El jodido paraíso

Sthepen

¡Es increíble que este haciendo esto! Después de resistirme tanto, de luchar con este deseo, aquí estoy a punto de llevarme a la cama a Irina. Pero como no voy a hacerlo, si la deseo como nunca antes había deseado a otra mujer, si quiero que sea mía, Besar  sus labios, acariciar su piel, explorar cada rincón de su cuerpo hasta saciarme, debo, necesitó hacerle el amor, si no lo hago perderé la razón.

Todo este mes ha sido un maldita tortura,  verla sonreírle a ese imbécil,  cada  vez que ella salía con él,  mi cabeza no hacía más que imaginar como él la tocaba, la besaba. Juro que si tenía que aguantar un día más eso, iba a volverme loco. Verlo besándola quebró toda lógica, todo razonamiento,  sobre ella y yo. No voy a perderla, no voy a dejar que otro tenga lo que es  mío, por qué sí Irina, es mía.

- Al diablo todo, te haré mía - musito contra sus labios. La escuchó jadear y eso hace que mi determinación aumente.

Mis manos comienza a acariciar sus piernas , mientras mi boca débora la suya, aprieto sus glúteos con mis manos y vuelve a gemir. Dejo sus labios para lamer su oreja.

- Tienes un muy bonito trasero, me vuelve loco. -  susurro y  vuelvo a ahuecar sus nalgas. - Te voy a ser mía, Irina, ¿eso es lo que quieres? - cuestionó.

- S... sí. - responde con voz entrecortada.

- Bien. - digo y comienzo a dar pequeños besos desde su oreja hasta su cuello, una de mis manos se queda justo allí, en su trasero para sostenerla, mientras  usó la otra para ir subiendo por su cuerpo, acarició su espalda, hasta llegar a uno de sus pechos, el cual ahueco. - Estos también son lindos. - quiero probarlos. - susurro y  bajo un poco la blusa y el sostén dejando fuera su hermoso , blanco y perfecto pecho adornado por ese montículo rosado semi endurecido y no dudó en  tomarlo en mis labios, haciendo que ella gima y se retuerza de  placer.

- Stephen. -  jadea exitada. Para volverla un poco más loca, comienzo a lamer  aquel botón con mi lengua. - ¡oh Dios! - gime y siento como  tira de mi cabello.

Al terminar con elesta totalmente duro, decido hacer lo mismo con el otro, y mi mano libre , la dirijo   hacia bajo, acariciando su abdomen, hasta    llegar a su bajo vientre. La  escuchó jadear sorprendida  y dejo lo que estoy haciendo , para mirarla a los ojos.

- ¿Quieres que te toque ahí? - cuestióno mientras hago pequeños círculos con mi dedo en su piel. Ella me mira con sus hermosos ojos aguados por el placer y asiente. - ¿ te han tocado ahí antes Irina? - cuestiono y  el solo imaginar a otro hombre tocándola hace que me hierva la sangre.

- No. - responde mirándome a los ojos.  Su respuesta por supuesto me hace feliz.

- ¿  Y tú , tú te has tocado? - cuestiono y beso sus labios, aún tocando su piel

- Sí, lo echo, pensando en ti. - responde.

- ¡Mierda! No puedes decirle esas cosas a un hombre Irina, puedes hacerlo perder la razón. - digo, y ella sonríe. La vuelvo a besar introduciendo mi lengua en su boca y por supuesto ella me corresponde con la misma pasión y desenfreno

Decido complacerla y dirijo mi mano entre sus bragas,  al encontrar aquel botón centro de su placer, comienzo a acariciarlo moviéndolo en círculos.

- !Hmm! -  gime y se curva hacia mi, como ofreciéndome sus hermosos pechos, No dudo  ni un segundo  en envolver unos de sus montículos con mis labios, y esto por supuesto aumenta su placer. - ¡oh carajo, Stephen!  - dice. Acelero  los movimientos de mi índice , mientras succionó y lamo, su montículo, segundos después siento como su cuerpo comienza a convulsiones debido al orgazmo.

