CAPITULO I ALEXANDRA MAXWELL

¡¡Hoy el día se presenta ante mis ojos aletargados a causa del trasnocho, como un jornada cargada de muchas emociones entre ellas, y la más importante para mí, una de ¡éxitos!!

Son las 5:00 de la mañana, como dije, no he pegado un ojo, estoy totalmente entumecida, he estado literalmente toda la noche dándole vueltas a este nuevo día que en breve representa para mí, uno de los más importantes, pues, seré ascendida en la empresa donde trabajo, a directora de proyectos.

Hoy además de este importante ascenso, se me asignará desarrollar planos de propuesta para uno de los proyectos planteados por la empresa de construcción más grande de la ciudad, y por ende una gran oportunidad para nuestra empresa de conseguir más renombre y por supuesto para mí, pues, representará crecimiento profesional. Y eso ya es mucho pedir, después de tantas pruebas amargas en lo personal.

De lograrlo, me convertiré en una arquitecta más reconocida, y por lo tanto más solicitada, lo que siempre ha sido mi sueño, además de tener mi propia empresa, ¡así sea!

Sé que serán muchas las empresas que estarán detrás de este desarrollo urbanístico, hotelero, y empresarial, nada más, y nada menos que del GRUPO STONERS, esta empresa de construcción, es la más grande e importante, no solo del estado sino del país, con relevancia a nivel internacional. ¿Cómo iba a poder dormir? ¡Dios mío! Los nervios me están matando lentamente… pero estoy lista para asumir este reto.

. - ¡Así que, a ver mujer de Dios! - me exijo ser optimista - ¡tú puedes con esto y más! Lo has demostrado con el pasar de los años - Entonces toca ponerse de pies - Yo puedo, Puedo ¡claro que sí! Me he esforzado demasiado y voy a lograrlo - ¡Me lo repito una y otra vez, lo merezco!!

No peco de ignorante al enfocarme, y darle más importancia a mi crecimiento profesional, dejando a un lado todo lo demás, pues, soy una mujer de casi 30 años, y después de tanto sufrimiento en el ámbito personal, y sobre todo amoroso, lo que menos me importa es buscar o pensar en conseguir al dichoso príncipe azul y casarme nuevamente, o complacer por ejemplo, al resto de la humanidad con los absurdos estereotipos que busca imponer. No señor, de solo pensarlo, se me eriza la piel, pero de terror.

Sí, me aterra, porque ya he estado casada, y me fue de pura mierda… jamás lo hubiese pensado y menos esperado, del hombre que se presentó ante mí como un príncipe de cuentos de hadas, y luego se convirtió en el villano, o mejor dicho, el peor de los villanos, así fue, pero más adelante les contaré algo de esa pavorosa parte de mi vida.

Por ello, desde hace 5 años, me he orientado solamente en mi crecimiento profesional, por los momentos es lo único que me mantiene enfocada. ¡Así que aquí vamos!!

Con este pensamiento decido levantarme de la cama aunque aún es temprano, pero no puedo seguir allí tirada mirando el techo.

Decido entonces hacer un poco de ejercicio, pero primero, una visita al baño a hacer mis necesidades básicas, cepillarme, recoger mi cabello una cola de caballo, como dice mi mamá y colocarme ropa deportiva, ya lista, me dirijo a mi espacio de ejercicio.

Aquí en casa, tengo digamos, un mini gimnasio con lo esencial para ejercitarme como me gusta. Desde hace un tiempo, tomo clases de King boxing, y ya no necesito salir de casa por un entrenador, aquí lo práctico perfectamente, pues aprendí todas las técnicas. Me atrevo a decir que soy una experta, Jajaja habría que probarlo en una situación difícil ¿verdad?, aunque no, espero no tener que hacerlo. ¡¡Aquí vamos!! ¡¡La rutina de hoy será más exigente, pero preciso drenar esta ansiedad urgente!!

A las 7:00 am, ya con la lengua de corbata, decido parar, estuvo bien por hoy. Me siento mejor, liberada y activada. Me dirijo al baño para asearme de pies a cabeza, lavo bien mi cabello, y me dispongo a la tarea de secarlo antes de vestirme. En el Vestier busco las prendas que me pondré. Ya desde anoche, a causa del desvelo por los nervios las había seleccionado, y dejé todo listo. Que locura, es la primera vez que lo hago, por lo general solo abro mi closet y saco cualquier cosa, total, todo está destinado a hacerme ver muy elegante y profesional, así que no me complico por eso, sin embargo, anoche solo me faltó planchar.

