Jayden despierta luego de varias horas inconsciente, trata de enfocar su vista un poco atontado y aturdido, trata de incorporarse, pero se marea debido a los efectos del veneno de la vampiresa en su torrente sanguíneo, se agarra de su frente para tratar inútilmente de calmar sus náuseas, luego de tener consciencia observa su entorno y así mismo se ve extrañado al percatarse que está completamente vestido y en una habitación completamente distinto a la que se encontraba el día anterior, desconcertándolo aún más.
―¿Qué es lo que ha pasado? ―murmuro para mí mismo, tratando recordar los sucesos de la noche
anterior.
Entra un hombre vampiro con atuendo ostentoso.
―Vaya… la mascota durmiente de Rebecca ha despertado. ―Me comenta de manera burlona, yo lo miro con desconcierto. ―Ya me tenías preocupado, humano. ―Me dice mientras se ve las uñas de sus manos. ―Si no despertabas… Rebecca hubiera lanzado mi cabeza al lago aledaño de esta ciudad. ―Me dice mientras ahora dirige su mirada a mí, frunce el ceño y se pone erguido y me hace un ademán como despidiéndose de mí. ―Le diré a Rebecca que despertaste, mientras sale de esa habitación.
Yo observo con más detenimiento el lugar, hay dos ventanas con barrotes de hierro, las paredes pintadas de un color crema con relieves en blanco marfil, unos cuantos muebles, intento incorporarme de la cama y camino hacia la ventana, mirando el cielo gris siendo la vista y atmosfera lúgubre y sombría desde los sucesos de hace casi un mes, luego mis pensamientos pasan a recordar a mi familia en Italia, no puedo evitar soltar unas lágrimas ante la incertidumbre de pensar si están bien o…
El sonido de la puerta interrumpe mis pensamientos, tan rápido como puedo trato de limpiarme las lágrimas de mis ojos, tengo que permanecer fuerte si quiero saber de mi familia.
―Veo que has despertado, mi dulce mascota. ―Comenta Rebecca mientras cierra la puerta tras de sí dirigiéndose hacia mí, yo volteo y me pongo a la defensiva.
―¿Qué me has hecho, sucia criatura? ―Le grito furioso, pues tengo la sensación que ella se aprovechó de
mi, mientras estaba inconsciente la noche anterior, me arrepiento inmediatamente de mis palabras al ver la mueca de disgusto en el rostro de la reina vampiro, y al instante recibo una cachetada en mi mejilla.
―¿Cómo te atreves a insultar a tu ama y señora, insignificante humano? ―Me grita con rabia mostrándome sus colmillos. ―Me haces cuestionar el hecho de haberte dejado vivir… ―Me dice con un aura oscura en su voz. ―Si no hubiera controlado mi sed, estuvieras sin ninguna gota de tu sangre. ―Me dice ella de manera engreída, me quedo en silencio por un momento, sé que si me opongo en contra a ella en mi estado y condición física actual terminaría provocando mi prematura muerte, no me percato que ella me sujeta mi quijada con fuerza y brusquedad mirándome a los ojos con el entrecejo fruncido con sus ojos verdes brillando intensamente. ―Pídeme perdón, o si no… terminaré lo que quería desde un principio contigo, con tu cuerpo, inmundo humano. ―Me suelta con rabia mientras siento su frío aliento sobre mis fosas nasales, yo siento como en mis mejillas se desliza un poco de sangre, me quejo en silencio del dolor.
Jayden siente el miedo correr por sus venas, está a unos pocos pasos entre la vida y la muerte, literalmente, ya que Rebecca está de manera muy autoritaria e imponente enfrente de él, mientras ella aprieta las mejillas de Jayden, provocando leves heridas con sus garras.
Sabe que está en una posición vulnerable y que su única opción es mantener la calma y jugar con astucia. Observa fijamente a Rebecca, tratando de descifrar alguna debilidad o alguna forma de manipularla a su favor.
―Perdóneme, señora. ―Digo en un tono apagado y humilde, tratando de contener la rabia que siento hacia ella.
Rebecca sonríe con satisfacción y toma de nuevo su quijada con suavidad, mientras pasa intencionalmente su dedo índice sobre la mejilla derecha de Jayden, recogiendo la sangre de una mejilla hasta completar una cantidad suficiente, llevando su dedo a sus labios mientras bebe de una manera sensual, sin apartar la mirada. Ahora un aire seductor emana de los ojos de Jayden, ella lo está provocando con la intención de querer continuar lo de la noche anterior.
―"Bien hecho, humano. Veo que has aprendido la lección", ―Me dice ella mientras se acerca y me susurra al oído, y luego pasa su lengua lentamente en mi otra mejilla. "Pero no olvides que estás aquí por mi voluntad y que puedes terminar en cualquier momento si no cumples con mis demandas".
Me limito a asentir, sintiendo un escalofrío recorrer mi espalda.
―¿Qué quiere de mí? ―pregunto con cautela.
Rebecca se aleja y se sienta en uno de los sillones, cruzando las piernas con elegancia.
