8. Propuesta.

Aún no a regresado Zeus de Canadá, estoy con la incertidumbre de lo que me dirá, no tengo ni la menor idea que querrá de mi para decir que nos beneficia a los dos.

Los días pasaron cumpliéndose una semana, desde por poco nos quitan la casa, pero gracias a él y su ayuda hoy duermo donde mismo.

Salí del comedor, camine por los pasillos encontrándome a Izan me ve sonriente, me guiña el ojo y entra en su oficina, después de ese encuentro abrí la puerta y estaba Zeus sentado tras su escritorio.

Al verme me hace señas para que cierre y me acerque, hago lo que me pide sentándome en la silla, lo veo aflojar su corbata hasta desabotonar los tres primeros botones de su camisa, se acomoda y por fin habla.

- hola muñequita, ¿me extrañaste?- asentí sonriendo.

- si tuve más trabajo de lo que debería- solo niega.

- bueno, quiero proponerte un negocio, tomemos así- asentí aún sin entender- mira seré lo más claro posible para que me entiendas, mi padre está enfermo y tanto mi papá como mi mamá, su gran anhelo es verme casado y tener familia, pensé que tú serías la indicada para esto.

- pero, se supone que para tomar esa decisión es porque estás enamorado no- asiente.

- por lo mismo, te digo que tú me ayudas a mi y yo te ayudo a ti, nos casamos y a mi solo me quedaría condenarte lo que te preste- me quede reflexionando un momento.

- pero como viviríamos en dado caso que acepte.

- pues tendrías los derechos como mi esposa en dado caso, pero cada quien tendría su habitación y para no levantar sospechas nuestro matrimonio solo duraría tres años- asentí aún pensativa.- mira esta es mi propuesta, pero piénsalo Isabella, esto nos beneficiaría a los dos, tú ya no tendrías deudas y yo haría feliz a mi familia.

Nada más asentí levantándome de la silla para ir a mi oficina, me encerré, me dolía la cabeza y solo quería procesar todo para poner en una balanza lo que dijo Zeus y poder ver lo positivo de todo esto.

Paso exactamente una semana para digerir y ya tenía una respuesta, al llegar no estaba Zeus, me fui a mi oficina y vi un enorme ramo de rosas, con una pequeña tarjeta que decía ¿que pensaste?.

Volví a salir y lo vi entrando por la puerta me acerqué a saludarlo y de inmediato nos sentamos.

- y dime, ¿que has pensado?, ¿ya tienes una respuesta?- asentí mostrando seriedad en mi rostro.

- está bien, acepto tu propuesta, pero también quiero si vemos innecesario tanto año de matrimonio, solo con pedirlo podamos divorciarnos- él asintió, más que sonriente y feliz.

- bueno pero, para que sea creíble ante los ojos de mi familia, tenemos que conocernos mejor y saber todo de nosotros, pero lo más importante la fecha que iniciamos nuestra relación cosas de esas- asentí levantándome y de mi oficina traje unas hojas para anotar lo importante de cada uno.

Y roda la tarde estuvimos ocupados con esto del casamiento, para mi ver son cosas innecesarias, pero si dice que es por su papá así será, el problema aquí es como le diré a mi familia que me casaré con mi jefe, por la mi deuda y por su familia.

Sé que mi madre lo tomara bien, pero papá no se que haría o de que sería capaz y ese es mi gran temor de todos los que tengo, estaba aún perdida en mis pensamientos cuando lo vi para junto a mi, me extendió la mano para ayudarme a levantar.

-¿a dónde vamos?- caminamos por los pasillos agarrados de la mano, bajo la mirada de todos los empleados.

- tenemos que empezar y que nos vean juntos, pero también vamos a la oficina de mi abogado tiene listo el contrato prematrimonial- asentí, pero antes de subir al auto solo me beso tomándome por sorpresa y solo a lo lejos vi a Izan con su rostro repleto de decepción.

Me subí al auto con un nudo grande en la garganta por verle así, al llegar con el abogado de inmediato entramos a si despacho, dándome el contrato lo leí con detenimiento y estaba todo lo que hablamos y plasme mi firma después Zeus hizo lo mismo.

Al salir pensé que regresaríamos a la oficina y no fue así, me llevó al centro comercial comprando varios vestidos, de nuevo subimos al auto y fuimos a casa tomo mi mano para entrar, estaba más que aterrada de la reacción de mi papá al verme así.

Cuando mi mamá abrió la puerta lo saludo efusivamente y ella de inmediato noto tanto las bolsas como nuestras manos entrelazadas, quería soltarme pero Zeus lo impidió, entramos y papá se levantó al vernos, no dijo ni una sola palabra solo nos veía con mucho detenimiento, estaba que temblaba más que una gelatina.

- ¿que significa esto?- las palabras no salían, mi voz me abandono así que Zeus fue el que hablo.

- ¿esto?- levanta nuestras manos y mi papá solo asiente- venimos a decirles que desde hace seis meses Isabella y yo tenemos una relación, quiero su consentimiento señor Igor, se que nunca le e caído bien pero yo fui su hija la amo- hasta yo me creería ese gran discurso- se que soy su jefe, pero el amor es así no cree señora Olivia.

- si en el corazón no se manda y si ustedes están enamorados yo les doy mi bendición- mi madre se acerca a papá y veo que le da un pequeño codazo.

- es algo que me sorprende, princesa ¿por qué nunca me dijiste?- me encojo de hombros intentando que mis palabras salgan.

- porque se que no te gustaría eso- él niega acercándose hasta abrazarme.

- hija eres mi princesa, pero si eres feliz con el yo también lo seré ¿entiendes?- asentí, respirando de alivio, pero sé que haberles mentido a mis padres me pesará en la conciencia.

- bueno, felicidades,- dijo mi madre abrazándonos.

- bueno, señores, sería un placer invitarlos a cenar-asintió mi padre.

Nos fuimos al restaurante más lujoso de Jacksonville no niego que la comida era muy deliciosa, pero esta bola de mentiras apenas empieza pero cada que va aumentando en un determinado tiempo nos aplastara de eso no ahí duda.

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