Ya no confío en ti

- Bello durmiente\, es hora de despetar.

Hector lanza un silbido hacia perro fiel. Quien está atado a una soga y sentado en una silla.

- Vamos\, échenle agua al princeso.

Dice Hector perdiendo la paciencia. Unos de sus hombres asiente y le lanza una cubeta de agua a Perro fiel quien reacciona al instante.

- ¿Qué pasa?

- Al parecer ese golpe que te dí te hizo dormir mucho tiempo.

Dice Hector prendiendo un cigarrillo. Perro fiel le lanza una mirada al notarlo y rebonibar lo ocurrido.

- Pensé que teníamos un trato.

Dice Perro fiel escupiendo algo de sangre.

- Pensaste demasiado. Yo no hago tratos con policias corruptos.

- ¡Yo no soy corrupto!

Grita perro fiel. Los hombres de Hector lo apuntan con sus armas. Hector suelta una risilla.

- Bajen las armas.

Dice Hector señalando con la mano. Sus hombres asienten, bajan sus armas y se encargan de escuchar.

- Déjame recordar un poco. Dijiste que tú sabías todo de mi\, pero yo de ti no. Déjame contarte un secreto\, no sólo tu jefe es inteligente.

Hector dice mientras suelta una risita.

- Investigué todo sobre ti. Eres un policía suspendido a causa de un homicidio. Para ser más claros. Eres un policía suspendido por matar a tu esposa. Trabajas de sirviente en la casa de los Trivan. Pero sólo eres un mandadero de James Lettford ¿No es así? Trabajas para él. Y estás de encubierto trabajando para Ernesto Robinson.

Perro fiel pone los ojos en blanco.

- ¿Crees que soy tan estúpido?

Le pregunta Hector sacando su arma y apuntándolo.

- ¡¿Crees que soy tan estúpido?!

Hector pierde el control y le da con su arma a perro fiel. Perro fiel no dice nada, sólo escupe la sangre que le ocasionó el golpe.

- A la final\, tú y yo somo parecidos. Hemos matado\, por diferentes razones pero lo hemos hecho.

Hector se ríe a carcajadas y Perro fiel sólo lo mira.

- Perteneces al bajo mundo. Como el asesino de Robinson y yo. ¡Policía de quinta!

Hector se voltea, suelta unas carcajadas y Perro fiel sólo escupe sangre de la herida.

- Entonces mátame.

Perro fiel suelta.

- Mátame y haz que todo por lo que luchado se vaya por el drenaje. ¡Mátame!

Grita Perro fiel y Hector guarda silencio.

- Puedo hacerlo. No me cuesta nada. A Ernesto Robinson lo quiero matar yo mismo.

Dice Hector decidido a dispararle a Perro fiel.

- No podrás hacerlo. Necesitas de mi ayuda.

Suelta Perro fiel con burla.

- Tus servicios ya no son necesitados. Adiós Perro fiel.

Hector pasa el seguro de su arma, está dispuesto a disparar pero oye un sonido detrás de él.

- Suelta al muchacho. Tu rollo es conmigo\, no con él.

Hector se ríe y voltea a ver reconociendo enseguida de quién se trata.

- Vaya vaya\, miren a quién tenemos aquí. Al mismísimo Ernesto Robinson.

Ernesto suelta su habano, lo tira al suelo y lo pisa con su zapato.

- Tienes suerte Perro ingrato.

Hector dice burlándose y mirando a Perro fiel.

- Tu jefe te debe estimar mucho para venir a rescatarte él mismo.

Hector se ríe y Ernesto y Perro fiel se miran y asienten.

- Eres un mal perdedor Hector Quintanilla.

Ernesto suelta y dispara su arma varias veces hacia el cuerpo de Hector. Hector se defiende disparandole pero no logra tocarlo con ninguna bala. Los hombres de Hector son masacrados por los hombres de Ernesto. Perro fiel ve la escena tratando de soltarse de la silla.

- Tomen los cuerpos y tírenlos por el ancantilado Sur.

