―Eres un ser humano interesante, Jayden. Tal vez tengas más valor del que pensaba. Pero no te equivoques, no me gusta que me desobedezcan. Si no estás dispuesto a someterte a mí, entonces tendré que obligarte ―dice ella con voz fría mientras me agarra del cuello y me levanta del suelo con facilidad. Respiro con dificultad mientras mi rostro empieza a enrojecer por la falta de oxígeno.
Me siento atrapado y asustado, sin saber qué hacer o decir. Pienso en mis opciones y me doy cuenta de que solo hay una cosa que puedo hacer: luchar. Me libero de su agarre con un movimiento rápido y trato de correr hacia la puerta, pero ella me detiene con su magia vampírica y me arroja contra la pared.
Me siento débil y herido, pero no me doy por vencido. Me levanto lentamente y me preparo para luchar por mi vida. Si tengo que pelear contra esta mujer vampiro para ganar mi libertad, entonces lo haré.
―Mi querida mascota… ¿planeabas escaparte en la presencia de tu ama? ―pregunta ella con una sonrisa sádica. ―Mi lindo cachorro… no me dejas otra opción que ponerte un collar mágico que, cada vez que tengas un pensamiento de querer escapar, te dé una descarga un poco dolorosa… y además de castigarte ―suelta Rebecca en una carcajada, mientras hace un chasquido sonoro con sus dedos y abre la puerta de la habitación. Llega una mucama humana que trae puesto un collar y lleva un collar similar sobre una bandeja. La chica me mira con ojos de tristeza y compasión por mí en silencio; se acerca a la reina vampiro entregando el collar. Rebecca, sin titubear y dejando de verme fijamente, suelta poco a poco su agarre mágico sobre mí y me baja suavemente de la pared. Se acerca a mí aún yo preso de su magia telequinética, y me pone ese collar. La chica me mira y se retira rápidamente de la habitación cerrando la puerta tras de sí.
―Sí… observaste a la chica con ese collar en su cuello, así es... es una humana como tú. Planeaba dejarte si un collar de sumisión, pero dado que has sido un perrito insolente y rebelde, no tengo opción ―me dice ella como adivinando lo que estaba pensando mientras el collar en mi cuello empieza a brillar conforme los ojos de Rebecca brillan. ―Ahora está activado, cada vez que desobedezcas mis órdenes o que pienses en querer escaparte, ese collar te dará una pequeña y dolorosa descarga eléctrica.
Me siento impotente ante la situación, atrapado en este lugar y sujeto a las órdenes de esta mujer vampiro. Siento una sensación de desesperación y miedo, pero también de rabia por mi falta de libertad.
―Mi señora, no puedo simplemente entregarme a usted. Tengo mi propia voluntad y mis propias decisiones que tomar. Además, no quiero ser su esclavo o su compañero por la fuerza. Eso no es amor, es control. Y no puedo estar en una relación así. ―Le respondo con sinceridad, tratando de ser lo más respetuoso posible, siendo consciente de que si ofendo a esta mujer vampiro tendré una descarga eléctrica.
Rebecca me mira con una mezcla de sorpresa y enojo en sus ojos. Luego, su expresión cambia a una sonrisa burlona.
―Oh, mi querido Jayden, siempre tan terco e idealista. Pero debes entender que en mi mundo, el amor y el control van de la mano. Soy una vampira y necesito un compañero fuerte y obediente a mi lado. Y tú, con tu espíritu rebelde, solo me causarás problemas. Pero no te preocupes, estoy dispuesta a enseñarte el camino y hacerte ver las cosas a mi manera. ―Dice Rebecca mientras acaricia mi mejilla con suavidad, aunque su mirada sigue siendo fría y dominante. ―¿Crees que tienes algún tipo de poder o control aquí? Soy la reina vampiro, y tú eres mi presa. Si no me obedeces, te mataré sin pensarlo dos veces. ―Dice ella con arrogancia, dejando en claro su posición de poder.
Me siento atrapado y confundido, sin saber qué hacer. Por un lado, quiero escapar y recuperar mi libertad, pero, por otro lado, no quiero enfrentar las consecuencias del collar mágico. Además, algo en el fondo de mi corazón me dice que quizás Rebecca tenga razón y que yo necesite aprender a aceptar su dominio, niego mentalmente ante la tonta idea que está surgiendo desesperadamente en mí.
