Ya no lo necesito

- ¿Cómo sabes de Elisa?

Pregunta Robert volviendo en si. Ernesto suelta una risita.

- Yo lo sé todo.

Dice Ernesto aputándolo con el arma.

- Tenías una novia a escondidas. Ni siquiera tu famillia sabía sobre ella. Eres un transtornado Robert.

Robert dobla sus puños ante la ira que siente.

- Cállate.

El guardaespaldas que ésta en un rincón del despacho saca su arma, se acerca a Robert y lo apunta por detrás.

- Quieto.

Dice el hombre misterioso y Ernesto asiente hacia su hombre de confianza.

- Se puede decir que ahora eres un títere más de mi colección.

Dice Ernesto bajando su arma y sentándose en su silla.

- Tratas de engañarme. Elisa está muerta\, yo vi su cuerpo calcinado en el auto después de la explosión.

Dice Robert con impotencia al recordar el accidente.

- Eres un maldito idiota. Tu querida novia te engañó. Caíste como un estúpido en su trampa. Ella sólo quería tu dinero.

Dice Ernesto riéndose.

- ¡Eso es mentira! ¡Elisa me amaba!

Robert se acerca a Ernesto con ira pero el guardaespaldas lo detiene.

- Si das un paso más te arrepentirás.

Dice el hombre misterioso. Robert voltea para verlo pero Ernesto empieza a hablar.

- Te propongo un trato. Si te casas con mi hija te arreglaré un encuentro con Elisa la muerta.

Ernesto hace enfasis en la última palabra.

- ¿Es lo que quieres no? Ver de nuevo a tu querida Elisa.

- Elisa está muerta.

- Supongo que no estás entendiendo todavía. Sabes\, me enteré que estuviste cortejando a una chica que trabaja en tu empresa. Sophia Lorenz.

Ernesto mira a Robert y Robert se sorprende ante lo dicho.

- Ella no tiene nada que ver en ésto. Déjala fuera. Es mi problema.

Robert dice con cara seria.

- Estás muy exigente futuro yerno. Pero está bien\, si haces lo que digo ella no saldrá afectada y todos tendremos lo que queremos.

Ernesto le hace una seña a su guardaespaldas para que baje el arma. El hombre accede.

- Bien\, haré lo que digas\, pero deja a mi abuelo y Sophia en paz. No les hagas daño.

- ¿Pero qué dices? James es un amigo\, nunca le haría daño. Y Sophia\, oh Sophia\, es una mujer muy hermosa\, ya entiendo porque la buscaste. ¡Es idéntica a Elisa!

Ernesto se ríe y Robert se pone cabizbajo pensando en el problema en que se acababa de meter. Pero Ernesto tenía razón, no tenía ninguna opción. Por ahora.

- Perro fiel\, lleva a Robert a la salida. Yerno\, nos vemos el día de la boda. ¡Estoy impaciente porque llegue ese día!

Ernesto suelta otra risa y Robert camina hacia la puerta, el guardaespaldas lo sigue volteando a ver a Ernesto y asientiendo. Ernesto toma un cubano, lo enciende y empieza a fumar mientras ve el humo.

- Eres hombre muerto Robert.

Suelta con una carcajada.

Robert camina hacia la salida escoltado del hombre de confianza de Ernesto.

- Haz lo que dice\, o sino matará a tu abuelo y a Sophia. Elisa también correría peligro.

Dice el hombre cabizbajo. Lleva una gorra negra y Robert no puede ver su cara detalladamente.

- No le haría nada a su hija. Es un hombre sin escrúpulos pero tampoco mataría a su propia sangre.

Dice Robert ver llegar a otros hombres armados.

- Ernesto es capáz de todo. Las dos Elisa corren peligro.

Dice el hombre misterioso, se voltea y vuelve adentro. Robert se queda pensando pero camina hacia su auto, sube y arranca. Robert piensa mientras conduce en una solución pero no encuentra ninguna.

- ¡Maldición!

Él golpea el volante varias veces.

- No tengo salida. Debo hacer lo que dice.

Piensa en lo que le dijo Ernesto sobre Elisa.

- Elisa está viva.

Robert sonríe.

- Elisa\, mi amor\, te volveré a ver.

Dice mientras sigue conduciendo. Pero había algo más, tenía que advertir a Sophia de que tuviera cuidado mientras fuera y viniera del trabajo. No se confiaba del todo de Ernesto.

Perro fiel entra al despacho de Ernesto. Se queda parado ante su jefe sin decir nada.

