Me preguntó si soy feliz.

La mañana se da, y bueno yo contempló el gran día, sin duda un amanecer en este pueblo es impresionante, no hay contaminación y los verdes prados se aprecian junto a ese aroma agradable de café recién pasado y pan recién horneado, digno de un pueblo que todavía permanecen con sus costumbres.

Kaiser aún sigue dormido, tiene el dorso desnudo y no no y no...

¿Es un arañazo?

¿ Pero yo, yo fuí?

Me da vergüenza ver lo que hice, osea yo que rayos me pasa, que rayos está pasando por mi cabeza para dejar mis uñas marcadas en su espalda.

-- Nataly amor aún es temprano, ven a mi lado no seas inquieta y métete nuevamente a la cama.

-- He... Si si ahora lo hago... yo solo...

Yo solo quería agua.

Me voy en dirección al baño, a mojarme el rostro ya que siento que me arde por todos lados y vaya vaya... No soy la única que dejó huellas en la piel del otro.

SON DOS MARCAS ROJAS EN MI CUELLO...

HA Y MI PECHO HAYYYY...

Escucho un golpe dentro de la habitación siento que Kaiser camina rápido y ...

-- ¡Que pasa! ¿Estás bien?

-- Yo yo... Kaiser no me puedo presentar de esta manera, mira mi cuello.

-- Mmm... Te vez tan sensual con tu cuerpo desnudo o estás haciéndome una invitación para despertar aún más, ya que tu figura ante mis ojos es muy tentadora...

-- Kaiser mira amor, mira mi cuello.

-- Son las marcas del amor. Y llévalas con orgullo ya que soy yo quien te ha marcado.

-- Pero no soy un becerro al cual le ponen una marca para que sea de su propiedad.

-- Tú eres mi novia y eres solo mía, tratemos de resolver esto con un poco de maquillaje, verás que queda listo y así pasa desapercibido, ha y también puedes usar un pañuelo de seda.

Ay no se por que me arde la espalda, será que algo me pico.

Yo solo me ruborizó más y no se ni como decirle que mis marcas de uñas están en su espalda y eso que yo casi me muero por ver estás huellas en mi cuello.

Listo elegiré mi vestuario para hoy al que le pueda poner un pañuelo de seda.

Me doy un baño y pienso en el día caótico que será para mi, estar de nuevo justo con la gran familia de abolengo y tradiciones respetables, la gran familia Wenner Blanco.

La final me decido por un vestido color azul claro y un sombrero, junto a mis zapatos de tacón bajo, además de incluir el pañuelo.

Kaiser aún permanece acostado junto al teléfono, sigue direccionando el hotel desde aquí.

Saco mis joyas y con solo un collar y los anillos de mi abuela y Kaiser me acompañan.

-- Vamos preciosa...

Eres encantadora, una belleza, tú eres una mujer digna de tu belleza, eres simplemente hermosa, mírate amor ❤️ eres mi vida mi vida... Un dulce que jamás me cansaré de comer...

-- Kaiser es mejor que te bañes y así bajas tú calentura, por cierto el agua está fria y eso te relajara los músculos, no tardes, que ya muero de hambre.

-- Salgo enseguida, mientras tanto cariño, chequea los colores de las alfombras, mira estos son los diseños que no alcanzamos a ver.

Me pasa su tablet y me dispongo a observar cuál es el que mejor quedaría para el hotel.

Al final me decido por colores neutros, al igual que el de las cortinas, quiero que sea un ambiente que inspire relajación y tranquilidad.

Me asomo por el ventanal y desde este hotel puedo ver la casa donde cada año venía junto a mi abuela. Se distingue los prados inmensos. Cómo mi vida pudo cambiar en tan solo un mes, ya tengo dieciocho años, inicié un noviazgo, estoy creciendo como persona, mantengo el trabajo de mi abuela como ella lo llevaba y aún así sigo con mis clases para tener un diplomado en mi vida.