―Como ayer quedaste inconsciente por mi veneno, no pude hacerte completamente mío ―dice ella en un tono enigmático―. Planeo hacerlo el día de hoy ―dice mientras me mira con una mirada hipnotizante.
Me siento intrigado y confundido, pero también preocupado. ¿Acaso no hizo lo que pretendía con mi cuerpo la noche anterior? Pienso mentalmente.
―¿Tú...? ―corrijo ante la mirada fulminante y silenciosa de la reina vampiro cuando intento tutearla, trago saliva―. Mi señora... ¿Usted no me poseyó la noche anterior? ―pregunto, tratando de ocultar mi nerviosismo, pues tengo miedo de que mis palabras hieran el orgullo de esta mujer vampiro frente a mí, mientras contengo el dolor por el ardor de las pequeñas heridas en mis mejillas.
Rebecca sonríe de nuevo, esta vez con malicia.
―Oh, mi querido Jayden, tu cuerpo aún no ha sido completamente mío ―dice ella con voz seductora mientras se levanta del sillón y se acerca a mí―. Quiero que seas mío por completo, que tu cuerpo y tu alma pertenezcan solo a mí. ¿Comprendes? ―dice ella mientras me mira fijamente a los ojos.
Siento una sensación de incomodidad y temor que me hace retroceder un poco, pero trato de mantener la calma y la compostura.
―No estoy seguro de entender lo que quiere decir, mi señora ―digo con voz baja y temblorosa. Rebecca se acerca más a mí, colocando sus manos en mis hombros y mirándome fijamente a los ojos.
―Quiero que te entregues a mí, Jayden. Quiero que seas mi compañero, mi esclavo, mi amante, mi todo.
―Dice ella con voz seductora mientras acaricia mi mejilla con suavidad. Trato de alejarme de ella, pero ella me sostiene con firmeza, sus garras clavándose en mi piel.
―No, mi señora, no puedo hacer eso ―digo con firmeza mientras intento liberarme de su agarre. Rebecca me suelta bruscamente, su rostro contorsionado por la ira.
―¿Cómo te atreves a rechazarme? ―dice ella en voz alta mientras sus ojos brillan con furia.
Me quedo en silencio, sin saber qué decir o hacer en esta situación. Estoy atrapado, a merced de esta mujer vampiro poderosa y peligrosa. Luego regresa a mí y acaricia una de mis mejillas heridas con su dedo índice y luego me aprieta la mejilla mientras sale un poco de sangre fresca y sonríe malévolamente.
Siento el dolor agudo en mi mejilla, pero me obligo a mantener la compostura y no mostrar debilidad frente a ella.
―Lo siento, mi señora, pero no puedo entregarme a usted de esa manera ―digo con firmeza mientras trato de mantener mi mirada en la suya.
Rebecca se ríe con desprecio y se aleja de mí, caminando de un lado a otro mientras me observa con desdén.
―Eres un humano débil e insulso, Jayden. No tienes idea de lo que estás perdiendo. Ser mi compañero te habría otorgado poder y riqueza más allá de tu imaginación. Pero ahora, solo eres un insecto que debe ser aplastado ―dice ella con una sonrisa burlona.
Siento un escalofrío recorrer mi cuerpo, pero trato de mantenerme calmado y pensar en una forma de salir de esta situación.
―Mi señora, entiendo que esté decepcionada, pero le prometo que cumpliré con todas sus demandas. Solo pido que me permita vivir y ser libre ―digo con voz calmada mientras trato de buscar algún punto de acuerdo con ella.
Rebecca me mira con desconfianza, pero parece estar considerando mis palabras.
―Muy bien, Jayden. Te daré una oportunidad más. Cumple con mis demandas y tal vez te permita vivir ―dice ella con voz fría mientras se acerca a mí de nuevo.
Siento un alivio temporal, pero sé que mi situación sigue siendo peligrosa y que debo ser astuto y cauteloso para sobrevivir.
Me besa los labios y siento su perfume mientras lo hace. Huele a miel, para mi sorpresa. Cierro los ojos mientras me embriago con el sabor de sus labios y el olor hipnotizante de su fragancia. Me desconcierta un poco la idea de que una mujer no muerta porte y tenga una preferencia por las fragancias dulces y vivaces. Ella se aparta de mí.
―No entiendo por qué te niegas, mi mascota ―me dice con una mirada apacible y suave―. Si correspondes a mis besos ―añade, usando un poco de su magia vampírica para sanar los cortes de mi herida. Me siento estupefacto al verla curarme la herida que ella misma me ocasionó. La reina vampiro es una mujer muy conflictiva en cuanto a su estado de ánimo y personalidad.
Me siento confundido y aturdido por todo lo que está sucediendo. Por un lado, Rebecca me ha amenazado y ha demostrado su lado peligroso y controlador, pero, por otro lado, también me ha demostrado un lado suave y seductor que me atrae hacia ella. Me pregunto si debería seguir sus demandas y entregarme a ella o resistir y luchar por mi libertad.
―No puedo ser tu esclavo, Rebecca. Necesito mi libertad y mi autonomía ―le digo con firmeza mientras intento mantener mi compostura.
Rebecca me mira con una mirada penetrante y luego se ríe suavemente.
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