A la mañana siguiente, me desperté en la cama solo. Miré alrededor, pero no había señales de Rebecca, me puse boca arriba y doy un gran suspiro mientras trato de rememorar todo lo que sucedió la noche anterior.
Retrospectiva…
Rebecca besa y acaricia a Jayden con sus manos frías mientras el se desviste por completo. Se siente expuesto y vulnerable frente a ella, pero también se siente excitado por su presencia.
Finalmente, ella se desviste también y se coloca encima del joven periodista, llevando su miembro a su entrada. La penetra suavemente, y puede sentir su frío y su calor al mismo tiempo. Comenzan a moverse juntos, ambos suspiran ante el placer que sentían, se puede sentir la tensión sexual entre ambos.
Después de un rato, ella llega al clímax y se detiene, dejándo a Jayden con una sensación de insatisfacción. Pero sabe que eso es solo el principio, y que ella continuará controlándolo de esa manera mientras Jayden trata de encontrar una forma de escapar de su poder.
Caen rendidos sobre la cama y a los pocos minutos. Rebecca no dice nada y se levanta de la cama
saliendo de la habitación.
―Vaya… si que eres un humano guapo. ―Comenta una vampira de aspecto dulce como si se tratase de una
joven adolescente.
―Ahora entendemos porque Rebecca te ha escogido como su juguete favorito… ―Le comenta otra Vampiro que sale desde la sombra. ―Me pregunto cómo sabrá tu sangre en mi plato de curry. ―Dice mientras se relame los labios.
Al escuchar los comentarios de las otras vampiras, siento un escalofrío recorrer mi cuerpo. Me doy cuenta de que estoy en peligro y que tengo que encontrar una forma de escapar de allí lo antes posible. Me levanto de la cama y comienzo a buscar mis ropas, tratando de no llamar la atención de las otras vampiras en la habitación.
De repente, escucho un ruido detrás de mí y me doy la vuelta para ver a un vampiro rubio parado en la puerta de la habitación.
Es un vampiro alto y esbelto. Su cabello rubio y sedoso cae en mechones hasta sus hombros, y su rostro está esculpido con rasgos finos y elegantes, destacando sus ojos azules profundos y penetrantes. Sus labios están curvados en una sonrisa burlona y arrogante, lo que sugiere una personalidad confiada y segura de sí misma. Viste con ropa de diseñador moderna y elegante, lo que refleja su amor por el glamour y el lujo.
Su mirada fría me hace estremecer, pero también siento una extraña atracción hacia él.
―Así que eres el elegido de Rebecca. ―Dice el vampiro rubio con una sonrisa siniestra en su rostro y
molesta.
―¿Quiénes son estas vampiras? ¿Qué quieren de mí? ―Pregunto tratando de controlar mi miedo.
Los tres ignoran las preguntas de Jayden.
―No me sorprende, ella siempre ha tenido un buen ojo para los humanos atractivos. ―Comenta la joven vampiro. ―Mi nombre es Seraphine, ella es Thalia y este papasote de vampiro es el rey vampiro de la corte de Vampiros del país vecino, Hungría. ―Comenta y el aludido mira a Jayden con recelo y desprecio pues al parecer tiene rival para ganarse el corazón sombrío, muerto y frio de la Reina Vampira de Rusia. ―Está de visita por Rusia, y yo como su guía diplomática lo estoy atendiendo ya que Rebecca se encuentra indispuesta el día de hoy.
―Al parecer… acabaste con todas las energías de la caprichosa y ninfómana vampiro que tenemos como líder.
―Le acerca seductoramente Thalia a Jayden. ―¿Qué tal si lo haces conmigo? ―Le pregunta coquetamente, pero con una sonrisa. ― Yo no soy tan sádica como Rebecca.
―Son parte de la corte de Rebecca, y tú eres su juguete favorito por ahora. ―Comenta con desprecio Lestat. ―Por el momento, cuando Rebecca se aburra de ti… vendrá de nuevo a mí. ―Dice Lestat. ―Tu eres un simple humano, no puedes competir por el inexistente corazón de mi adorada Rebecca.
Al escuchar las palabras de Lestat, siento una sensación de peligro y desesperación crecer dentro de mí. No quiero ser utilizado como un objeto por estas vampiras crueles y peligrosas, y tengo que encontrar una forma de escapar de su control lo antes posible.