De camino a la habitación me quito la toalla que llevo enrollada en mi cuerpo, y como todos los días me miro al espejo, así como Dios me trajo al mundo.

No lo hago por vanidad, pues soy consciente del cuerpo que tengo, gracias a los ejercicios, y por supuesto, a los genes de mi madre, quien es latina, realmente unos genes maravillosos. Siempre he pensado que las mujeres latinas son las más hermosas del mundo, estoy segura que estarán de acuerdo conmigo. ¡Lo que es del cura va para la iglesia!! ¿O no?

Me observó completamente. Esto es prácticamente un ritual. Lo hago para ver las cicatrices que hay en él, producto de los incansables golpes, correazos y torturas a las que fui sometida en casi dos años de matrimonio, lo hago además para no olvidar mi propósito, desde que esa relación abusiva y tóxica culminó, y es, no dejar que nadie nunca más abuse y utilice mi cuerpo como bien le parezca.

Me llamo Alexandra Maxwell, tengo 29 años, soy arquitecta, graduada con honores en la Universidad de Columbia, una de las más prestigiosas de mi país. Como ya les mencioné, soy norteamericana, pero con descendencia latina, por parte de mi madre, quien es venezolana.

Tengo una especialización en infoarquitectura y realidad virtual, que también hice en la universidad de Columbia en Nueva York, igualmente culminada con la mejor calificación, he sido desde siempre, una estudiante sobresaliente. Por ello, de vez en cuando la universidad me invita a dar conferencias y talleres sobre mi profesión, a los nuevos ingresos e incluso quisieron contratarme como docente fija de la universidad, pero debí rechazar la oferta, primero, porque no me podía quedar en esa ciudad y segundo, porque deseaba ejercer mi carrera como es.

Vivo en Boston desde hace casi 5 años, cuando decidí iniciar una nueva vida con el apoyo incondicional de mis padres y hermanos. Tengo una buena amiga, un poco ausente porque vive en Toronto, pero con quien comparto muchas cosas, y también fue un gran apoyo en mis momentos más difíciles. Mi amiga se llama Anabella, y esta de la foto soy yo.

Me voy a seguir describiendo para que se hagan una imagen de mí, Soy de piel morena clara, como dice mi amiga, no soy blanca, tampoco soy morena. Mido 1,69. Tengo el cabello castaño medio, ojos marrones claros, que dependiendo del estado de ánimo varían, son además muy expresivos, no me considero una mujer extremadamente hermosa, pero como dice el dicho, Jajaja. Bueno así lo considero yo. Soy consciente de lo agraciada que soy, en cuanto a mi figura, gracias a la mezcla entre mis padres (norte americano y latina) excelente, pulgar arriba.

Mi padre es todo un gringo en todo el sentido de la palabra, rubio, ojos azules, alto y delgado, y mi madre, en cambio, es una morena o trigueña como dicen en su tierra, pelo negro y ojos marrones claros, con un cuerpazo de infarto, muy hermosa mi mami.

Por supuesto que sé, que robo miradas al pasar, sobre todo del sexo masculino, pero es algo de ellos y me niego a darle importancia. No vivo de esas pasiones, es más a veces quisiera hasta ser invisible, y así evitarme incluso los malos ratos. En lo posible trato de pasar desapercibida. No provoco a ningún hombre, jamás lo he hecho, ni he usado mi cuerpo para ello ¡jamás! No los miro de ninguna manera en especial, y por sobre todo, los evito cuál mosca fueran.

En estos 5 años, la relación más cercana que he tenido con un hombre, que no sean mis dos hermanos y mi papá, es en el más estricto sentido laboral, y de manera muy profesional. Tampoco es que me escondo, ni soy una mojigata, solo no quiero tener nada que ver con ninguno, en otro entorno que no sea el laboral, comparto con ellos, solo esencial.

A veces coincido con mis compañeros de trabajo en el almuerzo, en la empresa, o en algún otro evento al que me veo obligada a ir, pero mi relación con ellos, no pasa de charlas que siempre tienen que ver con el trabajo, y cuando alguno trata de ir más allá, lo sacudo de una y les dejo bien en claro mi postura para evitar que vuelvan a insistir.