- Quiero que seas el guardaespaldas de mi hija. Me enteré que volvió Héctor Quintanilla. Nuestro peor enemigo mexicano. Aún no supera que le haya robado aquella carga y volvió para vengarse de mi. Tu deber es protegerla\, quiero que la acompañes adonde vaya. No quiero que esté sola allá afuera.

- Si señor.

Perro fiel asiente.

- Eres mi hombre de confianza número uno. No lo arruines perro fiel.

Dice Ernesto mirando a perro fiel detenidamente.

- Entendido jefe. Gracias por su confianza.

Dice perro fiel y Ernesto asiente, se levanta y camina hacia la puerta.

- Iré a ver a mi hija. Tu trabajo comienza ahora.

Dice Ernesto colocando una mano en el hombro de perro fiel. Él sonríe y sale dejando al hombre a solas. Perro fiel saca su teléfono y marca un número.

- Por ahora no hay nada que hacer. Tengo trabajo. Me comunico luego.

Él cuelga y sale del despacho.

Ernesto sube a la habitación de su hija. Toca la puerta.

- Pase.

- Hija ¿Que haces en tu habitación? Casi nunca paras aquí.

Dice él sentándose en la cama y palpando su brazo.

- ¿Robert ya se fué?

Pregunta ella.

- Si\, ya se fué.

Dice Ernesto sonriendo.

- Estoy agotada de los preparativos de la boda. No pensé que casarse fuera tan estresante.

Dice Elisa y su padre se ríe.

- Recuerdo cuando tu madre andaba ajetreada con nuestra boda. No tenía descanso.

- La extraño mucho\, si estuviera aquí me ayudaría con todo.

Elisa abraza a su padre.

- Yo también la extraño mucho.

Dice él abrazándola.

- Papá. ¿Cómo murió mamá realmente?

Ernesto se aparta de Elisa. Ella se sorprende.

- ¿A qué viene eso?

- Sólo me dijiste que en un accidente. Pero no me has contado detalles.

Elisa dice y Ernesto se voltea.

- No necesitas saber detalles. Tu madre ya no está y punto.

- Pero papá...

- Sin peros Elisa.

Dice Ernesto mirándola serio.

- Tengo mucho trabajo. Volveré tarde hoy.

Ernesto dice y se levanta.

- Te asigné un guradaespaldas. Perro fiel te acompañará adonde vayas.

- ¿Guardaespaldas? No necesito un guardaespaldas papá\, puedo cuidarme sola.

Dice Elisa levantándose de la cama retando a su padre.

- No quiero peros Elisa. Harás lo que te digo.

- Pero quedé en verme con mis amigas para lo de los invitados a la boda. No quiero llevar a un hombre a mi reunión.

Dice Elisa con un puchero.

- Perro fiel te acompañará. O sino\, no sales. ¿Entendido? Y acostúmbrate. Debemos estar alertas.

Dice Ernesto pero Elisa lo mira escéptica.

- ¿Alertas? ¿Por qué? ¿Acaso tienes enemigos papá?

Pregunta Elisa seria.

- Todo el mundo tiene enemigos hija. Los políticos\, los empresarios\, hasta los que viven en barrios tienen. Por eso debemos de cuidarnos. Además\, no quiero que andes sola por la ciudad con ese auto tan costoso. Pueden robarte o quién sabe que cosas más. La delincuencia está desatada. Eres mi única hija y mi deber como padre es protegerte.

Dice él poniendo su brazos en sus hombros.

- Sé una buena hija y haz lo que papá dice ¿Si?

Él le toca las mejillas.

- Papá\, no hagas eso\, ya no soy una niña. Y está bien\, haré lo que digas. Eres la voz de la experiencia.

- Ésa es mi hija.

Elisa sonríe, lo abraza y se suelta.

- Debo arreglarme\, la reunión es en unas horas.

Dice ella caminando hacia su gran closet.

- Nos vemos luego. Ah\, y no te comportes insoportable con perro fiel. Te conozco.

Dice su padre saliendo de la habitación dejando a Elisa con la palabra en la boca.

- Yo no soy insoportable.

Dice ella volviendo a ver qué ponerse.

Sophia está tecleando en la computadora. Ve su reloj, las 6:30p.m, faltaba media hora para salir. Se sentía algo cansada y con hambre. No pensó que estar embarazada se sintiera así, sólo pensaba en comida, en Robert y su apasionante beso y luego en comida.

- Ya deja de pensar en eso beso Sophia. Señor Psicópata no es para ti.

Sophia se toca el vientre.

- Te traje una merienda.