Cuando la bruma delplacer ha pasado,  ella me mira y muerde su labio inferior. Yo, saco mi mano de dónde estaba, llevo el índice a mi  boca, sonrió al verla abrí sus ojos sorprendida.

- Sabes delicioso, quiero probar más. -   digo y veo como sus mejilla se colocan igual que el color de su cabello. -  Te vez hermosa sonrojada.  - musitó y la beso, luego nos separamos y la bajo de mi regazo, ella me mira preocupada.

- No ha terminado linda, sólo quiero que estés cómoda. - digo y alivio recorre su rostro . - Dame la llave . - pido y  asiente para luego darme la llave de su habitación, la cual introduzco en la puerta logrando que está se abra. Tomó a Irina  de la mano y la introduzco en la habitación, para luego cerrar la puerta.

Ahuecó sus mejillas con mis manos y junto nuevamente nuestros labios,   bajo mis manos hacia el pliegue de su blusa, ella levanta sus brazos y deslizó la prenda fuera de su cuerpo, luego, desbrocho su sostén repito  la misma acción. Terminamos el beso y me agachó hasta quedar arrodillado frente a ella, doy un pequeño beso en su obligó haciéndola  extremeser, engancho mis manos en los pliegues de su falda y la deslizó  hacia bajo, hasta que está cae  al piso por si sola, y repito la misma acción con sus bragas.  La escuchó  jadear y sonrió, levanto la mirada lentamente, disfrutando la vista de su cuerpo desnudo y siento como mi  anatomía se sacude dentro  de mis pantalones. Me levanto y  colocó mis manos en su cintura.

- ¿Quién dijo que las ninfas no existían? Yo tengo una  justo  enfrente de mi.  -  musitó y ella sonríe  avergonzada. - Y ahora te avergüenzas. -  comento y ella rueda los ojos. - La beso y levanto, para luego llevarla a la orilla de la cama y sentarla allí.  Dejo de besarla y me arrodilló, ella no  pierde de vista ninguno de mis movimientos, tomo su pie derecho y quito sus botines y media, luego hago lo mismo con  el izquierdo. - Recuestate - le pido y lo hace,  Tomo su pierna izquierda y la levanto a la altura de mis labios, Comienzo a dar  pequeños besos, desde su pantorrilla, hasta llegar a su muslo, interno, cerca de su intimidad La escucho jadear y   sonrió, luego sin pensarlo,  comienzo a jugar con su  feminidad.  Ella se retuerce de placer y jala mi cabello, intenta cerrar sus piernas, pero tomo su trasero con mis manos y la mantengo justo donde la quiero, mientras sigo con mi trabajo.

- ¡Oh cielos Stephen! - jadea  una y otra vez.

La sigo torturando hasta que siento como su cuerpo, vuelve a convulsionar y exclama mi nombre mientras se corre. Subo por su cuerpo  dejando besos húmedos, mientras ella recobra el aliento.

- Sabes delicioso. - musito   y beso sus labios. - hora te voy a ser mía. - digo y Comienzo quitar mi camisa, pero ella me lo impide.

- Yo quiero hacerlo. - Dice con voz rinavq, sonrió y asiento.

Me levanto quedando de rodillas en la cama. Ella engancha los dedos  en mi   camisa y  levanto mis  brazos,  desliza la prenda fuera de mí y me besa, mientras sus manos acarician mi torso, se detiene un rato en mi abdomen y después baja hacia el broche de mis vaqueros. desata el cinturón y luego intenta quitar el botón del pantalón, pero se le dificulta.

-! Mierda! -  susurra acelerada, sonrió y tomo sus manos.

- Yo te ayudo linda, no te afanes. - comento y le doy un beso, luego quito el botón, ella lo desliza fuera de mis caderas y yo termino el trabajo colocandome de pie, retiró mis zapatos, y voy a quitarme el boxer pero ella me detiene.

- Y.. yo lo hago. - dice nerviosa y sonrió.

