 sí que estaba cansada. Bueno después de lo vivido quien no. Aunque realmente ha sido un cansancio más emocional que físico.

Bajo de la cama y descalsza me dirijo a la cocina a tomar agua y por supuesto mi infaltable café, antes de iniciar mi rutina de ejercicio.

Vuelvo a mi habitación a cambiarme para comenzar la faena, pero antes tomo mi celular para enviarles un mensaje a mis padres. Más tarde les haré una videollamada. Al revisar mi celular veo la infinidad de WhatsApp que tengo... De Ariadna, Charly, Ryan, mi amiga Anabela, mis hermanos Joseph y Carl e incluso de mis papás ¡Jesús bendito! ¡deben estar preocupados!!

Decido grabar una nota de voz para todos, donde los saludos y les digo que estoy bien. Les pido disculpa por no responder antes y les explico que me dormí hasta tarde. Me despido y envío.

Ahora sí, a mi rutina. Hoy como todos los sábados a correr. Me cambio con mi atuendo deportivo que costa de un conjunto de pantalón largo negro rosa y blanco, zapatillas blancas. Me miro en el espejo y no me gusta lo que veo, tendré que hacer algo con este moretón que tengo en el ojo, maquillarme sería absurdo porque voy a correr y qué caso tendría si voy a sudar, no me duraría nada. SSH no haré nada, ya lo que fue, fue, camino al closet y busco una gorra que haga juego con el conjunto, me paro frente al espejo, tal vez esto me ayude a simularlo, además, nadie me mirara directamente, no voy a hacer vida social, voy a lo mío, me la coloco y el golpe del labio lo cubro un poco con pintalabios. ¡Y adelante nena no ha pasado nada!!

Busco mi MP4, mis audífonos y salgo de mi apartamento. En la recepción saludos a Thomas, camino hasta la entrada principal, abro la reja y salgo del edificio.

A unas cuadras queda un hermoso parque donde las familias, novios y amigos se reúnen a pasar un agradable día de pícnic o haciendo deporte, correr, andar bicicleta. Cualquier actividad que sea al aire libre, este es el lugar ideal. Realmente es agradable. Como vengo todos los sábados, ya distingo a muchas personas, no es que tenga amigos ni nada de eso, pero reconozco algunas caras, yo siempre hago mi rutina sola. ¡¡Soy de poco hablar y, por tanto, pocos o nulos amigos, ya saben!!

Hago unos estiramientos y empiezo con un trote lento mientras llego al parque. Me paro en una avenida un poco transitada y espero el cambio de luces para cruzar. El semáforo cambia y cruzo sin ver a ningún otro lado en particular. Cuando llego al parque, me agacho para atar bien las cintas de mis zapatillas y unos zapatos negros de cuero se posan frente a mí. hago un mohin, ¡por Dios! ¿A quién se le ocurre venir a un parque con esos zapatos? Levante la vista para observar al dueño de los fulanos zapatos y casi me caigo de culo cuando vi a quién pertenecen.

Me levanto casi de un salto y miro a todos lados, luego sin otra opción, lo miro directamente a él desde los pies a la cabeza. Lleva unos pantalones de mezclilla negros y una camisa manga larga del mismo color, pero arremangadas hasta la mitad de sus brazos que dejan ver lo bien desarrollados y fuerte que los tiene, se nota que se ejercita muy bien. La camisa tiene suelto los dos primeros botones dejando ver parte de los vellos que caen en armonía hacia abajo, quien sabe hasta dónde. Imagine todo su pecho cubierto de vellos, ¡Dios mío¡! un escalofrío me recorre de pies a cabeza, pero ¿qué me pasa?

Cuando llego a su cara me quedo de piedra, tiene una sonrisa de los más provocadora y picara, su barba recién afeitada pide a gritos ser acariciada, y yo quisiera hacerlo, y es que, se le ven hermosas las canas que resaltan en ella. Trago saliva. Sus ojos, son tan hermosos, de un azul intenso casi gris, tiene una bendita mirada que despierta pasiones. Creo que en la euforia de aquel día en el restaurante no me permití detallarlo bien.

Este hombre está podrido de bueno. Y huele demasiado rico. Que perturbador, Provoca… ¡¡Alexandra!! Me regaño mentalmente y me obligo a volver a la realidad, Sacudo la cabeza para apartar esos pensamientos alocados que me invaden. Okey, pero debo reconocer con conciencia que el hombre me atrae, y mucho.

