4. Mi nuevo jefe.

ISABELLA.

Después de la junta, seguí trabajando tranquilamente por lo menos esas dos casi tres semanas.

Ya que repentinamente Zac me trajo demasiado trabajo, revisar papeles y corregirlos si tenían algún error, me llevó casi un mes en poder darle fin a las montañas de carpetas.

Ya que entraba lo más temprano posible para avanzar y era la última en abandonar el edificio solo por culpa de Zac y sus exigencias, pero no me dejaría vencer ante él, no le daría el gusto de dejar inconcluso mi trabajo, desde que inicie no pudimos llevarnos bien y no lo entiendo el por qué, si nunca me dio la oportunidad de conocernos en el ámbito laboral.

Así que lo más seguro es que sea porque le caigo mal su exceso de trabajo, después de terminar la última carpeta y solo minutos de mi salida, cuando estaba acomodando y alistando mis cosas para irme entro a mi oficina para darme una orden.

- Isabella, necesito que todas esas carpetas las organices por fecha y las archives- bufé ante su pedido, él solo negó y antes de salir me hablo- son órdenes del ceo, así que termina lo más pronto posible.

Asentí más que frustrada, hoy es el cumpleaños de mi mamá, tenía planeado llevarla a cenar pero con esto mis planes se fueron a la basura, deje mis cosas tirándome en mi silla, saque mi teléfono de mi bolso marque el número de mi casa.

📲 hola mi niña, ¿a que hora llegaras?, ya estamos listos.

**Volví a bufar por la situación.

📲** mamá, lo lamento sé que prometí llevarte a cenar, pero mi jefe me dejo mucho trabajo y tengo que terminarlo ya.

📲 hija no te preocupes, será en otra ocasión, termina pronto y ojalá no llegues tarde.

📲 gracias mamá, te amo saludos a papá, te dejo porque el deber llama.

Colgué antes que respondiera mi madre y mi papá me volviera a insistir que dejara el trabajo, respire hondo y comencé acomodar por fecha cada una de estas carpetas, las horas avanzaban mi espalda me dolía, mi panza comenzaba a protestar por tener hambre.

Al ver la hora pasaban de las nueve, acomodé las carpetas y la fui llevando hasta el archivero, estaba más que cansada mis pies y tobillos me pedían a gritos que me quitara estas zapatillas.

Cuando por fin termine ya eran casi las doce, tome mis cosas para salir de la oficina, al salir por la puerta me despedí del portero y camine a tomar un taxi, que a esta hora sería más que nulo de encontrar uno.

Estaba parada, más que desesperada, quería llegar a casa y darme un baño, pero aún seguía aquí, a altas horas de la noche, cansada con hambre y sin encontrar un taxi, así que no me quedo más que caminar aunque la distancia de mi trabajo a la casa es inmensa, llegaría hasta mañana y con mis pies destrozados.

Camine una cuantas calles a punto de llorar por mis pies, cuando una camioneta muy lujosa se estacionó delante de mí, me detuve poniéndome nerviosa, cuando la puerta abrió vi bajar al señor Izan quien se acercó a mí con su emblemática sonrisa.

- señorita Walker, ¿que hace a estas horas aquí?, ¿estaba en la empresa?- asentí.

- si, el señor Zac me dejó mucho trabajo, que era de urgencia por terminar y creo que por la hora no e podido tomar un taxi- asiente caminando para abrir la puerta del copiloto.

- yo la llevo, sabe que puede ser peligroso a estas horas.

- si lo sé, pero no tenía otra opción- asiente.

Me ayudo a subir poniendo en marcha la camioneta, le di mi dirección y mientras íbamos en camino él me platicaba, yo la verdad estaba bloqueada era mi superior y verlo ser tan buena persona, era de admirarse.

Al llegar a casa, estacionó me despedí de él agradeciéndole su gran gesto, baje a toda prisa hasta entrar a mi casa, cuando cerré la puerta mi madre me estaba esperando con un plato de comida y una pequeña rebanada de pastel.

- por fin llegas, me tenías preocupada nena- asentí besado su mejilla.

-lo siento mamá, espero no vuelva a ocurrir- se sienta junto a mí mientras cenaba.

Termine, mi madre se fue y yo mientras alistaba mis cosas, se me hizo más tarde, así que solo dormí tres horas, cuando sonó la alarma me rehusaba a levantarme.

