12. Mi última carta.

ZEUS.

Desde que me case con Isabella e intentado de todas las maneras posibles de que me vea diferente, pero no lo e podido conseguir me frustra de solo pensar que aún tiene en su mente a Izan, ella piensa que nunca me di cuenta pero desde mucho antes de casarnos la mantenía vigilada.

Y enterarme por boca de uno de mis hombres, que se besó con el que era mi amigo me dolió, e tratado de olvidar pero vuelvo a acordarme cada vez que me rechaza y es muy indiferente conmigo.

No sé que hacer la única persona que puede ayudarme es mi padre, aunque le tenga que decir la verdad, pero él es un romántico empedernido y ojalá pueda ayudarme con mi esposa, si no tendré que divorciarme de ella con todo el dolor de mi corazón.

Es entre semana y decido viajar a Canadá para visitar a mis padres a Isabella la llevé a la casa de sus papás, me despedí de ella y me fui a la pista, solo unas cuantas horas y ya estaba aterrizando, al bajar mi padre me esperaba junto a su enfermera, ya que el a tenido que usar silla de ruedas porque ya no tiene fuerzas para caminar.

- hola papá ¿como te hás sentido?- me acerco a él a abrazarlo- hola Lídia.

- hola señor Lamprou- camino junto a mi papá, para salir de la pista.

- hola hijo, bien no me quejo, e tenido días peores, ¿cómo te ha ido en tu matrimonio?- bufo al pensar que mi matrimonio está lejos de serlo en verdad.

- a eso vine a verte papa, tengo muchas cosas que contarte, pero la más importante es como hacer que Isabella me ame- sonríe, lo ayudo a subir a la camioneta.

Y minutos después estábamos por llegar a casa cuando dio la orden de detener la camioneta y que bajaran nos quedamos solos y comenzó a hablar.

- hijo se que no es lugar, pero sabes como es tu madre y querrá saber todo,- asenti- el día de tu boda me di cuenta que no tenían una relación, no pongas esa cara sabes de lo que hablo Zeus eres mi hijo y te conozco, pero ella es parte de nuestra familia ahora y es tan transparente que ella piensa que nadie se da cuenta de nada y es lo contrario, ahora dime hijo, ¿por qué té casaste?- suspiré pero era mejor que supiera la verdad.

Le platique absolutamente todo, el cómo la conocí, el que me enamore, que ella no me ama, que se besó con el traidor de Izan, y que me dan celos solo de pensar que vuelva a hacerlo.

- papá, la quiero pero me desespero que ella no quiera nada conmigo- niega y me palmea el hombro.

- hijo sabes que una mujer abajo presión hará todo lo contrario de lo que tú deseas, no la beses, ni la abraces cuando tú quieras, Zeus hazlo cuando el momento se preste, enamórala poco a poco, hazle detalles pequeños y no tan costosos, Isabella no es de las mujeres que acostumbras, llévala a cenar tengan citas, no todo en la vida es trabajo, háblale bonito, dile cumplidos, controla tu carácter, pero sobre todo hazla sentir que contigo está segura- asentí más que satisfecho con los consejos de mi padre.

- gracias papá, me has salvado- el asintió da la orden y ya íbamos camino a casa.

Al llegar mi madre me recibió feliz y muy contenta, pero me cuestiono del porqué no venía Isabella conmigo y solo le dije que después, pasaron las horas y decidí quedarme tres días necesitaba pensar bien qué haría al llegar, este sería mi última carta, pero si no lo logro la dejaré libre.

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ISABELLA.

Al salir del baño, volví a cruzarme con Izan junto a la misma mujer, el me sonrió y de un momento a otro la beso frente a mí, el corazón me dolió no podía negarlo, entre de nuevo al baño respire más de mil veces para calmarme, necesitaba sacarlo de mi sistema, no quiero sufrir, ni quiero que Zeus se de cuenta de lo que me sucede.