. – ¿Te gusta lo que ves Ana? - me dice haciendo que reaccione. Levanto mi cara y lo miro, él me mira también perimero con ojos interrogantes y luego sorprendido - ¿Qué te pasó en la cara? – trata de tocarme y yo lo esquivo – ¡Ana!

Ana, ¿quién demonios es Ana? ¡¡Miro a los lados y atrás por si acaso hay alguien más detrás de mí, esa tal Ana por ejemplo!!

. - ¿A Ana? – le digo sin poder evitar tartamudear. Ante mi duda me mira con suspicacia.

. – Me dijiste que preferías que te llamara Ana o es ¿qué ese no es tu nombre? – me mira interrogante.

Demonios, cierto, claro, le dije que me llamaba Anabella, como pude olvidarlo. Que tonta soy, me golpeo mentalmente. Todo esto me está volviendo loca.

. – No, quiero decir sí, es decir, es cierto. Mi nombre es Anabella… solo que unos pocos privilegiados me pueden llamar Ana. – digo moviendo las cejas con coquetería. Me mira fijamente y espero su respuesta. ¡¡Que se lo crea por favor!!

. – Bien… Vamos a suponer que te creo ANA – dice haciéndome entender que no cree nada de lo que digo - supongo que yo soy de esos privilegiados, aunque tuviste el descaro de dejarme plantado – me dice con los dientes casi apretados. Está molesto. Su mandíbula se tensó y sus ojos se pusieron más oscuros. Me asusto de su reacción y retrocedo dos pasos, mejor mantener la distancia por si acaso me toca defenderme.

Él mira mi acción con burla y sonrie, pero sin gracia.

. – ¿Tienes miedo Ana? – Camina hacia mí y yo retrocedo más - ¡¡Supongo que sabes por qué! - De pronto se detiene y me detalla de arriba abajo y viceversa! Deteniéndose justo en mis pechos… me siento desnuda en esa parte e instintivamente cruzo los brazos para evitar que siga el escrutinio.

. – Ja, ja, ja no ves que eso es peor… - señala con un dedo mis pechos que sigue mirando descaradamente. Y yo hago lo mismo. Bajo la vista y entiendo. En esa posición lo que logro es levantarlos más, entonces los bajo inmediatamente y él igual sigue devorándome con la mirada – ahora me toca a mí… - dice mirándome aún con descaro.

. – Eh bueno, me dio gusto saludarte. Debo irme ahora - le digo y me dispongo a caminar cuando siento que me toma de la muñeca.

. – ¡Ah no, eso sí que no querida!! – hace más fuerte el agarre

. – ¿Qué haces? ¡¡Suéltame!! – le exijo contrariada.

. – ¿Dime algo Ana, tú quién demonios crees que soy? ¿con quién te crees que estas tratando? – es cosa mía o levanto la voz más de lo normal. Miro a todos lados, pero hasta ahora nadie nos está mirando.

. – No lo sé, pero de verdad debo irme – le digo – por favor suéltame…

. – Pero si acabas de llegar querida Ana – se burla y lo miro con asombro. ¿¿Cómo sabe que acabo de llegar??’ ¿Acaso me está siguiendo este hombre?? Como si leyera mis pensamientos…

. – Te vi cruzar la avenida directo al parque. ¿Eso quiere decir que estás llegando, o me equivoco?

Okey, que alivio. No me está siguiendo.

. – Bien, si es cierto, pero recordé que tengo algo importante que hacer. – le digo

. – ¿Una cita? – levanta una ceja – ¿ya hay un hombre esperándote? Empiezas temprano eh – mira su reloj y su rostro se endurece nuevamente.

¿Una cita? ¿Un hombre? ¿Qué quiere decir con eso?

. – No sé de qué hablas y tampoco me interesa - le espeto. ¿Quién se cree este imbécil que soy??

. – ¿Ah no? ¿Dime ese es el cliente número qué, o es el primero del día? ¿Por qué no me dices tú horario para lograr ser yo el primero de tu día Ana? No me gustaría nadar en el semen de otros hombres.

. – ¡Pero cómo te atreves infeliz!! - fúrica Trato de soltar mi mano – ¡suéltame ya! – le grito ante la impotencia de no poder soltarme por la fuerza que ejerce en mi muñeca. ¡¡Tampoco me importa si me escuchan o no – ¡Basta! - miro su mano apretada en la mía - ¡Me estás lastimando!!

Varias miradas ajenas, se voltean a nosotros, incluso un hombre que corre cerca se detiene al reconocerme! También lo he visto. Coincidimos cada vez que vengo.