-Okay. - respondo, mete los dedos en  la cinturilla de los boxer y lo baja, Mi masculinidad sale de ellos fetecto, veo como muerde su labio inferior y eso hace que me estremezca. termina de quitarlo y me mira.

- Quiero hacer algo, pero nunca lo he echo. - comenta  y la miro confundido, luego ella mira mi a mi cintura y entiendo a qué se refiere.

- No hace falta.  - digo pero ella niega.

- No, yo quiero, quiero hacerlo . - dice con sus mejillas sonrojadas, Pero aún así no deja de ser mi chica atrevida.  Sonrío y  asiento. Entonces, ella lo hace, lleva su boca a ahí y comienza a darme placer. Mierda ella no  lo hace muy bien, pero aún así me vuelve loco, sentir sus labios, el que ella me este haciendo esto, es el paraíso. La detengo cuando siento que voy a correrme y la miro mientras me controlo.

- No aguanta más, necesito hacerte mía. - digo y me inclino, la envuelvo  en mis brazos  y la llevo   al centro de la cama.  Luego una vez más besos sus hermosos labios.  Nuestras anatomías   se rozan  y justo cuando voy a unir nuestros cuerpos, me acuerdo de algo.

- ¡Mierda ! - susurro e intento levantarme pero ella me lo impide  rodeandome con su piernas.

- No te vallas, - me pide asustada.

- linda, sólo voy a por unos condones. - digo acariciando su rostro, ella sonríe aliviada.

- Tomo la píldora

Aquella información me hace dudar en si ir por esos condones. Siempre he sido precavido con esto. Jamás he estado con una mujer sin usar un condon, después de todo  aunque ellas   usen anticonceptivos, un embarazo no es lo único de que preocuparse, uno no sabe quién puede tener una enfermedad de esas, pero, Irina nunca a estado con nadie, así que no hay riesgo de eso.

- Mierda, al diablo los condones,  quiero sentirte. - digo y la beso.

Nuevamente, me acomodo entre  sus piernas,  y lentamente voy uniendo nuestros cuerpos, su respiración es errática, puedo ver qué está  asustada. .

- ¿Quieres que me detenga? - cuestionó y ella niega. - Bien. - Continuo tratando de ser lo más delicado posible y atrevieso aquella barrera. ella jadea

- ¿Estás bien? - cuestionó preocupado., ella  asiente.

- Sí, es solo que se siente raro, pero me gusta. - dice. - Muévete, por favor. - me  pide y lo hago. Comienzo a balancear mis caderas lentamente para que ella se acostumbre  a mi  intromisión,  miró sus ojos los cuales están nublados de placer y beso sus labios.  Segundos después  ella  comienza a mover sus caderas al ritmo de mis movimientos.  Entonces comienzo a moverme más rápido y gemidos comienzan a salir de su boca mientras me  abraza y acaricia mi espalda.

- ¡Esto es el paraíso! - susurro en su oído.

- Stephen. - jadea. Aumento mis embestidas y ella muerde mi hombro ahogando un gritó, sonrió satisfecho por eso,  Siento como sus uñas se entierran en mi espalda y aquello me enciende aún más, tomo uno de sus piernas y las levanto un poco más para moverme más rápido y segundos después siento como su interior comienza a contraerse y grita mi nombre llegando al orgazmo, y provocando el mío y termino dejándome ir en su interior.

- ¡El jodido  paraíso!   susurro con mi cabeza metido entre su hombro y cuello.  La escuchó reír quedito  y  depositó un beso en su hombro.

-  !Eso fue uff!  - musita,   me colocó sobre mis codos  y le doy un beso en los labios.

-  fue maravilloso, asombroso. -  digo y ella sonríe.

-  Te amo. -  susurra y me quedo callado sin saber qué decirle. -  No tienes que responder, sé que un día lo harás. -  asegura y me besa,  luego vuelvo a  tomarla.

No sé si algún día la llegue amar, Pero lo que sí puedo decir es que lo que siento por ella, lo que sentí al hacerle  el amor, Jamás lo había sentido con otra mujer.  Tal vez después de todo si pueda amarla.

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