Dice Ernesto guardando su arma. Empieza a caminar hacia Perro fiel.

- Buen trabajo muchacho. Protegiste a mi hija a toda costa.

Perro fiel asiente ante sus palabras. Uno de los hombres por orden de Ernesto lo desata.

- Le fallé jefe.

Dice Perro fiel. Ernesto pone su mano en su hombro.

- Lo hiciste bien. Vámonos.

Ernesto le da una palmada en la espalda. Perro fiel lo mira alejarse mientras se toca las mueñecas magulladas por la soga.

Al llegar al acantilado los hombres de Ernesto bajan de la furgoneta con los hombres de Hector en brazos.

- Tírenlos y acabemos con ésta molestia de una buena vez.

A la orden de Ernesto sus hombres lanzan uno tras otro los cadáveres. Ernesto suelta una sonrisa de satisfacción. Perro fiel lo observa y luego voltea a ver los cadaveres hundiéndose en el mar.

- Listo jefe.

Dice Xavier a Ernesto.

- Bien\, vámonos.

Ernesto empieza a caminar. Perro fiel se queda quieto, mirándo el alcantilado. Ernesto nota eso y se devuelve.

- ¿Pasa algo?

Perro fiel se voltea.

- No jefe.

Ernesto sonríe y pone una mano en su rostro.

- Hiciste un buen trabajo muchacho\, pero ya no confío en ti.

Ernesto saca su arma y le dispara a Perro fiel en el pecho, cerca del tórax. Perro fiel se ve el pecho, la sangre sale a brotes. Ernesto suelta una carcajada.

- Ya no necesito tus servicios\, perro fiel.

Perro fiel ve a Ernesto fijamente mientras tose sangre. Ernesto pone mirada malévola y con una patada lo lanza por el alcantilado. Ernesto se acerca a la orilla para ver el cuerpo.

- Descansa en paz.

Xavier que está detrás de Ernesto lo mira de reojo tragando saliva. Él penso que si le hizo eso a su mano derecha él debería andar con más cuidado. Ernesto se ríe plácidamente mientras vuelve al auto.

- Vámonos.

Los hombres lo siguen rápidamente y arrancan los vehículos.

Elisa que estaba distraída viendo algunos vestidos de novia ve la luz de los autos de su padre reflejarse por la ventana.

- Papá llegó.

Se levanta de la cama, sale de su habitación y camina por las escaleras.

- Papá...

Dice ella cruzada de brazos.

- Hija\, pensé que estabas dormida.

- No puedo dormir.

Dice Elisa mirando a los lados, buscando a Perro fiel.

- ¿Que pasa hija? Te noto nerviosa.

Elisa sonríe nerviosamente.

- ¿Donde está Perro fiel?

- ¿Perro fiel?

Ernesto se pregunta en voz alta.

- Le di un encargo. No volverá en un tiempo.

- Pero él es mi guardaespaldas papá.

Insiste Elisa.

- Ya no hija. Tiene un trabajo importante que hacer. Pero si tanto gustas un guardaespaldas Xavier puede tomar el puesto sin problema.

Elisa ve a Xavier que está inerte sin moverse.

- Pensé que estabas reacia a la idea del guardaespaldas. ¿Cambiaste de opinión de repente?

Dice Ernesto con burla.

- Como quieras papá. Me voy a la cama.

Ernesto sonríe y se acerca para darle un abrazo a su hija.

- Buenas noches hija.

Ernesto ve a Elisa subir las escaleras.

- Ya escuchaste\, serás el nuevo guardaespaldas de Elisa.

Xavier asiente.

- Como ordene jefe.

- Y cuidado con pasarte de la raya. ¿No querrás terminar como Perro fiel verdad?

Ernesto palmea su hombro mientras se ríe y sube las escaleras. Xavier recuerda la escena de Ernesto disparándole sin piedad a Perro fiel.

- No terminaré como él. Eso téngalo por seguro.

Susurra y sale de la casa.

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