Lo odio con todas mis fuerzas

La alarma estaba sonando, Robert al escucharla se sobresaltó, miró la hora y la apagó de un jalón. Se levantó y sintió una puntada en la cabeza. Se tocó la cien mientras soltaba un jadeo.

- Debí tomar mucho anoche.

Se pasó la mano por el cabello disgustado. Se miró en el espejo y notó que tenia una herida en el labio inferior.

- ¿Qué es esto?

Se tocó varias veces la herida tratando de entender como se había herido de tal manera.

- ¿Me caí anoche?

Se preguntó en voz alta sorprendido. Su cabeza daba vueltas.

- No recuerdo nada.

Se metió a la ducha y mientras se estaba lavando el cabello un pensamiento en modo de celaje recorrió su mente.

“Después de lo de ésta noche, ella te odiará para siempre”

Salió de sus pensamientos con una agitación.

- ¿Mike vino a verme? ¿Por qué me dijo éso?

Tras pensar y pensar Robert no pudo recordar más nada. Ni siquiera cómo se había lastimado el labio. Salió de la ducha, se colocó su traje, se miró en el espejo mientras volvía a rebobinar la noche de ayer.

- No puedo recordar más nada.

Mientras se colocaba la corbata escuchó el timbre sonar. Robert frunció el ceño, su dirección no era sabida por muchos. Llegó a la puerta mientras veía el desorden que había en la sala, vió botellas tiradas en el suelo, cojines y hasta su teléfono móvil.

- ¿Qué pasó anoche aquí?

Sin entender absolutamente nada abrió la puerta y se soprendió al ver quién era.

- El hermano de Sophia…

Dijo Robert entre múrmuros.

- ¿Cómo sabes mi dirección?

Frank ni se inmutó ante la pregunta de Robert.

- Éso no es lo que importa ahora.

Dice Frank con seriedad y Robert frunce el ceño.

- Frank… ¿Así te llamas no? Lamento profundamente lo de Sophia. Yo no quise hacerle daño. Yo no sé que me pasó. No me he sentido muy bien últimamente.

Dice Robert con tristeza.

- ¿Y eso le da el derecho de dañarle la vida a mi hermana?

Frank suelta y Robert levanta la cabeza y lo mira fijamente.

- ¿A qué te refieres? Yo sólo…

Frank no lo deja terminar y le lanza un puñetazo. Robert no lo esquivo ya que su sorpresa ante sus palabras lo dejó perplejo y sin reflejos.

- Podré ser una escoria sin futuro. Pero a mi familia la defiendo como sea. ¿Entendiste?

Frank dice con determinación. Robert puede ver rabia y resentimiento en sus ojos.

- Yo lamento lo que le hice a tu hermana pero no creo que sea para tanto…

Las palabras de Robert hacen que Frank suelte una sonrisa despiadada.

- Eres un maldito enfermo.

Frank saca un arma y apunta a Robert en el pecho.

- ¿Qué haces?

Pregunta Robert con ojos en blanco y levantando las manos.

- Acabar contigo. Lástima que no pueda hacerlo ahorita.

Frank mira a los lados, cuando venía al apartamento se topó con la seguridad en la puerta del edificio. No era tan tonto para comerter un delito y ser agarrado con las manos en la masa.

- ¿Desde cuando andas en ésto?

Le pregunta Robert.

- No es tu problema.

- Vas a acabar mal si sigues en ése mundo.

Dice Robert y Frank disgustado quita el seguro del arma. Robert traga saliva.

- Al menos estaré feliz de acabar con una escoria peor que yo: tú\, imbécil.

- ¿Tú mamá y Sophia saben que estás cometiendo robos?

Robert pregunta sin temor alguno.

- No necesitan saberlo. Y espero que tú no les digas.

Dice Frank apúntandolo.

- Como sea. Sólo vine a advertirte que te ganaste un enemigo. No me va a temblar la mano para dispararte\, riquillo.