Tampoco es que les hago desplante o soy grosera, pero si soy firme en mi negativa de socializar de otro modo con ellos.

Cierto, que soy una mujer que a veces doy la apariencia de ser prepotente, arrogante, y muy fría, y sí, tal vez lo soy, o eso lo que aparento, pero es la forma que tengo para ocultar lo frágil que fui alguna vez, y así mantener al margen a todo el resto de la humanidad, menos a mi familia claro, ellos lo son harina de otro costal, y son todo para mí.

Con el resto soy neutral, por lo general seca y distante. A veces me da risa cuando alguien se me acerca con la intención de preguntar cualquier cosa, pero al ver la fría mirada que me gasto, no logran gesticular las palabras. Realmente no puedo evitar sonreír cuando quedo sola, para al instante, volver a mi cara de culo, como dicen algunas en la oficina que tengo. No me importa lo que piensen, o digan, ya superé esa etapa. Tampoco es que me sienta orgullosa, pero ¡así estoy bien!

No soy una mujerzuela provocadora, como me recriminaba a diario él que un día fue mi esposo, y el hombre del que pensé estaba locamente enamorada. Es cierto, tengo un muy buen cuerpo, no lo puedo negar, y me enorgullecen mis curvas, claro que si ¿a quién no de tenerlas? Aunque debo decir que a veces, también me asustan, porque como dije antes, atrae miradas tanto buenas, como malas, y siempre termino siendo acusada de aprovecharme de eso. Pero de ninguna manera, jamás he utilizado mi cuerpo para provocar o ganar nada. Yo soy una mujer muy centrada, profesional y dedicada, todo, absolutamente todo cuanto he logrado, ha sido por mérito propio, gracias a mi esfuerzo y dedicación.

Después de mi fallido matrimonio, mi cuerpo se convirtió en mi templo, nadie entrará o tocará, si así yo no lo dispongo, no soy ningún objeto sexual para que me quieran tratar como tal. Que miren lo que quieran, pero no me visto y camino para nadie. Y modestia aparte, es imposible evitar, que lo que me ponga me quede bien, pero eso no le da derecho a nadie a señalarme de provocadora, o zorra ni mucho más. Es lo menos que soy.

En fin, estoy lista para comerme al mundo, e iniciar mi día como la nueva directora de proyectos de empresas Blake Desing, donde hasta hoy me he desempeñado como arquitecta titular, y he logrado darle algo de prestigio a la empresa, con mis diseños vanguardistas.

El atuendo que elijo para hoy, genial. Tomo mi portafolio, cartera y salgo. ¡¡Aquí vamos, a seguir triunfando!!

Bajo de mi habitación con toda la confianza, seguridad y profesionalismo que me caracteriza. No tengo hambre, decido desayunar en la cafetería de la empresa, pues a pesar de todo y mi seguridad, tengo el estómago cerrado. En este momento no logro pasar ni mi propia saliva, esto suele sucederme cuando estoy ansiosa.

Salí de mi apartamento directo al ascensor, entró y marco el último piso. El sonido de este, me anuncia la llegada, las puertas se abren y camino por el estacionamiento en busca de mi automóvil, cuando voy a abrir la puerta escucho pisadas muy cerca de mí, lo que me hace voltear alerta.

Umh y Ahí estaba George, un inquilino de mi edificio, con quien siempre coincido en el mismo lugar, a la misma hora, realmente ya dudo si es coincidencia, o lo hace a propósito.

. - George, buen día – no me queda más que ser cortés.

. - Hola, Alexa, buen día para ti también. ¿Cómo estás?... – me mira con admiración - Bueno, creo que esta demás esa pregunta ¿cierto? – Sonríe y yo discretamente volteo los ojos y hago una mueca - Hoy te ves más reluciente que nunca, y particularmente hermosa.

George es un hombre bastante extrovertido, no para nunca de hablar. Siempre que me lo encuentro en el conjunto está conversando con alguien. Por lo general, todas son mujeres, que novedad. Él es alto, de cabello negro, ojos verdes y si, atractivo, pero por mucho que así sea, no estoy interesada. Es algo instintivo, pero no puedo evitar tensarme cada vez que un hombre asume esa actitud aduladora hacia mí, aunque ya sé, que es por causa de cada una de las acusaciones de Jack, haciéndome sentir culpable por cómo me veo. Lo miro ya con semblante frío, y él lo nota, también por mi seca respuesta.