―No soy un juguete, ni de Rebecca ni de nadie más. ―Digo con firmeza, tratando de mostrar que no soy débil ni fácil de manipular.
―Qué divertido, parece que nuestro pequeño humano tiene algo de espíritu después de todo. ―Comenta Seraphine con una sonrisa burlona en su rostro.
―Pero no importa, de todos modos no podrás escapar de nosotros. Eres nuestro prisionero ahora, y
haremos lo que queramos contigo.
―Agrega con una risa malvada en su voz. Siento un escalofrío recorrer mi cuerpo al escuchar sus palabras, pero también siento una extraña determinación dentro de mí.
No voy a permitir que estas vampiras me controlen, y haré todo lo que esté en mi poder para escapar de su influencia y volver a la seguridad de mi vida humana.
Se abre la puerta de la habitación dónde Jayden había hecho el “amor” con la reina vampiro.
―Se puede saber… ¿Qué demonios hacen en los aposentos de mi apreciado esclavo humano? ―Pregunta una molesta Rebecca, luego de haber corrido hasta la habitación dónde había dejado a Jayden después de su momento de intimidad, al sentir los aromas de las dos mujeres vampiras de su Corte y de Lestat.
Rebecca, observa como Thalia sostiene el rostro de Jayden en sus manos, por un acto de celos y de enojo al ver que una de sus vasallas está tocando algo que le pertenecía a ella.
―Thalia… ¿Quién te ha dado el derecho de tocar a mis amantes? ―Sin perder tiempo, Rebecca saca sus garras afiladas y deja caer fuertemente una cachetada a una de las mejillas de la otra vampiresa, desgarrando la piel de Thalia. ―Jayden, es mío.
Thalia la mira furiosa y sumamente avergonzada ya que su Reina la ha puesto en vergüenza con el Rey Vampiro de Hungría, totalmente humillada no le queda de otra que disculparse.
―Te pido disculpas, por insolencia… Rebecca. ―Dice haciendo una mueca.
―Espero que para la próxima que te vea ponerle un dedo encima, voy a tener muy en mente que tu cabeza se lo daré de comer a los perros falderos que tengo como aliados. ―Le comenta con ira Rebecca.
―Seraphine.. me podrías decir ¿Porqué has traído a Rey de la Corte de Vampiro vecina a los aposentos de mi amante? ¿Qué pretendes con eso Seraphine? ―Pregunta Rebecca, mientras frunce el ceño.
Seraphine levanta una ceja con una sonrisa irónica en su rostro y responde con una voz burlona:
―Oh, Rebecca, solo estaba mostrando a nuestro querido invitado la hospitalidad de nuestra Corte. Además, pensé que podríamos ofrecerle un poco de entretenimiento mientras está aquí con nosotros. ¿No te parece divertido? ―Dice mientras se acerca a Jayden y le acaricia la mejilla con suavidad.
Rebecca frunce el ceño aún más y responde con una voz fría, mientras le sujeta la mano con fuerza a su vasalla más joven de la Corte:
―Cuidado con tus manos, si no quieres que te desfigure el rostro como a Thalia por meterse con mis juguetes. ―Le dice en un tono autoritario y sanguinario.
Seraphine capta la advertencia inmediatamente y asiente mientras tartamudea.
―Per… perdona, Rebecca. Prometo que no lo tocaré… ¡Por favor, no aruñes mi preciada cara!
Rebecca suelta violentamente su agarre de la muñeca de su vasalla esta se limita a quejarse del dolor agudo.
―Además… no necesitamos ofrecerle entretenimiento a nuestro invitado, Seraphine. Él es un humano, no un juguete para que juegues con él. Seraphine hace una mueca de desagrado y suelta una risa sarcástica ante la ironía de las palabras de su Reina.
―Como quieras, Rebecca. Solo pensé que podríamos divertirnos un poco.
―Escuchen bien, damas. Jayden es mío, y no permitiré que lo lastimen. Si alguna vez vuelven a ponerle
un dedo encima, se enfrentarán a mí. ¿Está claro? Seraphine y Thalia asienten con la cabeza, aunque sus expresiones son tensas y resentidas.
