Todo está bajo mi control.

Kaiser sube a mi oficina revisa el documento, yo estoy ansiosa si es necesario mi presencia, ya que no quiero regresar no tener que ver nuevamente a los Wenner.

--Sabes Nataly que tarde o temprano esto tendría que suceder y los sabes. Te dije que no puedes dejar lo que para ti es un derecho y de eso se encargo tu abuela, de darte un futuro sin carencias, yo te apoyaré siempre.

Yo asiendo un puchero y con la mano en mi mentón lo miro con un poco de molestia...

-- Eso quiere decir que tengo que regresar a ese lugar, ya ha pasado casi un mes, pensé que el tema estaba terminado y ahora yo...

-- Yo estaré junto a ti y está vez no como un amigo ni un conocido, está vez iremos como novios, por qué eso somos, tenemos una relación y ya se consumó así que no hay vuelta atrás, estoy dispuesto a soportar las palabras de mi abuelo y de tu tío, ya que ellos no querían que en un futuro nuestra familia tengan ningún tipo de unión marital. Y somos nosotros quienes estamos juntos en esto, llegando nuestro amor en contra de sus narcisismo y sus reglas de creencias antiguas.

Kaiser toma mi mano me da un beso de seguridad, salimos al hotel para seguir con nuestros pendientes del día de hoy la cita es para dentro de dos días, en la que nos presentaremos para que den lectura al documento final que dejo mi abuela.

Así que trataré de estar calmada. Espero y asi pueda permanecer ese día, dentro de dos días...

De solo pensar en mi va creciendo una incertidumbre tremenda ya que no se que pueda suceder, si ellos quisieron eliminarme mucho antes, pues no sé que pasaría si están cerca a mí.

El trabajo de Kaiser en el hotel va bien, marcha en orden y con mucho avance.

Me voy a la oficina principal en la cual he designado un cuadro grande con la fotografía de mi abuela, para que así pueda ver qué su deseo se esta haciendo realidad.

-- Hey preciosa, todo está bajo mi control, no te agobies ni tengas pensamientos negativos, todo tendrá un buen resultado, me entiendes.

Ahora vamos por tu bolso, que yo te invito una rica pizza, ya desde hace mucho y no como comida chatarra y contigo romperé mi dieta.

-- Kaiser no seas mentiroso 🤥, te pille comiendo galletas con chispas de chocolate y me dices que no comiste comida chatarra...

Él ríe y me da un beso para nos seguir hablando.

Salimos del hotel, ya tiene buena pinta y eso me anima dentro de todo lo que nos espera, es como si estuviera en alerta a qué una bomba estalle delante de mi vida...

El restaurante es italiano, se ve de buena presentación.

-- Kaiser y dime venimos aquí solo para comer pizza, yo creía que mejor la hubiéramos llevado a casa o mínimo un delivery.

-- No y no, hermosa hoy tu cenas conmigo aquí mismo y con las manos, y tomarás soda dulce, esto será nuestro gran banquete para hoy.

Entramos nos tomaron el pedido ante la atenta mirada de una rubia con las piernas largas esas que huelen el dinero a cientos de kilómetros, miran a Kaiser y los cuchicheos no se hacen esperar.

La pizza está caliente y Kaiser estira el queso quedando junto a mi boca, yo río y me insiste en que muerda un trozo de la suya. Así lo hago aunque muy apenada.

Las risas me dejaron de lado la preocupación y la presión por aquel viaje al pueblo Corsé.

Kaiser me besa y con su lengua limpia migajas de la pizza y yo voy sintiendo como una corriente me sube hasta que erecta mis pezones y ¡Ho por Dios!

Que rayos me está pasando me retiro y Kaiser ríe.

-- Lamento lo que acaba de pasar, pero me sentí atraído por tus labios.

-- Mira mi blusa y ve como me dejaste.

Él ríe y yo los igo ante la atenta mirada de las señoritas que trabajan en se lugar. No puedo creer que entre conversaciones nos hemos terminado una caja de pizza y repetimos la soda.

-- Kaiser somos unos cerdos, comimos el triple de calorías, no podré comer más ya no.

-- No te preocupes que llegando a casa esas calorías se eliminan y quedamos al mismo peso está noche y eso que quemaremos más... Jajajaja...

Después de unos minutos logro entender su broma.

Salimos y esas mujeres mueven su cadera a cada paso que dan.

Kaiser me toma por la cintura y se coloca mi bolso en su brazo, salimos ante los ojos de fuego de esas mujeres y yo experimentando por primera vez sentimientos extraños.

Llegamos voy directo al baño, quiero darme una ducha de agua tibia, Kaiser me sigue y los dos aquí relajados en la tina.

Kaiser me abraza y me coloca mi espalda sobre su pecho, mientras con suaves besos baja por mi cuello y yo voy sintiera como la sangre se me calienta.

-- Preciosa vamos a la cama ya que si no aquí nuestra piel sera como la de los abuelitos...

Salimos de la tina, me colocó una bata de seda, y el solo una camiseta blanca y un boxer, que vaya como le hace resaltar ese trasero que tiene.

Nos acostamos, el me da mimos en mi cabeza y yo me abrazo más aún a su cuerpo, siento seguridad con él.

Y así siguió los dos días hasta que veo en la sala las maletas están listas, mi bolso y todo lo que necesite en el viaje y bueno a enfrentar lo que se nos viene, Kaiser está nervioso, lo sé, pero él no lo demuestra, quiere que yo esté calmada y eso trato.

El viaje lo hacemos en avión, y en dos a tres horas llegaremos a pueblo Corsé, me duermo durante el trayecto y solo siento de vez en cuando las caricias que Kaiser me da.

-- Preciosa vamos que tenemos que salir, no se como pudiste dormir tanto y nisiquiera te diste cuenta del aterrizaje.

Salimos del aeropuerto, ahora tenemos que tomar un vehículo para ir hasta la hacienda de los Wenner Blanco 🤍.

El camino se hace largo, pero está vez no vamos ni a la casa del abuelo de Kaiser no a casa de los Wenner, decidimos irá un hotel cerca al centro del pueblo.

Miro el ventanal y Kaiser me abraza por la cintura, mientras sus suaves besos bajan haya mi cuello, yo lo sigo ya que al mínimo roce se me eriza la piel, lo quiero tanto como a él, no opongo resistencia y acepto sus besos, pronto la ropa está tirada en el piso de la habitación.

--Quiero que sientas mi amor, quiero que seas solo mía, solo para mí.

-- Kaiser te amo...

--Cariño es primera vez que salen de tus labios esa palabra... Para mi es importante.

Seguimos y el acto se da, él entra en mí y yo está vez me dispongo a abrir mis piernas para facilitar el acceso, de fondo hay una música romántica, que nos da más placer.

Gimo y él me besa, los movimientos ahora tienen práctica, él entra en mí y sale y yo a cada paso me aferró a su espalda.

Sus labios estás desesperados por mi cuerpo y yo recibo todo de él, desde su gran masculinidad hasta sus besos con suaves mordidas. Este acto de amor y pasión me deja muy agotada, pero feliz.

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