Pero lo hice me duche y arregle, tenía un dolor horrible de cabeza y solo me fui no tenía ni ganas de desayunar, al entrar a mi oficina veo a una chica nueva sentada en mi escritorio, sorprendiéndome cuando le iba a preguntar, Aurora me jalo llevándome a la oficina de Zac.

- hola Isabella, perdón si no te comuniqué ayer, pero esta ya no será tu área- me sorprendí pensando que me quedaría sin trabajo- tu nuevo puesto está a seis pisos más arriba.

- ¿pero en dónde?- se levanta entregándome una caja con mis pertenencias de la oficina.

- en presidencia, ahora trabajarás con el CEO- asentí quedándome impactada con la noticia.

No dije nada más, tome la caja caminando al ascensor me despedí de Aurora y aborde presionando el último botón, no entendía el porqué de ese cambio tan repentino, se abrieron las puertas y me recibió la secretaria, quien me llevó a la oficina de mi nuevo jefe, primero entro ella y yo tras de ella.

Al irse estaba más que nerviosa, la mirada del ceo era más que intimidante, lo vi hacerme señas que me sentará y así lo hice.

- bueno, se preguntará del por qué, de su cambio- asentí- es porque a usted la necesito como mi asistente, tiene una gran capacidad para cargar con este puesto y; ayudarme a mí, en lo que necesite- asentí notando una ligera variante en su manera de decir las últimas siete palabras.- ¿tiene alguna pregunta?

- no ninguna, señor Lamprou-asiente levantándose para abrir una puerta en su misma oficina.

- aquí será su oficina,- entro dejando mis cosas- y mi nombre es Zeus, la dejo Isabella para que se familiarice con su nuevo puesto.

Sale de mi ahora oficina, dejándome a que por mi misma explorará aquí, ya que mi campo solo son los números, pero sé que serás más que un reto y tengo la certeza que lo cumpliré.

Me sumergí en la computadora, con toda la información de la red general de la empresa, tome una carpeta comenzando a leer y sin saber muy bien cómo era este trabajo note inconsistencias en tres contratos, me levante para mostrarle las carpetas, pero me di cuenta que no se encontraba.

Mientras regresába me dispuse a acomodar algunas cosas mías para sentir como mía esta oficina, al abrir el cajón de mi escritorio estaba la agenda de citas, la personal y de la empresa.

Hojee las agendas notando una cita con uno de los proveedores, y en la personal tenía con letras grandes y rojas llamar a su mamá, en marcado de urgente.

Al escuchar la puerta me levanté tan rápido para hablar con mi jefe, al salir lo veo con el ceño fruncido, camino hacia él con las carpetas y las agendas entre mis manos.

- señor Lamprou, primero que nada en estos contratos los estaba leyendo y note varias inconsistencias, pero también en sus agendas tiene una cita con el señor Carlo, a las tres y también tiene que llamar con urgencia a su mamá- él al verme sonríe y asiente.

- primero muéstrame las inconsistencias de los contratos- le entregó las carpetas.

Mientras él las lee yo me siento frente a él, solo veo arrugar un poco sus cejas hasta que levanta su vista fijándola en mí.

- puede venir y decirme en que parte- asentí caminando hasta su lado me acerque un poco, pudiendo oler su agradecimiento aroma tan varonil.

Le señale en cada párrafo donde estaban las inconsistencias, solo asintió nos quedamos viendo a los ojos hasta que me incorpore, tomando las otras carpetas y mostrándole de cada una.

- jefe en media hora tiene que estar en el restaurante- asiente levantándose, tomando una de las carpetas.

- usted vendrá conmigo, en el último cajón está la tablet tráigala para los apuntes- asentí.

Tomando lo que me dijo, me entrego la carpeta y me lleve la agenda, bajamos por el ascensor hasta el subterráneo donde estaba su auto, me abrió la puerta y solo fueron segundos y nos fuimos a toda velocidad.

Cuando llegamos ya estaba el señor Carlo, los saludamos y me senté junto a él haciendo los respectivos apuntes necesarios y corrigiendo el contrato de ambas empresas, después trajeron la comida pero quien podría comer bajo la mirada de dos hombres tan imponentes.

Al salir nos fuimos de nuevo a la empresa, solo me fui directo a mi oficina a comenzar con mi trabajo, que para ser mi primer día creo que lo e podido manejar.