. - Umm bien. Disculpa, pero ya voy tarde – busco en mi cartera las llaves de mi auto y presiono el control de seguridad - Buen día George.

Con casi todos los inquilinos de mi edificio nos reconocemos, pues nos vemos cada mes en las reuniones del condominio, a las que inevitablemente debo asistir. Saben que mi actitud no es precisamente jovial y menos abierta, pero tampoco soy tan asocial, voy a lo que voy y ya. También sé que al igual que en la empresa, aquí me critican y nombran, y que “la dama de hielo”, ¡por favor, que poco originales!

Al ver mi actitud él se apura a responder.

. - Disculpa Alexa no quise ofenderte - me mira como esperando una reacción diferente de mi parte, pero no me inmuto - Es la verdad. Por favor no quiero que malinterpretes mis palabras.

¡Dios mío, dame paciencia!! Suspiro antes de hablar.

. - Okey, entiendo. No hay problema – hice una pausa, mirándolo - gracias, pero realmente tengo algo de prisa.

. – No te apures Alexa. – Dice aceptando lo que le dije - ¿Estamos bien entonces?

No sé realmente a que se refiriere, pero no tengo tiempo ahora de analizarlo. Por lo tanto, solo me queda asentir y confirmarle que sí.

. – Por supuesto. Adiós. – volteo y camino al auto, estoy abriendo la puerta…

. – Alexa espera… - levanto los ojos al cielo, ¿ahora qué? Me volteo hacia él – ojalá en algún momento me puedes regalar algo de tu tiempo. Me gustaría mucho hablar contigo – me mira directamente a los ojos. Lo dudo, pienso y sin esperar mi respuesta, se despide - ¡Que tengas un excelente día Alexa!

. – Igual para ti - A veces siento que este hombre es intenso.

Me subo a mi auto, lo enciendo y espero unos minutos a que se caliente un poco, mientras sintonizo una buena emisora, avanzo, y en la salida vuelvo cruzar con George a quien saludo nuevamente con la mano. Pude notar su alegre sonrisa y como brillaron sus ojos ante mi gesto. ¡¡Pobre hombre, espero no se haga ideas equivocadas conmigo!!

...GEORGE THORNER...

Tengo cerca de 3 años conociendo a Alexa, corrijo, tratando de conocer a Alexa, jamás me ha permitido acercarme más de un metro hacia ella, ni me ha permitido tampoco cruzar más de 15 o 20 palabras seguidas.

Es una mujer hermosa, pero así mismo distante, emocionalmente distante, o por lo menos eso quiere demostrar o hacer ver. Ella se presenta como una mujer fría, que aparenta no interesarle nada a su alrededor más que sí misma, pone una y mil barreras bastante difíciles de traspasar, a mí me ha costado mucho, me imagino que a otros mucho más, y sé que lo hace únicamente para no acercarse emocionalmente a nadie, y así no sentirse vulnerable.

Algo muy fuerte debió haberle pasado para actuar así, porque se nota que le cuesta mucho sobrellevar esa máscara. Lo que sea, es una carga bastante pesada. Pero ella está convencida que vender su imagen de mujer frívola, la va a librar de volver a ser dañada.

He intentado por todos los medios acercarme más a ella, y ganarme su confianza, me he mostrado comprensivo y le he dejado ver que no tengo malas intenciones hacia ella, pero ni aun así he logrado romper con ninguna de esas barreras que ella casi inconscientemente, y como un mecanismo de defensa ha levantado contra todos.

Es triste ver como una mujer tan hermosa y profesional, con toda una vida por delante, está dejando perder los años más valiosos de su vida, por empeñarse en mantener ese riguroso control sobre sus emociones, y esquivando así todo lo bueno que se asome a su alrededor, porque negándose, todo lo ve bajo el mismo matiz, evitando que nada le impacte. Pero estoy seguro que llegará el momento en que esa barrara habrá de caer, y espero que cuando suceda, ella sepa cómo gestionar sus emociones.

No me voy a dar por vencido, porque sé, que esa mujer de hielo no es tal, esa mujer es todo menos insensible o frívola… seguiré intentando acercarme a ella, claro, debo hacerlo con mucha cautela y paciencia, para no alejarla más, seguiré intentando ganarme su confianza para acercarme completamente a ella y establecer una relación sana y verdadera.