―Está claro, Rebecca. No volveremos a molestar a tu amante. Rebecca les lanza una última mirada fría antes de tomar a Jayden de la mano y llevárselo de la habitación. Jayden la sigue con una expresión agradecida en su rostro, sintiéndose seguro en los brazos de su protectora vampiro.
―Quiero que se marchen y… Seraphine quiero que te lleves a Lestat a la sala de recepción… sé que tenemos que limar ciertas… asperezas del pasado. ¿No crees Lestat? ―Pregunta Rebecca con una voz coqueta y seductora.
―Me alegra que estemos en sintonía, mi querida y adorada Rebecca. ―Le dice mientras sigue a la vasalla encargada de la diplomacia con otras Corte de Vampiros, no sin antes de guiñarle un ojo.
Jayden observa con recelo el intercambio de miradas entre su “dueña” y el otro vampiro de mismo rango y jerarquía, es evidente que siente una extraña atracción entre Rebecca y Lestat, no puede evitar sentirse un poco celoso, se siente incómodo al ver la tensión y la atracción entre Rebecca y Lestat.
Él sabe que es solo un humano en este mundo de vampiros, pero no puede evitar sentir celos de la atención que Rebecca está mostrando a Lestat. Mientras observa cómo se van, siente un escalofrío en su espalda y se da cuenta de lo peligroso que puede ser este mundo para alguien como él.
Aunque sabe que su relación con Rebecca es sólo temporal y que ella nunca lo consideraría su pareja real, no puede evitar sentir celos de la atracción que hay entre ella y
Lestat.
Después que los tres vampiros se retiran de la habitación; Rebecca suspira y se acerca a Jayden, examinándolo con detenimiento.
―¿Estás bien, Jayden? ―Le pregunta con una voz suave. Jayden asiente con la cabeza, aunque su expresión es tensa y preocupada, pues cuando vino hace un par de días Rebecca lo trataba con sadismo.
―Sí, estoy bien. Gracias por preocuparte. ―Rebecca le sonríe con dulzura y le acaricia la mejilla con suavidad.
―No tienes que agradecerme. Eres importante para mí, Jayden. No dejaré que te hagan daño, después
de todo eres mi mío desde ayer. ―Dice con satisfacción.
Jayden asiente, y se avergüenza un poco pero asiente con la cabeza, agradecido por las palabras de Rebecca, de cierto modo se sienta agradecido de la noche intima que tuvieron ambos.
―Gracias, Rebecca. Significa mucho para mí.
Mientras tanto...
Seraphine lleva a Lestat a la sala de recepción, donde ambos se sientan en un sofá.
La vasalla le ofrece una copa de sangre de alta calidad, y Lestat la acepta con una sonrisa.
―Eres una excelente anfitriona, Seraphine. ―Dice mientras saborea la sangre.
―Gracias, mi señor. Me esfuerzo por hacer todo lo posible para satisfacer a nuestra Corte.
―Lo sé. Eres una vasalla dedicada y astuta. Pero me preocupa que te estés metiendo en problemas innecesarios al jugar con Jayden. Él es un humano, y es peligroso involucrarlo en nuestras intrigas vampíricas.
Seraphine frunce el ceño y responde con una voz tensa:
―Solo estaba tratando de divertirme un poco. No veo el daño en eso, aunque quien se llevó el mejor golpe fue Thalia. Pobre… esa marca le tardará sanar dentro de dos días y conociendo la vanidosa que es no saldrá de su habitación.
Lestat sonríe ante el comentario.
―El daño es que Rebecca no lo tomará a la ligera si algo le sucede a Jayden. Ella lo considera su propiedad, y no permitirá que nadie lo lastime. Incluso tú estás en peligro si ella sospecha que estás jugando con su juguete humano. ―Comenta Lestat.
Seraphine se queda en silencio por un momento, reflexionando sobre las palabras de Lestat. Sabe que tiene razón, y que debe tener cuidado en el futuro.
―Lo tendré en cuenta, mi señor. No volveré a poner en peligro a nuestra Corte. A menos que tu me lo pidas, ya sabes para dejarte el paso libre con Rebecca.
Lestat asiente con aprobación, y luego cambia de tema.
Comienzan a discutir los detalles de su próxima misión diplomática, y Seraphine presta atención con devoción mientras toma notas, mientras espera que Rebecca se una a la reunión diplomática.
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