Dice Frank con burla. Robert no dice nada.

- Deja a mi hermana en paz. Si vuelvo a verte cerca de ella molestándola serás hombre muerto. Tú decides si vivir o morir.

Robert frunce el ceño.

- ¿Como está Sophia? ¿Ella está bien?

Pregunta Robert con voz baja. Frank suelta una carcajada.

- ¿Ahora te preocupas por ella?

La carcajada de Frank se escucha muy fuerte.

- La mataste. ¿Contento?

Dice Frank con seriedad. Robert se pasa la mano por el cabello.

- Debo ir a verla.

Frank lo detiene interponiendose.

- Ya te lo dije. Si te acercas a ella serás uno menos en éste mundo. Ella no quiere volver a verte. Te odia.

Frank dice, guarda la pistola en el bolso grande que carga en su hombro y mira a Robert con seriedad. Mira a los lados y se aleja rápidamente dejando a Robert con la palabra en la boca. Robert corre tras él pero al pensar en sus palabras se detiene, vuelve adentro y cierra la puerta.

Mientras está dentro recojiendo el desastre que hizo anoche sue teléfono suena.

- ¿Si?

- Hola guapo.

Robert frunce el ceño al saber de quién se trataba.

- ¿Qué quieres?

- Cuidado cómo me hablas\, seré tu esposa en poco días.

- Estoy ocupado ahora Elisa\, tengo que llegar al trabajo en 15 minutos.

Dice Robert poniendo sus desos en la herida de su labio.

- No te quiero molestar querido. Sólo te llamo para recordarte que hoy es la prueba de mi vestido de novia. ¡Estoy tan emocionada!

- ¿Si? Pues yo no.

Suelta Robert con disgusto.

- Eres tan amargado.

Dice Elisa resoplando.

- Como sea. ¡Nos vemos luego futuro esposo! ¡No te olvides de comprar tu traje! ¡Besos!

Elisa cuelga y Robert lanza el teléfono en el comedor de su cocina.

- Estás en el hoyo Robert Trivan.

Elisa escucha algo de música mientras se prueba atuendos. Es muy indecisa para decidirse así que para ponerle más emoción siempre pone música para que la decisión llegue más rápido.

- Hoy me siento fea\, no sé por qué. Y odio sentirme fea.

Dice mientras se mira al espejo con un vestido verde satinado tipo cóctel.

- ¡No! Me veo horrible.

Dice disgustada lanzando el vestido a su cama. Toma un vestido con ecanje color negro.

- Parezco que voy a un velorio.

Lanza el vestido con enojo. Su padre toca la puerta y entra a su habitación.

- ¿Qué pasa hija? Tus gritos se escuchan hasta en la cocina.

Dice Ernesto acercándose a su hija y plantando un beso en su frente.

- No decido que ponerme. Hoy me siento fea.

- ¿Fea? Hija pero si eres preciosa. Eres un diamante\, precioso y valioso.

Elisa sonríe y lo abraza.

- Gracias papá. Pero no me siento bien\, es como si quisiera vomitar.

- ¿Por qué? Se supone que hoy debes estar feliz\, es el dia de comprar tu vestido.

Elisa resopla incómoda.

- No se si tenga cabeza para decidirme por un vestido hoy. Me siento extraña.

Ernesto le toca la frente.

- ¿Estarás enferma? Eso es por esa tonta dieta que tienes.

- Papá\, ya no estoy a dieta\, la rompí hace unos días.

Ernesto pone los ojos en blanco soprendido.

- ¿De verdad? ¿Cómo es que yo no sabía nada?

- Andas ocupado con tus cosas. Casi nunca estás en casa.

- Tú tampoco.

Ernesto sonríe y le da otro beso en la frente.

- Debo irme. Suerte con tu vestido. Elige el más caro si quieres. Xavier te acompañará.

