14. ¡TE AMO!.

Después de esa pelea, no volvimos a tocar más ese tema, Zeus transfirió a Izan a otro lado y la verdad no me interesa saber, lo único que quiero es estar bien con el, estoy tan enamorada de él, hasta los huesos que sin él no se que haría.

Hoy es fin de semana y pasaremos estos días solo nosotros, siempre me iba con mis papás y el se iba a Canadá a visitar a mi suegro, pero será el primer fin de semana que solo estaremos los dos juntos.

Y e decidido cocinar para el y consentirlo decidí darles el día a Sophia y a su madre, quiero la casa solo para nosotros, bueno solo la seguridad esa no puede faltar.

Me levanto y noto que aún no sale de su habitación, bajo las escaleras entrando a la cocina, preparando el desayuno y poniendo la cafetera, estaba por terminar cuando sus brazos me rodean dejando un beso en mi mejilla.

- hola mi vida, ¿cómo dormiste?- me gire y bese sus labios.

- muy bien, mi amor ya está listo el desayuno, ve a sentarte- el niega y lo veo tomar los platos para llevarlos a la mesa.

- puedo ayudarte, ven para desayunar juntos- asentí caminando atrás de el.

Serví los cafés y comenzamos a desayunar platicamos del trabajo, de nosotros de un futuro juntos y de quizás tener hijos, al terminar mientras recogía la mesa el atendió una llamada yéndose a su despacho.

Termine de lavar y dejar todo impecable, me senté pensando que haría de cenar, ya que tengo pensado hacerle una cena romántica dar el siguiente paso.

Al salir de la cocina lo note molesto, solo se acercó dándome un beso se despido y dijo que regresaría más tarde que tenía que atender un asunto muy urgente.

Mientras avanzaban las horas, me fui a tomar el sol, después me fui a la cocina a preparar la cena, ya que eran las seis y aún no regresaba al terminar subí hasta mi habitación a ducharme y ponerme un vestido, me maquille, arregle mi cabello al bajar prepare todo dejando un camino de velas hasta llegar al jardín donde está la mesa decorada.

Serví los platos al ver la hora, ya eran casi las ocho acomodé todo y solo me senté a esperar, avanzaban los minutos hasta que escuché la puerta y su voz nombrarme, me levante más que nerviosa y ansiosa por ver su reacción.

Cuando lo vi venir tenía su rostro de sorpresa se acercó hasta abrazarme dándome un beso dejándome sin aliento, nos sentamos y solo me veía aún sin comprender.

- amor, ¿cuál es el motivo de esta cena?- me encojo de hombros.

- el motivo es, mejor cenamos que se enfría, espero te guste- el asiente inconforme, ya que no le conteste su pregunta.

Le pasé la botella para que la abriera mientras yo destapada la cena, mientras comíamos mi pierna tocaba la suya, sorprendiéndolo, al terminar me decidí a ser más que directa.

- ¿te gusto la cena?- asintió besando mi mano- bueno ahora si contestaré tu pregunta, mi vida el motivo de esta cena es solo para decirte- suspiro- que no sé en qué momento paso, pero solo lo sentí y lo sigo sintiendo, quiero decirte que te amo demasiado y apa…- me interrumpe levantándome de mi asiento.

- vuelve a repetirlo- asentí más que sonriente.

- ¡TE AMO!- grito en medio del jardín, lo escucho reír, me abraza hasta besarnos.

El beso era lento, podía sentir la forma de sus labios, sentí sus manos apretarme más a su cuerpo, sintiendo su lengua entrar por mi boca explorando cada rincón de ella.

Nos separamos por falta de aire, estaba más que roja, me acaricio la mejilla el asintió e hice lo mismo, sabía a que se refería y yo solo le di a entender que estaba lista, me tomó de la mano llevándome hasta su habitación, al cerrar la puerta solo volvió a besarme tan apasionadamente que mis piernas temblaban y comenzaba a sentir como humedad en mi intimidad.

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ZEUS.

Al verla ella solo asintió me sentí más que feliz esto era lo que esperaba desde hace tiempo, tome su mano hasta llevarla a mi habitación y solo la bese sin descanso, quería devorarla pero me daría el tiempo perfecto para apreciarla, hacerla sentir amada y después la haré mía las veces que sean necesarias.

Caminamos aún besándonos, le di la vuelta para bajar el cierre del vestido, volví a voltearla tomando de nuevo sus labios, pasando mi mano por su nuca deslizándola hasta los hombros, bajando despacio su vestido hasta dejarla solo con una hermosa lencería.

Al verla su cuerpo es tal cual me lo imaginé cientos de veces en la ducha y en mis sueños, la llevé a la cama besando sus piernas hasta subir poco a poco hasta llegar de nuevo su boca.

La sentía estremecerse entre mis brazos, deje caminos de besos hasta llegar a su oído mordiendo el lóbulo de su oreja y solo escuche un pequeño gemido provenir de su boca y eso me excitaba más, quería escucharla gritar mi nombre en el momento que la haga mía.

Me posicione entre sus piernas, la note tensarse bese de nuevo sus labios intente entrar pero era muy estrecho, cayendo en cuenta que mi esposa aún era virgen, seguí besándola para qué se relajará tome sus manos entrelazándolas con las mías.

- solo relájate mi amor- ella asintió más roja que un tomate.

Volví a besarla y comencé a entrar poco a poco la sensación era única, su rostro era de un poco de sufrimiento, seguí besándola mientras seguía entrando, hasta que la escuché gritar ahogando su grito en mis labios, me quedé quieto para que su cuerpo asimilara.

Empecé lento el vaivén, escuchándola solo chistar, aumentando mis movimientos, mientras jugueteaba con sus hermosos senos, seguí el ritmo rápido escuchándola gemir una y otra vez en la habitación solo eran nuestros gemidos, el golpeteo de nuestros cuerpos y el rechinar de la cama.

Eran las tres cosas que más anhelaba y que ahora más amo escuchar, seguí el vaivén consiguiendo que mi mujer experimentará su primer orgasmo, al verla tan sensible solo la escuchaba decir mi nombre y que parara.

Pero no me detendría hasta saciar mi sed de mi mujer, estaba a punto de terminar hasta que ella no aguanto más grito en mi pecho y terminamos juntos.

Me acosté a su lado aún agitados, la abracé besando sus labios y ella estaba tan sonriente que era la primera vez que veía esa amplia sonrisa y en verdad era muy bonita.

- gracias mi amor, te amo- solo asintió aún con su respiración acelerada.

- te amo mi vida.

Se recostó en mi pecho, comencé a acariciar su cabello y no se en que momento nos quedamos dormidos.

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