. – Hola, ¿todo bien? – pregunta el dirigiendo su mirada a mi mano capturada, mi cara y hace gestos al ver los moretones y luego a la del extraño. ¡Ay por Dios que no vaya a pensar que él me hizo esto!

. – ¿Por qué crees que no estaríamos bien?? – le responde el otro con voz déspota y el puño libre cerrado. ¡¡Ay no por Dios, que bochorno, lo que me faltaba para completar mi semana!!

. – Todo bien Solo un malentendido que ya estoy por resolver. - me apuro a contestar - ¡Gracias¡ – ante su duda, le dedico una dulce sonrisa para convencerlo.

. – Bien – mira a mi acompañante nuevamente no muy convencido - Estaré por aquí. ¡¡Cuídate!!

. – Sí, tu igual – le sonrío. Mi captor bufa y lo miro.

. – ¿Un viejo cliente? – me mira con reproche.

¡¡Señor dame paciencia!! Cierro los ojos y los vuelvo a abrir.

. – ¿Me puedes soltar?... ¡por favor!– le pido

. – Dame tu horario.

. – ¿Por qué insistes con eso? – Le pregunto - ¡ya estás muy rebuscado!

Me hala hacia él y me susurra

. – ¡Porque te deseo y también quiero estar dentro ti!!... ¿No te suenan acaso esas palabras? – me mira con destellos de deseo en su mirada. No puedo evitar erizarme, sentí que me puse roja de pies a cabeza, si, no lo pude evitar, estoy perdiendo el control de mi cuerpo. Su voz, su aroma, las cosas que dice, toda su maldita presencia me perturba más de lo que quiero reconocer ¿Hace cuánto que no sentía eso?? ¡¡Tengo que terminar con esto ya!! - ¿Fue eso lo último que me escribiste no?

. – ¡¡Mira no sé quién crees tú que soy, pero estás muy equivocado!! ¡¡Suéltame!! -le exijo nuevamente.

. – ¿Por qué te molestas Ana? ¿Tú y yo estamos claros quién eres? Dime ¿cuánto quieres? Te doy lo que desees. Todo si quieres. ¡¡Solo déjame hacerte mía!!

. – ¿De qué diablos estás hablando? Ya basta con esto. ¡¡Suéltame de una maldita vez!! – Vuelvo y le digo con los dientes apretados ya esta es como la cuarta mala palabra que digo por su culpa, de verdad que me enerva este hombre - ¡por favor no quiero ofenderte!!

. – ¡Ja!! ¿¿No quieres ofenderme?? – Me acerca más hacia él – ¡eso ya lo hiciste pequeña zorra y me juré que lo ibas a pagar!! - me aprieta la muñeca. Rápidamente, se encenden mis alarmas y todo mi cuerpo se tensa. ¿Por qué me persigue este tipo de locos?? ¿Qué he hecho mal? Trato de calmarme para aliviar mi molestia y no actuar con impulsividad, mientras pienso qué movimiento discreto puedo hacer para deshacerme de este hombre, que además de grande es corpulento. Ni, aunque quiera podría con él. Debo pensarlo mejor, si no quiero hacer el ridículo aquí.

. – Escucha… Lo lamento, lamento lo que paso. No fue mi intención ofenderte, pero… - Uy como odio tener que pedir disculpa cuando no debo ¿pero qué Alexa?? Me pregunto mentalmente – perdí mi celular y ya no me puede comunicar contigo. – por favor que lo crea, cruzo los dedos de mi mano libre.

Sin embargo, él me mira con sospecha…

. – Te dije que estaba en el hotel luxury. Porque no fuiste. Allí estaba esperándote, toda la maldita noche - dice con petulancia.

¡¡Demonios!! ¿Y ahora? Alexa piensa rápido… ¡Ya lo tengo!!

. – Pero es que tú nunca me dijiste tu nombre, ¿por quién se supone que debía preguntar?? – digo suavemente.

Me mira sorprendido… Bingo. ¡¡Lo deje frito!! Punto para Alexa…

. – Cierto, mi error. Eso hay que mejorarlo ya, permíteme presentarme - dice

¡¡No!! ¡¡Yo no quiero saber tu maldito nombre, quiero que me dejes en paz!! Le quise gritar…

. – ¿¿Oye, eres casado??- su rostro se ensombreció. Está evidentemente afectado. ¿¿Remordimiento?? Ósea que hay alguien esperándote en casa. ¡¡Desgraciado!! Aprovecha esto Alexa. Un punto más a tu favor. ¡¡Atácalo por ahí!!