Escucho su claxon, y me despido con la mano nuevamente, me gusto ese gesto de parte de ella. Ojalá me permita más adelante, ser por lo menos su amigo

ALEXANDRA

La empresa queda a unos 20 minutos de mi apartamento, pero generalmente el tráfico es traidor sobre todo iniciando la semana. Así que no me puedo confiar. Aunque generalmente no me preocupo, pues siempre salgo a buen tiempo. Debo estar en la oficina a las 9:00 y en este instante, son las 8:00, incluso cuando llegue me dará tiempo de desayunar y organizar algunas cosas en mi oficina, espero que para el momento de desayunar ya se haya activado mi apetito.

Después de varios minutos estoy entrando al estacionamiento de la empresa. Paro mi auto en el lugar asignado para mí y bajo. En el camino, respondo al saludo de uno que otro compañero, que van llegando igual que yo, y me dirijo directo a la cafetería antes de ir a la oficina.

Necesito urgente mi café matutino y mi buen y nutritivo desayuno.

Hago mi pedido; tostadas con huevo, tocino y aguacate, pedí además una ensalada de frutas y por supuesto, café, además de una botella de agua mineral al clima. Consulto el reloj y veo que aún me da tiempo de desayunar con calma aquí, así que opto por sentarme en una mesa que está disponible.

Cuando voy a iniciar con mi labor, levanto la vista y veo a Lukas, un colega, y Ariadna la administradora, con sus desayunos en mano. Ambos me miran con indecisión, como preguntase si se acercan o no. Echo una ojeada al lugar, y al notar que no hay mesas disponibles les hago seña para que se sienten conmigo. No puedo evitar una media sonrisa cuando los veo acercarse con algo de recelo. Entrecerré los ojos ¿En serio, van a venir o qué?

. – Buen día – los saludo cuando por fin, llegan a la mesa.

Ambos carraspean y se quedan como estatuas frente a mí, resoplo y los miro a ambos de manera inquisitiva.

. – ¿Algún problema? - Pregunto

Los dos aun parados, me miran con duda. Ya me estoy exasperando. Estos dos ni se terminan de sentar ni se van…

. – ¿Se van a sentar o se van a quedar allí parados toda la mañana? – les reprocho ya de mal genio.

Casi pegan un salto ante mi tono. Ambos se miran y luego como en cámara lenta se sientan. Volteo los ojos. El perezoso de zootopía es más rápido. ¡¡Luego me preguntan por qué soy tan dura!! Me molesta la indecisión y más la sumisión. Después de lo vivido, no lo soporto.

. – Buen día, señorita Alexa – dice Ariadna - Hasta que por fin habla. Pienso.

. – Hola - suspiro, me calmo y le dedico una sonrisa. Su reacción fue ponerse colorada. ¡Criatura bendita!

. – Lucas. - me dirijo al otro. Y le inclino la cabeza en señal de saludo.

. – Hola - también habla con timidez.

¿¿Pero qué les pasa a estos dos?? No como gente por el amor de Dios, ¿es que acaso no ven mi nutritivo desayuno? Ya sin nada de paciencia decido ser directa con ambos.

. – ¿Me pueden explicar cuál es su problema? ¿¿Porque esa actitud tan tonta particularmente hoy?? - Levanto mis cejas para darle más énfasis a las palabras.

Pude notar la indecisión de ambos y resoplé. En fin, decido iniciar mi desayuno.

. – Pueden comer si gustan – si se van a quedar callados mejor para mí.

. - Mmm, disculpe señorita Alexa – habla Lukas – es que te veías tan seria que no queríamos molestar. Y Bueno, no sabemos cómo actuar de ahora en adelante que serás nuestra jefa.

Inmediatamente, término de hablar pude notar el codazo que Ariadna le dio. ¿Qué! Pero… ¿De qué habla este hombre? Frunzo mi ceño en busca de una explicación más exacta, pues claro que sé que soy algo apática, pero tampoco es la primera vez que compartimos una mesa.

. - La verdad no entiendo tu punto Lucas - Lo miró fijamente, lo que hace que este se ponga inquieto y su cara cambie de color – en primer lugar, no estoy seria, estoy concentrada, y en segundo, no seré tu jefe directo, ese lo seguirá siendo Ryan. Solo voy a dirigir el área de proyectos que nada tiene que ver con tu área.