Salí de nuevo y aun estaban ahí, camine para dirigirme a la oficina cuando no se de donde salió Zeus y me abrazo.

- hola mi muñequita, perdón si no te espere pero tenia que hacer una llamada urgente- asentí, separandome de él.

- esta bien Zeus, ¿podemos ir a almorzar?- volvió a abrazarme hasta darme un beso corto.

- lo que desee mi esposa- sonreí por su comentario.

Salimos de la empresa, estando ya en el restaurante veía extraño a Zeus era la primera vez que lo notaba diferente.

- ¿te sucede algo?- me sonrió y asintió.

- bueno en tres horas saldré de viaje a Canadá, tengo que hablar algunas cosas con mi padre- asentí- ¿quieres quedarte con tus papás?.

- si; Zeus, ¿cuándo regresaras?- se encogió de hombros.

- en tres o cuatro días, no puedo dejarte el trabajo solo a ti- asentí.

No volvimos a cruzar palabra, almorzamos nos fuimos a casa preparamos una pequeña maleta y el fue a dejarme a casa de mis padres, se despidió de mi y se fue.

Al entrar a casa estaba solo mi madre, ya que papá había salido la abrace tomo mi mano llevándome hasta la sala nos sentamos y solo me veía sabía que algo quería decirme.

- mamá, ¿que pasa?, dime lo que tengas que decirme- asintió.

- hija, sabes que te conozco y sé que tu matrimonio con tu jefe, fue por el dinero verdad- suspiré hasta que asentí.- lo que hiciste esta mal hija ¿por qué?.

- el necesitaba casarse para cumplir el deseo de su papá antes que fallezca, y yo pues por el dinero que me presto, mamá el fue quien me lo propuso- asiente acercándose más que mi.

- te entiendo; pero si notaste que el no nada más lo hizo por su padre verdad- niego y ella se ríe- nena el está enamorado de ti, se le nota en la forma que te ve y te habla.

- ma como crees, el solo está acostumbrado a supermodelos, solo es negocio- ella niega levantándose.

- no nena, te digo por qué- asentí, se levanta y saca una carpeta de un cajón y me lo entrega- léelo y verás, esto aún no lo sabe tu padre.

Comienzo a leer dándome cuenta que son las escrituras de la casa a nombre de mi mamá, sabía que aún mi padre no terminaba de pagar la casa y su anhelo era ponerlo a nombre de mi mamá, me quedé en silencio comenzando a cuestionarme, será que su comportamiento conmigo es porque el siente algo por mi; no creo o ¿si?, no lo sé la verdad.

- ¿cuándo te dio esto?

- el día de su boda antes de que nos fuéramos- asentí aún confundida- hija solo te pido, el es un buen hombre, no seas tan dura con el, déjate conocerlo hija.

- lo pensaré mamá -en ese momento llego papá y guarde la carpeta.

Nos saludamos sentándonos en el comedor, los dias que fui al trabajo me concentre adelantando trabajo y aun tenia en la cabeza lo que me dijo mi mamá, tenía muchas dudas, pero era mejor dejarlas al destino.

Los meses fueron pasando, la actitud de Zeus después de su viaje a Canadá cambió demasiado, dejando de lado mi coraza de defensa dándome el tiempo de tratarlo, dándome cuenta que es un hombre muy dulce.

Sus citas, sus detalles, su manera de se conmigo me comenzaba a gustar de tal forma que un día al verlo con una mujer, se que el solo hablaba de negocios pero a ella se le notaba lo resbalosa, se le insinuaba tanto al grado de sentir ¿celos?, si muchos celos, el era mi esposo me acerque a él y solo le di un beso, se que me e de ver visto demasiado patética, pero fue lo único que se me ocurrió para marcar mi territorio.

Al separarme de él solo lo veía sonreír, se levantó se despidió de la mujer y nos fuimos a otra de sus románticas citas e inesperadas.

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