Dice Mike a sus espaldas, ella se asombra.

- Me asustaste.

- Lo siento. No lo volveré a hacer.

- Pues si\, le puede hacer mal al bebé.

Dice ella mirando lo que trajo. Es una bolsa de regalo. Ella saca una bandejita desechable con dos sandwichs con jamón y queso, un café de Starcbukcs y un jugo de naranja.

- Muchas gracias\, tengo algo de hambre.

Dice ella llevándose un bocado de sandwich a la boca y tomando algo de jugo.

- Ya casi es la hora de salida. Puedo llevarte.

Dice Mike cerca de ella.

- No hace falta\, ya está haciendo mucho por mi.

- Pero me gustaría hacer más.

Dice él acercando más su cara a la de ella. Sophia queda hipnotizada ante los ojos verdes de Mike.

- Yo... Debo irme. Gracias por la comida.

Dice ella levantándose y tomando su cosas. Mike se aparta con disgusto.

- Buenas noches.

Dice ella sin mirarlo y caminando hacia el pasillo.

- Buenas noches.

Mike resopla, y camina hacia su oficina.

Sophia llega a la puerta de entrada de la empresa cuando le llega un mensaje a su teléfono.

Mensaje de: CRISTIAN. 6:45p.m

Habrá una salida a un club ésta noche. ¿No quieres venir?

Mensaje a: CRISTIAN. 6:46p.m

Estoy agotada, quiero irme a casa y dormir. Ve con ellos y pásala bien.

Mensaje de: CRISTIAN: 6:47p.m

De acuerdo. Descansa, nos vemos mañana.

- Bien\, creo que seré sólo yo hoy.

Dice y sale del edificio. Sophia camina hacia la parada de bus con la bolsita de comida que le había regalado Mike en su mano.

Robert está en su oficina tecleando en su portátil. Ve el reloj de la pared cuando marca las 7:00p.m. Se levanta de su silla, se coloca la chaqueta y camina hacia la puerta pero la señora de limpieza Doris está parada allí.

- Señor Robert\, justo iba a tocar. Vengo a limpiar su oficina.

Dice ella sonriendo cálidamente.

- Adelante Doris. Yo voy de salida.

Dice él invitando a entrar a Doris. Ella sonríe, camina hacia dentro y mira el lugar.

- Señor. Hay un vestido blanco en el suelo.

Dice ella mientras Robert se acomoda las mangas de su camisa.

- ¿Qué?

Pregunta él y ella señala hacia donde esa el vestido.

- Ése vestido.

Robert mira el vestido tirado en el suelo. Se le había olvidado recojerlo luego de que Elisa se lo lanzara.

- Ah\, si\, ése vestido. Puede tomarlo y llevárselo. Déselo a quien quiera. Ya no lo necesito.

Dice él sonriendo y caminando por el pasillo. Doris se queda con la duda pero recoje el vestido.

- No hace falta que se lo quede. Yo me encargaré Doris.

Dice Jasmin arrebatándolse el vestido a Doris y yéndose por el pasillo. Doris se queda anonadada. Pero vuelve a su trabajo negando con la cabeza.

Elisa estaba dandose los últimos retoques luego de pasar horas eligiendo que ponerse. Había elegido un vestido rojo tipo cćotel con una abertura en la pierna derecha, un maquillaje no muy cargado y unos tacones rojos de aguja.

- Me veo espéctacular.

Dice ella lánzando un beso al espejo. Toma su bolso de mano y sale de su habitación. Ella baja las escaleras cuando ve a la sirvienta Leyla.

- Leyla\, volveré un poco tarde así que si papá pregunta dile que yo te dije que volvería luego de la hora fijada.

- Como usted diga señorita.

La sirvienta asiente. Elisa camina hacia la puerta de salida y ve la limosina parada al frente.

- ¿Qué es esto?

- Su transporte señorita Elisa.

Dice el hombre apareciendo por detrás. Elisa se voltea.

- Tú debes ser perro fiel.

Dice mirándolo de arriba a abajo.

- Fui asignado por su padre como su guardaespalda.

Dice él sin mirarla.

- ¿Por qué usas gorra de noche?

Pregunta ella tratando de ver su rostro.

- Tuve una pelea hace algunos años. Tengo una marca de navaja. No me gusta mostrar mi rostro del todo.

- Te me haces familiar. ¿No nos hemos visto en algún lado?

Pregunta ella dando vueltas alrededor de él.

- No señorita. Lo dudo. Yo vengo de México. Llevo poco tiempo en la ciudad.

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