Sé que tiene razón en que estoy en una posición vulnerable, pero aun así, no puedo simplemente darme por vencido.
―Entiendo que tienes el poder, mi señora, pero eso no significa que tenga que renunciar a mi dignidad o mi voluntad. Preferiría morir a convertirme en su esclavo. ―Le respondo con firmeza, tratando de mantener mi posición.
Rebecca parece sorprendida por mi respuesta, pero luego su expresión cambia a una mirada peligrosa y amenazadora.
―Muy bien, Jayden. Has sellado tu destino. Veremos si cambias de opinión antes de que te mate. ―Dice ella con una sonrisa malvada.
Es obvio que no puedo confiar en Rebecca y que tendré que tener cuidado con cada movimiento que haga. Pero también sé que no puedo permitir que ella me domine completamente y me controle de esta manera, pues dejaría de ser yo.
Miro a Rebecca con determinación en mis ojos.
―"No me someteré a ti de esta manera. No aceptaré ser tu mascota y ser controlado por un collar mágico. Estoy dispuesto a luchar por mi libertad y hacer lo que sea necesario para escapar de esta prisión". ― le digo con voz firme.
Rebecca me mira con una expresión fría en su rostro y luego se ríe de manera siniestra.
―"Oh, eres valiente, Jayden. Pero no tienes idea de la verdadera fuerza de mi poder. Si tratas de escapar, te encontraré y te castigaré de una manera que no podrás soportar".
Aunque estoy asustado, decido no mostrar debilidad y respondo: "No tengo miedo de ti, Rebecca. Si tengo que luchar contra ti, lo haré. Prefiero morir en libertad que vivir como tu esclavo".
La mirada de Rebecca se endurece y puedo sentir su poderosa aura vampírica presionando contra mí. Pero en lugar de retroceder, me mantengo firme y decido luchar hasta el final. No importa cuál sea el resultado, no permitiré que ella me controle de esta manera.
Ella cambia a un semblante sonriendo de manera sádica, maquiavélica, mientras sus labios rojos y carnosos se tuercen levantando a la vez una ceja, debo admitir que ese gesto es muy atractivo, peligroso.
―Haré que cuando estemos en la cama esta noche, grites mi nombre de placer y lujuria de manera incontrolable… ―Me dice mientras me acorrala contra la pared ejerciendo su poder vampírico sobre mí. ―Se acerca a mí y me mira con unos ojos llenos de deseo, de hambre. ―Al parecer… tu cuerpo no puede ocultar cómo te pones cuando me tienes cerca. ―Me comenta mientras ella dirige su mirada sin atisbo de vergüenza o pudor hacia abajo, fijando su mirada en mi entrepierna, me sonrojo furiosamente. ―Descuida… por el momento no puedo estar contigo, como tu cuerpo lo pide a gritos… tengo que atender unos asuntos sobre la escasez del ganado en esta ciudad. ―Me dice ella mientras se aparta de mí, luego de besarme con intensidad, dejándome en una situación incontrolable en mi cuerpo, ella tenía razón mi cara y mis palabras dicen una cosa contraria a las reacciones de mi cuerpo. Siento mi miembro viril levemente duro por debajo de la fina y delicada tela de mi pantalón. ¿Estoy excitado?
Siento como un hormigueo recorre mi cuerpo hasta mi espalda dorsal. Experimento una sensación un tanto desesperante y tengo deseos. Esa mujer vampiro me está torturando no solo física sino mentalmente con sus artimañas de seducción del tira y afloja.
Mi mente se nubla por la lujuria al imaginarme lo que puede suceder esta noche, pero a la vez siento miedo, pues he revelado un poco ante esta reina vampiro. Temo que quiera castigarme, como ella dijo antes de ponerme este horrendo collar. Me siento como un perro con collar perdido y sin dueño, lejos de mi familia y de mis compañeros del periódico. Estoy tratando de pensar en cualquier cosa para no tener que caer en mis bajos instintos. Tengo deseos en este momento de autocomplacerme, pero si lo hago estaría admitiendo que esa mujer no muerta me tiene en una situación de vulnerabilidad y sumisión.
Decido caminar rápidamente al cuarto de baño que está dentro de esa habitación, mientras me quito desesperadamente mis prendas. Entro a la regadera de un solo golpe, necesito bajar este calor que crece dentro de mí.
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