Me mir, duda, tarda más de lo norma en responder y lo más importante, afloja su agarre, ya eso es algo pienso, y con esto, confirmo que, claro que lo está.

. – Solo deseo una noche contigo Ana. - dice casi en súplica.

¡¡Ay, sagrado rostro!! ¿Qué calamar, qué no se rinde? Ya me harté. Me irrita que se me quiera imponer y dirigir mi vida y tiempo. Lo detesto. Bajo la vista y la vuelvo a subir ya con otra intención. Me acerqué muy lenta y sensualmente hasta estar lo más pegada a él que puedo, me transforme en eso de lo que él tanto me acusa. No quita su mirada de mí y sus ojos se comienzan a nublar a medida que yo lo seduzco con mi mirada y movimientos. Vamos bien.

Con mi mano libre le toco el antebrazo izquierdo, siento que se tensa - deslizo entonces, desde allí mi mano hasta su hombro para después colocarla en su pecho y subir hasta los botones abiertos de su camisa, todo esto lo hice lo más suave y sensualmente posible, no lo voy a negar, también, disfrutando el contacto – no puedo resistir la tentación de acariciar los bellos que por allí se asoman incluyendo su piel. ¡Él tiembla y yo también, sentí un fuerte escalofrío recorrer todo mi cuerpo y centrarse justo en mi zona V!

¡DIOS! Llevo mi mano a su barba, la acaricio también provocando que él entreabra sus labios, los cuales desee con todo mi ser, besar, ¡¡que bendita locura! Paso mi lengua por mis labios para calmarlos, porque los siento picar, deseo tanto besarlo. ¡¡Dios no!, Debo detener esto, ¡este juego se me está saliendo de las manos!! Siento cosas que hace mucho no sentía y tampoco las quiero sentir. Llevo mi mano a su nuca la acaricio lenta y suavemente, y hago presión para acercarlo a mi cara, como si lo fuese a besar, que es lo que él espera porque entrecierra los ojos. Pero me acerco es a su oído, muerdo sensual y discretamente el lóbulo de su oreja y le susurro pausadamente y con voz seductora…

. – Yo... estaré… contigo... el… día... que… el... sol… Salga... en… la… noche - lo miro y él a mí con cara de pokers - ¡Déjame en paz!! Y procedo a propinarle un rodillazo en sus partes nobles. Jadea de dolor y no le queda más que soltarme para sobarse su corotico. ¡Qué pesar!!

Allí aprovecho en emprender la carrera. ¡Volteo a ver si viene detrás de mí y veo que dos hombres se acercaron a el - sus guardaespaldas quizás! - lo ayudan a levantar. Cuando lo hace mira hacia mí fijamente. Que miedo, pude sentir su mirada furiosa. Entonces vuelve a inclinarse, sin dejar de mirarme. Creo que lo pude haber malogrado. Le dedico una Sonrisa. ¡¡voy tan atenta al espectáculo que ocasione que casi choco con el hombre que minutos atrás me había tratado de ayudar y este solo me levanto la mano invitándome a chocarla con la mia como un gesto de esta es mi chica!! Lo hago, choco su mano sin detenerme, sonrio y continuo mi trote directo a casa.

Eres grande Alexa, así es, ¡¡no te dejes de nadie!! - Me aliento mientras sigo mi camino - Una vez fue suficiente.

Cuando llego al edificio miro a todos lados antes de entrar por si veo algún auto o personas extraña mirándome. No quiero que ese hombre sepa donde vivo. Pero nada. Todo normal. Entro, saludo a Thomas y subo por las escaleras son 5 pisos, pero total, gracias al cretino ese no pude cumplir con mi rutina de ejercicio. Esto me ayudará. Empiezo a subir los escalones de uno en uno. Y pienso que otra vez me quede sin saber el nombre del extraño. M.S. ¿qué significará?

Bueno ¡Tampoco quiero saber!

Llego a mi piso y camino a mi apartamento. Saco la lleve, abro y cierro inmediatamente. Mis pasos se dirigen directo a la cocina. Necesito comer. Tomo agua antes y me pongo a preparar algo rico… una lasaña de carne y vegetales. ¡¡Excelente Alexa, esa es la actitud!! Meto mi receta en el horno y mientras me voy a duchar. ¡,No paro de sonreír porque estoy orgullosa de mi misma!!

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