Capítulo Nº11

Francesco camina de un lado a otro dentro de la sala viendo como su hermano se retuerce de dolor. Una sonrisa maligna aparece en su rostro pero de repente su cara cambia a una totalmente diferente, se puede ver una tristeza absoluta en su mirada y es entonces cuando comienza a recordar…

Hace mucho tiempo, cuando Francesco apenas era un niño, lo llevaron a una mansión donde solo vivía un hombre con su hijo. Su mujer había muerto estando embarazada de mellizas y la historia de su asesinato y velación siempre le causaron cierta satisfacción al niño.

La madre de Francesco trabajaba limpiando casas de familia y falleció debido a una fuerte neumonía, el niño no lamento su muerte, no era alguien que realmente le importara, pero si deseaba conocer a su padre, las historias que le contaban de él lo tenían en éxtasis todo el tiempo. Al entrar al que sería su nuevo hogar le dijeron que esas personas eran su padre y hermano, que debía adaptarse a su nueva vida, así que así lo intentó hacer, pero su temperamento comenzó a cambiar rápidamente hasta convertirse en un monstruo. Los doctores lo medicaban y podían controlar un poco sus cambios de humor, incluso fue diagnosticado con trastornos de personalidad múltiple por lo que su padre se dedicó mucho más tiempo a su cuidado, mientras, poco a poco, iba preparando a Constantino para que lo reemplace en su trabajo. Nadie sospechaba de la obsesión del niño y que hacía mucho conocía a qué se dedicaba la familia. Todo parecía perfecto pero él anhelaba tener el control y ser líder de la mafia, de ese modo nadie podría juzgar su comportamiento y podría matar a su antojo. Pasaron los años y a escondidas dejó de tomar la medicación, se sentía feliz con su nueva forma de ser y estaba conforme consigo mismo. Él hacía lo que quería y su  padre ya exhausto de luchar con su enfermedad lo apañó con ciertos caprichos.

La noche que anunciaban que su hermano sería el sucesor de su padre y su compromiso con una bella muchacha, estuvo encerrado tomando en su habitación, hasta que uno de los empleados le advirtió que tenía que bajar o su padre lo bajaría a patadas, obedeció pero fue directo a la terraza, terminaba de fumar un cigarro, cuando una belleza entra y se apoya en el balcón, su espalda es una tentación que lo invita a pecar, ella está distraída, él se acerca y comienza a tocarla, al principio parece querer pero luego forcejean hasta que le saca una pistola de su liga y es cuando siente que su pierna arde y la sangre comienza a brotar. Esa perra es la prometida de su hermano, se van juntos y él va a su cuarto. Está en ropa interior acostado en la cama, cuando alguien golpea, es una doctora joven, se sienta al borde de la cama y realiza su trabajo, tiene un brillo especial en sus ojos que le atraen y le dice.

⎯ No tengo anestesia, esto puede doler.

⎯ El dolor me gusta.

⎯ A mi igual guapo, pero quédate quieto.

⎯ Solo saca esa bala así me puedo divertir.

⎯ De acuerdo, pero ya te lo advertí.

Extrae la bala y cuando se está por levantar toma de su brazo y la tira encima de él. Quiere ser brusco pero ella le aprieta su herida, se ríen y comienzan a besarse. Él toma el control de la situación y cada vez que intenta hacer algo le tocaba la pierna, tuvieron sexo salvaje y quedo prendado en ella. Se veían a escondidas y de a poco le fue contando cosas que resultaron muy interesantes. Armaron un plan para destronar a Constantino y que su padre lo nombre su sucesor pero no tuvo éxito, una vez más Gino confió en su preferido. No se preocupó en lo absoluto, tenía un As bajo la manga. Logró infiltrar a Fiona, ella se convirtió en su mujer y se sometía a todos sus gustos y él a los de ella, de cierta forma sentía un cariño especial pero había un pequeño detalle Fiona no podía tener hijos así que parte del plan era robar al primogénito de esos malditos. Pero primero debían arruinar la reputación de su hermano así que en cada encuentro que eran muy pocos, ella le informaba de los movimientos de cargamentos y él los boicoteaba. Su hermano no sospechaba de nada pero su padre si, su mente era brillante y con la experiencia adquirida por tantos años al frente, lo descubrió.

⎯ Hijo, necesito hablar contigo.

⎯ ¿Qué quieres padre?

⎯ Tu hermano está teniendo problemas, dicen que el mismo diablo está atacando sus cargamentos.

⎯ ¿Y yo que tengo que ver con eso?

⎯ Vi como matan a sus hombres, solo un loco como tú haría eso.

⎯ No te atrevas a entregarme porque te mato.

⎯ ¿Entonces es verdad? ¿Estás arruinado a tu propio hermano?

⎯ Él no es nada mío.

⎯ Cállate, eres un bastardo, por tu culpa por años me separé de mi hijo, él tenía razón, eres un loco.

Ya no tuvo más opciones que matarlo en un ataque de furia, Gino estaba desarmado y Francesco no tardó en desenfundar su arma y atacar, le dio cinco disparos pero dejó su cabeza intacta. Hasta último momento él seguía defendiendo a ese estúpido. La ira de Francesco estaba fuera de control así que fue al depósito, busco un serrucho y mutiló el viejo cuerpo de su padre para luego dejarlo en el baúl como un regalo para Constantino. Estaba eufórico porque hoy vería a su diabla así que subió por un baño caliente y fue en busca de su venganza y su pequeño hijo por nacer.

Llegó al depósito y en un abrir y cerrar de ojos controló la situación con los rusos, con solo ver la cabeza de su propio padre en sus manos se rindieron, pero aun así mató a un par de hombres, solo por diversión. Terminaron entregando el cargamento sin quejarse. Ahora solo tenía que esperar a su hermanito. Todo marchaba como lo habían acordado, en poco tiempo Constantino aparecería en este lugar y acabaría con él pero antes de ver cómo da su último suspiro le preparó una sorpresa en su propia casa. Solo pasaron unas horas cuando Constantino cayó en su trampa mucho más fácil de lo que pensó. Lo encara y le da de regalo la cabeza de su padre, la expresión de horror en su cara no se la piensa olvidar. Están de camino a la mansión cuando recapacita y se da cuenta que mató a la única persona que lo apoyó, le falta el aire, está por tener una crisis, tiene que respirar aire puro, detienen el auto y escucha al maldito ex líder de la mafia pedir ayuda, no va a caer en su trampa, Francesco piensa que es mucho mejor que él. Siguen su camino. Los gritos desgarradores de Greta en la parte superior de la casa lo trae de nuevo a la realidad, Fiona tenía todo bajo control y pronto solo a él le dirán “jefe supremo”. El diablo al fin se hará cargo de todo.

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