Me preguntó si soy feliz... En parte sí, tengo a Kaiser y se que con él seguiré firme, pero ese vacío de amor que tengo solo mi abuela lo puede llenar, y por hoy ella ya no está junto a mí. Pero se que desde el cielo ella me cuida y está a cada paso que yo doy.

Kaiser termino y sale con una toalla a la cintura, trae el cabello húmedo y alborotado, según él ya está peinado, se coloca una camiseta blanca para variar que son de las que más usa y unos jeans negros junto a unas zapatillas.

-- Bueno amor déjame echarme un poco de perfume, mi reloj y estoy listo.

Ahora sí vamos por el desayuno antes de entrar a ese nido de víboras venenosas.

Me toma de la mano y salimos juntos a las calles del pueblo. Las personas nos miran, unos impresionados y otros solo se giran, saben quiénes somos nosotros y por qué estamos aquí, ya que se que casi toda la familia estará hoy en la mansión de los Wenner Blanco.

Nos sentamos en una casona antigua en la cual la comida casera es su especialidad, pedimos una salsa de palta, junto a tostadas y el infaltable café, aunque para Kaiser con un poco de leche.

También pedí un jugo de naranja, naranjas que provienen del prado Wenner. Así fue el desayuno con risas y algunas palabras un poco subidas de tono, pero en que nos estamos convirtiendo.

Al salir de la casona, choco con una mujer delgada de buen trasero y pelo largo, se disgusta porque choco conmigo, pero si fue ella quien venía justo cuando yo salía del local...

-- Tonta ten cuidado ⚠️...

Me dice la muy infeliz mujer.

Pero que me dijo a mí, yo no asimiló sus palabras... Y que no a mí no...

Respondí sin titubear...

-- ¿Tonta? Pero si fuiste tú la qué paso cuando yo salía.

Kaiser me toma del brazo y me lleva a su pecho.

-- Lamento esto, pero la culpa no es de mi novia si no de usted que paso a toda prisa justo cuando nosotros salíamos.

La tipa no le quita la mirada a Kaiser y es tan desvergonzada que se muerde el labio en mi presencia osea yo que...

Kaiser me abraza y pide permiso para seguir con nuestro camino.

Yo la miro de reojo con cara de pocos amigos, se queda parada con una mirada de... de ashh... de perra que más puedo decir, es una vulgar coqueta.

-- Amor sin coraje ok, tenemos que llegar con tranquilidad y no dejar que nadie nos opaque recuerda que tú eres única y lo mejor que eres para mí... Nadie ni nada te quitarán de mi camino, nisiquiera una mujer que se interponga entre nosotros dos. Te amo pequeña princesa hermosa...

Seguimos a paso lento hasta la casa Wenner Blanco, las miradas y cuchicheos no cesan se puede oír los comentarios, pero nosotros ni al caso.

Kaiser toca el timbre y la señora de la servidumbre sale y me abraza cuando me ve...

Yo la recibo con amor, es una mujer muy buena y atenta conmigo.

Me dice bajito ...

" Todos están aquí se fuerte"

Yo sonrió y le doy un beso en su cálida mejilla.

Kaiser me toma de la mano nuevamente y aquí estamos yo con el corazón a mil por hora, es inevitable no tener un poco de nervios, aquí es como estar en la jungla y yo soy la presa.

Entramos al gran salón, todos se giran a vernos y el más sorprendido es el gran coronel Cesar Wenner Blanco, ya que su madre fue hermana de mi abuela, es por eso que lleva los mismos apellidos que mi dichoso padre, que también está sentado junto a su digna esposa, que lleva el cuello lleno de joyas. Pero lo que no puede llevar es la dignidad, eso ni aunque pague miles de dólares no conseguirá jamás tener dignidad.

No puedo evitar sentir repulsión por tan hipócrita reunión de personas que yo ni al caso con su despreciable presencia.

Solo lo último y dejaré de lado está familia, ya que realizaré mis papeles para solo mantener el apellido de mi abuela.

Lo demás no me interesa, después de esto ellos no son nada.

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