. – bu bueno… - tartamudea Lukas sin argumento y Ariadna lo interrumpe tomando la palabra.

. – Lo que Lucas quiere decir – hasta que decide hablar la señora, volteo los ojos – es, es que como vas a ser la nueva directora, pues suponemos que será más difícil relacionarse contigo. Si ya de por sí, corres a todos.

¡¡Vaya!! Un golpe duro y directo al hígado, y me dolió ¿¿En serio soy tan hosca?? Siento que mi cara se pone roja pero no de rabia sino de desconcierto. Me quedo unos minutos totalmente perturbada con la mirada fija en mi plato, ¿cómo se atreve a decirme eso?... bueno, ¿y por qué no? Si estos últimos 5 años me he dedicado a evitar y mostrarte ante los demás como una mujer dura, fría e intratable, y a veces hasta arrogante, alejando a todo aquel que se quiere acercar. ¿Qué esperabas, flores y chocolate? Me reprocho mentalmente, No sé qué siento exactamente en este momento, estoy molesta y a la vez triste. Sentimientos encontrados definitivamente, no sé cómo reaccionar. Me lastimó su comentario y mucho. Una cosa es que lo fuese y otra muy diferente es que me lo digan, así sin anestesia.

Cuando decido levantar la vista, ambos me estaban mirando, Lukas con angustia y Ariadna con ¿lástima? Entonces tomé un poco de jugo y recogí mis cosas…

. – Todo seguirá igual – les advierto con algo de dureza en la voz - Con permiso - Me levanto y los dejé allí desconcertados.

Sin mirar atrás salí de la cafetería con altivez, y me dirigí al ascensor, lo tomo para ir a mi oficina. Ya dentro no pude evitar que algunas lágrimas rodaran por mis mejillas. Marqué mi piso y me recosté. Realmente me afligió mucho la actitud de mis compañeros, pero entonces me cuestiono, ¿es su culpa o es enteramente mía, Por querer alejarme del resto de la humanidad? ¿Quién soy, en que me he convertido? Estoy sola, a todos alejo, solo tengo una amiga en mi vida, que está a kilómetros de distancia de mí, dicho sea de paso, y sí, ha sido mi culpa, he logrado que todos me vean como la mujer arrogante y prepotente que he creado... la cuestión es; ¿Dónde voy a terminar?

Ya basta Alexandra Maxwell, ya basta. Eres quién eres y no necesitas de la aprobación de nadie, ni a nadie. Vuelvo con mi soberbia. Recuerda Alexa, recuerda lo que viviste por estar siendo simpática con todos. Vive por ti y para ti. No necesitas más… y con ese pensamiento volví a colocarme mi blindaje de mujer fuerte, dura y autosuficiente.

Salí del ascensor cuando este me indica la llegada a mi destino y las puertas se abrieron.

Cuando Salgo del ascensor puede notar que la mayoría de mis compañeros de planta me miraban con curiosidad, ¿estarán pensando lo mismo que Lukas y Ariadna? Apreté la mandíbula y mis ojos se pusieron más oscuros y fríos de lo normal. Que obstinada Alexa. Tal vez algunos lo notaron, porque inmediatamente desviaron sus miradas. ¡Señor, dame paciencia!

. – Buenos días - Dije sin ninguna emoción en la voz y sin ver a alguien en particular.

. – Buenos días… respondieron en su mayoría.

Sentía sus miradas fijas en mí, mientras caminaba a mi antigua oficina también pude notar por el rabillo del ojo algunas miradas imprudentes, unas de admiración, otras lascivas y otras más de envidia. ¡Ay señor, como somos los seres humanos!

Sé que infundo un aire de seguridad y superioridad, a veces excesivo, pero nunca me he creído más que los demás, aunque tal vez dé esa impresión. Por supuesto, sé que todos o en su mayoría me creen una mujer arrogante y prepotente, pero eso no me importa, o por lo menos eso me hago creer. Sin embargo, no voy a perder mi tiempo dándole vueltas al asunto. Sencillamente, no me interesa, que piensen lo que quieran. Mi única finalidad en este mundo es lograr mis metas, no caerle bien a nadie. ¿Suena prepotente? Sí, pero que puedo hacer, es mi escudo protector, y no me lo pienso quitar. Por lo menos no por ahora.

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