Ernesto dice caminando hacia la puerta.

- Papá\, con respecto a eso… No quiero un guardaespaldas. Puedo cuidarme sola.

Ernesto se detiene, se voltea y sonríe.

- Como quieras hija.

Dice volteandose y volviendo a caminar.

- Hace sólo unos horas insistías con el tema de mi seguridad. ¿Acaso tus enemigos ya no son tus enemigos?

Elisa entona la voz y su padre no se voltea.

- Ve a elegir tu vestido.

Dice Ernesto saliendo de su habitación mientras Xavier lo espera y le lanza una mirada a Elisa.

- ¿Qué le pasa?

Elisa siente un espasmo en todo el cuerpo.

Robert llegó a la empresa tratando de esquivar las miradas de los trabajadores. Pasó por el lado de su secretaria Jasmin.

- Jasmin\, tráeme un café por favor.

Jasmin se levanta de su asiento.

- Si señor.

Robert se suelta la corbata y lanza su maletin en su escritorio.

- Éste dolor de cabeza me va a matar.

Dice mientras se sienta con prisa y se toca la frente. Jasmin entra a toda prisa a su oficina.

- Su café.

Robert toma el café como si fuera lo más preciado del mundo.

- Gracias. Puedes volver a tu trabajo.

Jasmin no se inmuta y Robert levanta la vista.

- Puedes irte Jasmin.

Jasmin reacciona.

- ¿Qué le pasó a su cara?

- Me lastimé con la puerta de mi apartamento. Nada grave.

Jasmin contiene una risita.

- Se nota.

- Vuelve a tu trabajo Jasmin.

Dice Robert entonando la voz.

- Enseguida.

Jasmin se apura a llegar a la puerta, salir y cerrarla con cuidado. Robert lanza un suspiro.

Sophia está despierta, pero aún en cama. Su madre estuvo toda la noche con ella, acompañándola.

- Tengo sed.

Dice Sophia tosiendo.

- Espera hija.

Su madre Genna se levanta al escucharla, toma la jarra de agua de la mesita de noche y un vaso. Se acerca a su hija y vierte un poco de agua en el vaso y le da para tomar. Sophia toma poco a poco.

- Gracias mamá.

Sophia mira alrededor.

- ¿Dónde está Frank?

- Se fué a casa anoche. Yo me quedé contigo.

Sophia asiente.

- Me quiero ir a casa.

Genna la detiene.

- Necesitas recuperarte. Perder un bebé no es un como un resfriado. Aún estás débil.

A Sophia se le aguan los ojos. Su madre toma su mano entre las suyas.

- Podrás salir adelante. Ya verás que tendrás los hijos que quieras.

- Pero yo quería éste bebé madre. Lo esperaba con ansias.

Genna la abraza.

- Lo sé. Sin mencionar al imbécil del padre era una linda criatura que venía en camino pero hija\, debes seguir adelante. Ser fuerte.

- Odio a Robert Trivan. Lo odio con todas mis fuerzas.

Sophia aprieta fuerte la sabana de la cama. Genna sólo la observa en silencio.

- No quiero volver a esa empresa nunca más.

- Pero hija… ¿De qué vamos a vivir? Yo no trabajo y tu hermano sólo traga y duerme.

Sophia la mira con cansancio.

- Encontraremos la manera de salir adelante. No quiero volver a ver a ése señor. Es mi última palabra.

Genna niega con la cabeza mientras observa la tenacidad de su hija.

- Y créeme que no lo volveras a ver. Tenlo por seguro.

Frank dice al entrar a la habitación.

- ¿Por qué lo dices hijo? ¿Le hiciste algo?

Genna le pregunta a Frank al verlo entrar. Frank coloca el bolso en el sillón. El arma la había guardado en la casa antes de venir al hospital.

- Si. Lo que un hermano hace para defender a su hermana de los tipos como él. Darle su merecido.

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