Que nos llamen locos...

Subo a mi habitación hecha un monigote llena de emociones que ni yo misma puedo descifrar, pero claro está que cariño paternal no lo es no y NO, hecho llave por dentro, estoy sorprendida por la inesperada situación, me quito el vestido y me colocó un pantalón vaquero, junto a unas botas y una blusa de seda color blanca como la nieve de navidad.

Dejo una nota a mi abuela y salgo por la puerta de atrás, le digo que hoy me quedaré a dormir en casa de Lucas, mi abuela sabe quién es la mamá de Lucas y en algunas ocasiones me quedé a dormir con Lucas y su hermanita.

Y allí voy yo, saliendo por la puerta de atrás como una sombra.

Las calles están vacías, claro a esta hora todos están cenado y yo aquí, frotando mis manos con nerviosismo, decido caminar hasta un pequeño parque donde se ve la autopista, me siento en una de las bancas, me colocó mis audífonos y una que otra lágrima baja por mi mejilla.

Cómo por intuición siento que alguien me observa, si bien es un parquecito muy iluminado, pues sentí un poco de miedo.

Giro a ver quién es y ¡Dios mío!

Kaiser está un poco más allá con su cigarro mirándome no se desde cuándo, se acerca a mí lentamente.

-- Pensé que era el único que huía de la tradicional cena de navidad, pero veo que me equivoqué.

-- Hola Kaiser, que haces tú aquí, se supone que es navidad y estás fuera...

Me interrumpe y me dice...

-- Pues no soy el único ya que tú también estás fuera de una cena en familia, pero sabes en mi defensa las personas de mi familia son un cero negativo para mí, no soy de andar con rodeos ni hipocresía, así que prefiero escapar a la tranquilidad de este parque.

Pero dime y tú qué haces aquí, si se supone que el rebelde soy yo y tú no me puedes quitar ese puesto, no lo voy a permitir.

Kaiser saco unos chocolates de su bolsillo y me ofreció yo los acepte y la charla fue tan amena, pero ninguno de los dos hablo sobre el beso, pienso que él solo se confundió por las luces oscuras y ya, eso fue.

Vimos juntos las luces por la llegada de la navidad, reíamos mucho me agrada su compañía, es muy tierno aunque algo de él es como si fuese un secreto, pero no pienso preguntar si es que el mismo no me lo puede decir, se que lo hará.

Me mira y no dice nada por unos momentos y a mi el nerviosismo me invade, hasta que me toma de las manos y se acomoda, me invita a pararme y junto cuando las luces están por terminar... Él me besa y yo torpemente trato de seguirlo, siento que en cualquier momento el aire se le acabará, él me aprieta más a su cuerpo y me va soltando mis labios despacito despacito...

-- Lamento esto Nataly, pero cuando te tengo cerca me es imposible resistir estás ganas de querer besarte y sentir tu piel, si quieres darme una bofetada yo lo aceptaré y no haré ningún reclamo.

Mi mente aún sigue en blanco y rosa no se ni que decir y pegarle pues no lo voy hacer ya que a mí también me gusto y me gusta él mucho más.

-- No debo hacerlo ya que yo no me opuse al beso, sabes no se ni que decirte o que hacer, quizás soy una persona insegura o no lo sé, pero a mí también me gustó.

Se lo digo tímidamente y él me vuelve a abrazar, sentía su corazón latir, su piel y ese perfume que me perdía totalmente...

Era la hora en que había quedado con Lucas en vernos e ir a divertirse, pero no sé que hacer si ir o quedarme con Kaiser.

Me suena el teléfono y al ver la pantalla, veo el nombre de Lucas y ya debe estar esperándome en las calles de dulce, llamada así por qué esa callecita vende todo tipos de dulces y golosinas.

-- Kaiser yo, yo quedé en verme con Lucas, bueno y ya me está esperando...

Él me interrumpe tocando mi mejilla con su suave tacto y eso me eriza la piel, por dentro quiero seguir con él, pero Lucas es como mi hermano y no puedo romper la tradición, ya que siempre vamos juntos a la callecita...

-- Nataly, te quiero preguntar una cosa y dime con sinceridad que es lo que piensas, no quiero que me llames loco ni mucho menos que soy un aprovechado, pero lo que si se y estoy seguro es que me gustas y me gustas mucho, no quiero dejar pasar tiempo, siento que tengo cosas lindas dentro de mi y la protagonista de todo eso eres tú... ¿ Nataly está dispuesta a pasar mas tiempo conmigo y así conocernos más?

Se sincera y dime, veremos que pasa en el trayecto ok.

Y yo sin palabra alguna, no se que decirle no quiero que piense o me diga que soy una mujer de esas que se deja besar y quiere vivir a la velocidad todo.

-- Y si te digo que yo también siento algo que va más allá de un beso, más allá de un gusto, que pensarías de mi si te digo que si quiero seguir conociéndote.

Él sonríe y toma mis manos nuevamente, les da un beso y me vuelve a abrazar, es muy tierno.

-- Nataly que puedo pensar de ti, si en las largas conversaciones que hemos tenido yo siento que quiero estar contigo siempre... Y que nos llamen locos o desquiciados que da si solo seremos los dos quienes decidan.

Ahora vamos te llevo hasta la calle de los dulces, pero antes llama a Lucas y dile que dentro de media hora estás con él.

-- Pero en media hora, que haremos...

-- Nataly, te quiero llevar a un lugar favorito en el cual puedo sentir libertad.

Él me toma de la mano y así caminamos hasta llegar a un rosal, que tenía luces tenues, no sabía que le gustaba las rosas, pero el lugar huele tan bien.

-- Sabes este lugar para mí es muy importante, antes de que mi madre muera ella se encargaba de cultivarlas y le ponía todo su amor y yo lo mantengo ahora aunque a mi abuelo no le parezca.

-- Es muy lindo y están muy bien cuidado, veo que las cuidas muy bien.

Kaiser no suelta mi mano, y veo el amor que les tiene a sus rosas.

-- Cada navidad vengo a verlas y al sentir su aroma me transporta al momento en que mi madre se sentaba por horas a cuidarlas.

Aquí tengo unas que son especiales, he estado pendiente de ellas sin que mi abuelo se enteré, ya que he viajado solo para ver cómo van y gracias también al señor Nico que se encarga de cuidarlas cuando yo no estoy.

Kaiser me abraza y veo que deja escapar una lágrima, baja su mirada y trata de disimular, yo no pregunto nada solo sigo junto a él.

-- Listo preciosa es hora de irnos, ya hablé con mi madre, ahora puedo estar tranquilo.

Volvemos a salir en algunas calles se ve a las personas que van saliendo para darse el abrazo con los vecinos, otro con el champagne en mano y nosotros de la mano pasando desapercibidos.

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