20. La nueva señora Lamprou.

Paso una semana desde que me entere que estoy embarazada, e tenido intenciones de decirle que estoy esperando un hijo suyo, pero recuerdo que esta más que obsesionado con Izan y un amorío que jamás existió, así que solo lo e guardado para mi, solo espero pronto ver a mi bebé en una pantalla.

Los malestares a veces son muy fuertes o días son leves pero e podido sobrellevarlo, al menos en medio de este hoyo tengo el único motivo por quien seguir y ser fuerte, cuando sepa mi madre y mi padre que serán abuelos estarán más que felices con la noticia y la llegada de un bebé a nuestra familia.

Estaba como todos los días sentada en el jardín, ya que este lugar es el único que visito de toda esta enorme casa, estaba leyendo pero no puedo concentrarme solo pienso en mis padres, mi madre estará mas que preocupada por mi, me levanto y de nuevo voy a la cocina para llamarla.

Tome el teléfono y sin fijarme que no hubiera nadie solo marque y de inmediato me mandaba a buzón, era más que extraño mi madre nunca apagaba el celular, volví a marcar y volvió a sonar igual, al darme la vuelta pegué un brinco del susto de ver a Zeus recargado en el marco de la puerta viéndome fijamente.

-muñequita ¿que intentas hacer?- se acerca lentamente sintiéndome aterrorizada e intimidada- no te asustes mi vida, solo te venía a decir que hoy es la fiesta de mi empresa, te deje un vestido en tu habitación a las ocho pasaré por ti, se puntuel- me quedo en silencio lo veo dirigirse hacia la salida cuando vuelve a hablar- a por cierto tu familia me pidió dinero para irse a vivir a otro lugar y yo se los di.

-¡que!, te equivocas mis padres no son esa clase de personas- niega con una sonrisa más que escalofriante.

- que ingenua eres de verdad, por lo que veo no los conoces a la perfección, ten este es la prueba que necesitas y de una buena vez te desilusiones.

Tome una carpeta al abrirla estaba la firma de mi padre en una hoja donde decía cuanto le entregaba al señor Igor y era una cantidad muy grande, pero aunque tenga estos documentos frente a mi yo estoy segura que mi familia no es como me lo quiere pintar Zeus, mi familia es respetable.

Después de que se fue Zeus, las horas avanzaban tan rápido que me tenía que arreglar para ir a esa dichosa fiesta, me duche al salir me cambie y comencé a arreglarme, al verme al espejo no se pero me imagine cuando mi vientre comience a abultarse me llena de ilusión.

Al terminarme me fije en la hora, ya eran las ocho con diez, me puse perfume y salí a toda prisa, cuando abrí la puerta principal ya estaba con su cara de pocos amigos.

- anda; sube al auto- caminé hasta subir.

Y nos fuimos a toda velocidad hasta llegar al salón donde sería, al bajar me dio la mano entrelazándola, aun queriendo mostrar lo que ya hace tiempo no somos, un matrimonio, entramos y estaba todo muy bonito, el solo me dejo y se fue, camine hasta llegar a una mesa donde estaba Mía me senté a su lado y al verme me abrazo.

- hola señora Lamprou- niego de la manera en que me llamo.

- sabes que somos amigas, solo Isa, ¿cómo has estado?- se encoge de hombros.

- e tenido días peores Isa, pero e aprendido a tolerar- asentí, tomando un vaso con agua pero ella no dejaba de verme.

- ¿que sucede?- me sonríe y se acerca a mi oído.

- ese brillo en tus ojos es el mismo que tenía mi hermana cuando estaba esperando a mi sobrina- abrí los ojos al darme cuenta que se a dado cuenta- pero no te preocupes amiga, yo no diré nada y espero pronto dejes al patán de mi jefe.

- ojalá Mía,- ella asintió y nos quedamos en silencio escuchando la música y viendo como la asistente era más resbalosa que una babosa.

No niego que aún me dan celos, porque mi corazón aunque esté echo trizas aún ama a ese monstruo llamado Zeus Lamprau, después de esa escena tan humillante por fin nos fuimos entre a la casa sin esperar que me hablará...

Pasaron dos semanas donde casi no lo veía, me estaba más que acostumbrando tener paz pero de nuevo hable demasiado pronto, pero esta vez me sorprendería más de la cuenta.

Escuche alboroto abajo y salí de mi habitación al bajar las escaleras vi maletas en la entrada, al estar por bajar el último escalón lo vi entrar de la mano de una rubia quien traía a un bebe en brazos.

Ella solo me veía tan despectivamente que me quedé shockiada, no entendía ¿que hacía ella aquí?, ¿por qué traía un bebe?, y ¿por qué Zeus la tomaba de la mano?, iba a hablar pero el cómo siempre tiene la primera palabra.

- hola muñequita, te presento a Lidia y al pequeño Gabrielle- me quedé sorprendida ese nombre lo habíamos escogido hace tiempo para nuestro primer hijo- ella será la nueva señora Lamprau.

- entonces, ¿ya me puedo ir?- el negó casi burlándose.

- no, aún no, serás libre hasta que firmes el divorcio y firmes donde niegas recibir un solo peso de mi parte.

- no te preocupes que lo que quiero es mi libertad- subí corriendo hasta mi habitación.

Con el pulso a mil por hora, me acosté quedándome el resto del día, no quería salir y cruzarme con esa mujer, pero también no quería verlos darse muestras de amor porque aún me dolería, necesito ser fuerte, solo falta un poco más para poder irme lejos y criar yo sola a mi hijo.

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