El dilema de Lestat

―Rebecca estaba pasando el tiempo como su mascota… esa llamada Jayden. ―Le dice molesto Lestat a Thalia y a Seraphine. ―¿Qué le ve a ese humano insignificante? ―Pregunta mientras toma su té de hibisco.

Ambas mujeres vampiras se miran entre sí. Y se ríen un poco.

―¿Qué pasa Lestat? ―Le pregunta Thalia. ―¿No te agrada la competencia?

Lestat la mira con desdén mientras arruga su rostro mostrando sus dientes.

―No es cuestión de competencia, Thalia. Simplemente, me parece extraño que una reina vampiro como Rebecca esté tan interesada en un simple humano. No veo qué puede ofrecerle a ella. ―Responde Lestat con tono altanero.

Seraphine interviene en la conversación con una sonrisa en los labios.

―Quizás haya algo en él que ella encuentra atractivo. ¿Quién sabe? No podemos juzgar los gustos de los demás. ―Dice mientras toma un sorbo de su té.

Thalia asiente y añade:

―Además, no olvides que Rebecca tiene un pasado humano. Tal vez ella simplemente disfruta la compañía de Jayden por eso. No siempre todo tiene que ver con la sed de sangre y la lucha por el poder.

Lestat frunce el ceño pero no responde. Sabe que ambas tienen razón y no quiere parecer ignorante ante ellas. Simplemente, toma otro sorbo de su té y cambia de tema.

―¿Ese humano atractivo más que yo? ―Pregunta con ironía. ―¡Ja! Qué cosas tan estúpidas dices Thalia…

―¡Oh, vamos! No es secreto que Rebecca y tú hayan tenido una velada muy apasionante… ―Le dice Seraphine con un poco de picardía. ― Sus gemidos se escuchaban desde el pasillo. ―Grita emocionada, haciendo que Lestat quiera callarla.

―¡Podrías cerrar, la boca! ―Le pide Lestat. ―¿Así tratas a los aliados de tu reina, Seraphine? ―Pregunta con un brillo carmesí en sus ojos. ―Sí, estuvieras en mi corte y me faltarás el respeto de esa forma… ya te hubiera corta tu cabeza con mis propias manos.

Seraphine rueda los ojos.

―Sí, claro… ¿Tú? ¿El rey de vampiro de Hungría cortándole la cabeza a una mujer vampiro o incluso a una humana? ―Le pregunta en son de burla. ―Por lo que yo sé, tú eres un tipo de pacifista… no sois tan sanguinario, bélico y sádico como Rebecca es aquí… especialmente por con los hombres humanos…

Lestat frunce el ceño, sabiendo que la observación de Seraphine tiene un poco de verdad. Él nunca ha sido tan despiadado como su reina, pero no admite que ella lo supere en algo.

―No te atrevas a cuestionar mi liderazgo, Seraphine. ―Le advierte con una voz profunda y amenazante.

―Sí, Rebecca es mi reina y la amo con todo mi ser, pero ella sabe que yo tengo mi propia corte y que tengo mi propio poder.

Thalia interviene antes de que la conversación se vuelva más tensa.

―Tranquilo, Lestat. Seraphine solo está bromeando. ―Le dice mientras le acaricia el brazo.

―Todos sabemos que eres un gran líder y un guerrero formidable. Y también sabemos que no tienes nada que temer en cuanto a la relación de Rebecca con Jayden. Él es solo un humano, después de todo.

Lestat se calma un poco, pero todavía no está convencido.

―Veremos cuánto dura ese humano en la corte. ―Dice mientras se levanta de la silla.

―Ahora, si me disculpan, tengo asuntos que atender.

Con eso, sale de la habitación, dejando a Thalia y Seraphine solas.

―¿Por qué siempre tiene que ser tan dramático? ―Pregunta Seraphine mientras toma un sorbo de su té. Thalia sonríe.

―Así es como es Lestat. Pero en el fondo, sabemos que es un buen vampiro y que se preocupa por su corte. Solo necesita un poco de tranquilidad de vez en cuando.

Las dos mujeres continúan su conversación, hablando de otros temas y disfrutando de su té de hibisco.

Mientras tanto, Lestat decidido, decide entrar al despacho de la reina vampiro. Toca la puerta esperando que Rebecca le dé permiso para entrar.

Después de unos segundos, Rebecca responde desde adentro: "Pasa, Lestat".

Lestat abre la puerta y entra en el despacho de la reina vampiro. La habitación está decorada con muebles elegantes y cuadros antiguos, y hay una gran cantidad de papeles y pergaminos sobre la mesa de Rebecca.

―¿Qué puedo hacer por ti, Lestat? ―Pregunta Rebecca, sin levantar la vista de los documentos que estaba revisando.

―Solo quería preguntarte acerca de Jayden. ―Dice Lestat, cruzándose de brazos. ―No entiendo por qué le das tanta atención. Es solo un humano insignificante.

Rebecca levanta la vista y lo mira con una expresión fría.

―Jayden es mi mascota, Lestat. Y como tal, merece mi atención. ―Dice con firmeza. ―¿Qué acaso estás celoso? ―Le pregunta con una ceja levantada.

Lestat se ríe con sarcasmo.

―¿Celoso? Por supuesto que no, mi reina. ―Dice con ironía. ―Solo me parece extraño que le des tanta importancia a un simple humano. No veo lo que tiene de especial.

Rebecca suspira y se levanta de su silla, caminando hacia Lestat con paso decidido.

―Jayden es un ser humano, Lestat. Y como tal, merece mi atención si quiero que me complazca en la cama. ―Le dice con seriedad. ―No puedo creer que alguien como tú, un vampiro tan antiguo, no comprenda eso.

Lestat frunce el ceño, molesto por la reprimenda de la reina.

―Pero… Rebecca, ¿Acaso anoche no significó nada para ti? ―Dice con un tono más humilde.

Rebecca lo mira con una ceja levantada, sorprendida por la pregunta.

―¿A qué te refieres? ―Pregunta con curiosidad.

Lestat se acerca un poco más a ella, tratando de mantener la mirada.

―Anoche… en tu habitación. ¿No sentiste nada especial? ―Pregunta con una voz suave.

Rebecca se queda en silencio por unos segundos, pensativa.

―Bueno, fue agradable. ―Dice finalmente. ―Pero no más especial que cualquier otra noche que he pasado con otro hombre… vampiro o humano. ¿Por qué lo preguntas?

Lestat se encoge de hombros, tratando de parecer indiferente.

―Solo era curiosidad. ―Dice con una sonrisa falsa. ―No importa, olvídalo.

Rebecca lo mira fijamente por unos segundos más, como si intentara leer sus pensamientos. Pero finalmente suspira y se aleja un poco.

―Si eso es todo, Lestat, tengo trabajo que hacer. ―Dice con una sonrisa forzada. ―Te veré más tarde en la reunión con los demás líderes vampiros.

Lestat asiente y se da media vuelta para salir de la habitación.

Pero justo antes de cerrar la puerta, se vuelve hacia Rebecca una vez más.

―Solo una cosa más, mi reina. ―Dice con una sonrisa más genuina esta vez. ―Aunque Jayden pueda ser tu mascota, no olvides que yo soy y he sido tu primer amor en tu vida vampírica. Siempre estaré a tu disposición.

Rebecca sonríe levemente y asiente antes de volver a su trabajo. Lestat sale de la habitación, pensando en lo que acababa de suceder. Parecía que no importaba cuántos años tenía o cuánto poder había acumulado, nunca podría entender completamente a la reina vampiro.

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