CAPITULO IX REGRESO A BOSTON

MAXIMILIANO

Llegamos a Boston casi a la media noche. Decidimos quedarnos en el hotel luxury por esta noche ya que Ethan está con nosotros y mi apartamento aquí es de solo dos habitaciones. Ya mañana resolveremos lo de su estadía que será más o menos de un mes mientras seleccionamos las propuestas de diseño, firmamos contratos y demás.

Cuando llegamos a la recepción, noto que el administrador me da la llave de la misma suite de hace 15 días atrás. Aquella donde me quede plantado como un tonto esperando a Ana. Entonces le pido amablemente que me la cambie, no quiero estar en ese lugar, allí me sentí humillado y burlado descaradamente por una arribista que le gusta jugar con los hombres.

Le digo que no importa si no hay otra disponible. que me puede dar una habitación normal, no tengo problemas con eso. Solo no quiero estar ahí, sobretodo, por miedo a pasar la noche recordando a esa mala mujer. ¿Dónde estará ahora? O, mejor dicho, ¿con quién se estará revolcando en este momento? Hago una mueca y no puedo evitar sentir una punzada de celos y resentimiento al imaginarla en brazos de otro hombre y no entiendo que coño me pasa con esa mujer.

Maldición, sabía que llegar a Boston iba a ser imposible no pensar en ella, pero ya basta, Maximiliano, ten control de tu mente y cuerpo hombre. Recuerda a Christina y lo que viniste a hacer, me regaño mentalmente, aunque me provoca es golpearme.

. – Señor Stone tenemos esta suite disponible – me tiende una tarjeta – un poco alejada de los demás caballeros – dice señalando a Ethan y Matt - pero igual de cómoda.

. – Excelente, no hay problema, muchas gracias. – nos retiramos y caminamos al ascensor. Y estos dos tontos comienzan a burlarse de mí…

. - ¿Qué pasa Max, crees que tendrás pesadilla si te quedabas allí? Ja, ja, ja – ambos rieron

. – No yo creo que, al contrario – sale Ethan – alucinara que la mujer está allí y vaya usted a saber que termine haciendo!

. – ¡te imaginas! – los tres nos hicimos una imagen de ello y soltamos la risa.

. – ¡Ya cállense idiotas! – les digo cuando siguieron con sus burlas, gracias a Dios el ascensor llega a su destino y abre las puertas – busquen algo mejor que hacer…

. – Qué mejor que reírnos a costilla tuya mijo – dice Ethan dándole en el pecho a Matt - el plantado del año Ja, ja, ja – estos dos idiotas, pero me lo merezco por imbécil…

Les muestro el dedo medio y camino hasta mi suite, los escucho reír nuevamente pero no volteo a mirarlos porque también estoy riendo, qué más me queda hacer. Esto ha sido así desde que les conté lo que me pasó, pero ya llegará mi turno de burlarme de cualquiera de los dos.

Mañana, aunque será sábado debemos arreglar algunos asuntos con respecto a los contratos para tenerlos preparados y hablar con el encargado de sistemas para informarle algunas ideas sobre la página web. Claro, tampoco es que debemos madrugar.

Llegue a mi puerta, utilice la tarjeta para abrir y entro observando todo a mi alrededor. Diferente lugar mismo ambiente, la verdad es como estar en la otra, pero ni modo, ya no puedo hacer nada más que obligarme a bloquear mis pensamientos. Me saco la chaqueta y tomo una botellita de whisky me sirvo en un vaso y me siento en el mueble que hay en la habitación estirando mis piernas y con los pies quitando mis zapatos.

Paso las manos por mi barba y permito por un rato que mis pensamientos vuelvan hacia Ana, solo un rato me digo, ¡¡Qué cabeza dura que soy!! Pero me pregunto; ¿Qué habría pasado si Ana hubiese venido esa noche? Bueno, claro que sé lo que hubiera pasado, ni tonto que fuera. Me la habría comido viva, la hubiese disfrutado toda la noche haciéndola mía una y otra vez como tanto deseaba en ese momento y para que engañarme, como la deseo ahora mismo, habría tenido todo su hermoso cuerpo desnudo únicamente para mí.

La erección que siento en mi entrepierna me espabilo ¡Para hombre!! No es a eso a lo que quiero llegar… sino, a ¿qué hubiese pasado luego, Realmente la habría dejado ir? No lo sé, aunque lo dudo, si no puedo dejar de pensar en ella sin tenerla, ahora imagínense que la tenga, no, no creo que la dejaría ir la verdad, pero que hubiese pensado Christina ante tal bajeza, es cierto que no estamos comprometidos o nuestra relación es totalmente formal en todo el sentido de las palabras, pero tenemos 2 años juntos y ella ha sido incondicional conmigo. Sería egoísta de mi parte haberla hecho perder su tiempo así haciéndola a un lado por una simple calentura. Por qué también debo estar claro en algo, si la he convertido en una obsesión, entonces es probable, que si hubiese estado con ella, tal vez se habría convertido en una adicción. Por eso mejor mantenerme alejado, incluso de pensar en ella.

Entonces si estás claro MAXIMILIANO, deja ya de pensar en esa mujer. Que de paso no tiene medida o comparación con Christina, esta es dulce, cariñosa, trabajadora, apasionada y si, muy buena amante, no tengo de qué quejarme. La otra, entiéndase ANA, es una mujer vanidosa, frívola, prepotente, coqueta, provocadora y mujerzuela. No, definitivamente no puedo siquiera pensar en seguir comparándola con Christina.

Aunque sea hermosa no vale nada, es tan superficial como su palabra. Tal vez está acostumbrada a vivir de su cuerpo y seguramente el hombre con el que estaba ese día le ofreció más dinero para gozársela más tiempo. Yo hubiese hecho lo mismo, pero claro, como no le hablé de cifra. O tal vez tuvo otros clientes y por eso no pudo quedar conmigo. ¿Pero por qué no me llamo para quedar luego, es decir, por qué dejarme plantado? ¿Es posible que haya perdido su celular? No jodas, ¡¡Ya basta, Max!! Deja ya de buscar justificación y torturarte por una ramera, con un demonio.

Me tomo de un trago todo el whisky que hay en el vaso y me sirvo otro que me tomo de igual forma. ¡Demonios! Necesito dormir pero primero voy a ducharme con agua helada preferiblemente.

Me dirijo al baño, me desvisto y me meto a la ducha. Allí me mantengo un buen rato hasta que todo vuelve a la normalidad y decido salir después de lavarme el cuerpo y el cabello. Me cepillo antes de salir del baño y me envuelvo en una bata.

Voy hasta donde está mi equipaje para buscar ropa interior, me coloco mi bóxer y un pantalón de dormir largo y me meto debajo de las sábanas, pensando que debí haberle pedido a Christina que me acompañara, aunque sea por el fin de semana porque sé que tiene mucho trabajo. Pero bueno, él hubiera quedó atrás. Mañana será un nuevo día y espero que productivo.

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