Las horas pasaban, y volviéndole a recordar de la llamada a su mamá, al terminar mi hora de salida estaba por llegar, recogí mis cosas, cuando estaba por salir de la oficina me detuvo mi jefe, que no sé dé donde salió, ya que no lo había visto por ningún lado.

- Isabella, permítame llevarla a su casa- me extrañé por su pedido quedándome en silencio- venga, vámonos.

Caminamos de nuevo hasta el subterráneo, al ver que me abrió la puerta me detuve.

- señor Lamprou, una disculpa pero es mejor que me vaya en un taxi- camine para salir de ay, pero él tomó mi brazo.

- espere, perdón solo quiero ser amable con usted, es solo eso -asentí- solo la llevaré a su casa- subí a su auto pero al cerrar ya no alcance a escuchar que más dijo.

Le di mi dirección y solo fueron minutos para llegar hasta mi casa, ya que maneja como si lo vinieran persiguiendo, me despedí de mi jefe y entre a mi casa, bajo la mirada de mis papás y las preguntas no se hicieron esperar y solo les dije que era mi jefe comentándoles de mi nuevo puesto, se calmaron pero sé que no a satisfacción.

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ZEUS.

Sabía que al tenerla aquí será más fácil poder estar junto a ella, no sé solo sentí que a su lado me siento bien, su dulce aroma, su hermoso rostro, su cuerpo de pecado toda ella sería mi perdición.

Al decirle el motivo por el cual la cambie de lugar, pensé que estaría enojada o algo pero solo acepto, la llevé a la oficina que está dentro de mi oficina, la deje pensando que me pediría ayuda, pero nunca pasó, salí por un momento a ver a Izan, el señor sermones, al entrar fui recibido con uno.

- Zeus, de verdad nunca piensas tener límites, dime ¿por qué ella?- me encogí de hombros, la verdad no sabía con exactitud solo necesitaba tenerla a mi lado.

- yo tengo mis motivos papá, en vez de estar regañándome, deberías buscarte una novia a ver si te quitan lo aguafiestas- él solo niega.- somos adultos yo sé lo que hago, hermano es enserió creo que es la indicada.

Volvió a negar y salí de su oficina, de verdad últimamente es demasiado irritante con sus preguntas tan estúpidas, al entrar a mi oficina la vi salir tan hermosa, mostrándome los contratos y diciéndome de las inconsistencias, al tenerla cerca pude apreciar más sus hermosos ojos acompañados de un dulce aroma, que incita a no separarte de su cuello.

Definitivamente, fue una buena decisión tenerla aquí, ya que ella sé dio cuenta en cuestión de horas lo que las otras, ni en días lo hicieron, la llevé a mi reunión, sorprendiéndome más con lo desenvuelta como si ya hubiera trabajado de asistente anteriormente.

Al finalizar el día, me ofrecí a llevarla y no espere a que respondiera pero antes de subir al auto solo decía que ella se iba en un taxi, estaba dispuesto a suplicarle si era necesario, pero no tardo en aceptar, la lleve dándome cuenta que vive en una pequeña casa, me despedí de ella, espere que entrará y me fui a mi casa.

Llamaría a mamá, sabía cuál es su motivo tan urgente, al entrar me recibió mi madre sorprendiéndome por su visita tan inesperada y solo la abrace.

- hola madre, a ¿que debo tu visita?- me pega en el hombro y camina hasta la sala.

- sabes muy bien, del porqué estoy aquí, Zeus ¿dime cuando?, tu padre sabes que está enfermo y él solo quiere verte casado, tener una familia- ruedo los ojos.

- madre ya hablamos de eso, yo sé que el gran Zenón mejorara- ella niega tomando mi mano.

- hijo hazlo por tu padre, él quiere verte sentar cabeza- respiro profundo.

Yo sé que con mi madre nunca podré ganarle tratándose de esto, así que solo asentí abrazándola de nuevo.

- madre, solo no me presionen- ella asiente tomando su bolso para irse- ¿tan pronto te vas?.

- si hijo, sabes que tu papá necesita de mí, cuídate mi amor- asentí y la vi salir.

Me fui a mi habitación necesitaba recostarme, ya que por el pedido de mi mamá, mi a dado una fuerte migraña y lo único que necesito es oscuridad, cero ruido y relajarme, para pensar que haré más adelante.

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