CAPITULO 5 : EN EL BAR

NARRA AYANA:

llegó al bar con Ogro a mi lado, Melisa sale con los brazos entendidos —¡AYANA!, no te vayas —se acercó a mí dándome un abrazo —¡AYANA! mi amor viniste — nos abrazamos, sintiendo su calor —si —le muestro una sonrisa, como a ella tanto le encanta—¡te extrañé mucho! —mis ojos se humedecen — lo sé— siento un nudo en mi garganta — y a mí no — nos dice Ogro estando celoso, le doy un codazo para que sea serio.

—pasé están como en su casa, el abuelo Yula está en la zona familiar — observo a mi alrededor —no lo sé solo venimos a comer —ogro enrollando su brazo en mi cuello mientras me empujaba para seguir caminando — ¡AYANA tranquila!, Tu misma la escuchaste está es como nuestra casa, ¿Verdad que sí Melisa? — le pica el ojo.

—si Ogro están como en su casa— le doy otro codazo a Ogro para después pisarlo con todas mis fuerzas, sin importar que posteriormente me doliera el pie del Pinzón.

—¡uhg!, Ayana eso dolió — Ogro se tira al suelo quejándose de dolor, sé que esta disimulando que le duele, pero se que no, solo lo hace para que me sienta mejor, es mejor algunas veces seguir la corriente.

—jajaja no te metas con Ayana —levanto mis hombros apretándolo, hasta que mis músculos se viesen —mala —me dice mientras se quejaba del dolor en el suelo —¡tú mismo lo dijiste! — imitó su voz —¡Ayana, tranquila tú misma la escuchas es estamos como si fuera nuestra casa! — escucho las carcajadas de Melisa.

—oye yo no hablo así — me exclama mientras se sigue quejando de dolor — ¡sí cómo no! —le saco la lengua —ja, ja, ja nunca cambian, Ogro sigue siendo el mismo niño —Melisa lleva su mano hasta el estómago, mientras ríe, Ogro me mira fijamente —¿Y tú? —me señala — ¡Señorita tráigame una cerveza! — nos interrumpe, Melisa se volteó, y con sus ojos se dirige al hombre —¡Ya voy! —apoyo mi mano en el hombro de Melisa —¡tranquila! ¿Te puedo ayudar? —abre sus ojos como un plato —no ustedes váyanse —nos hace seña con la boca —vayan al lugar familiar, yo horita, voy para allá.

—¿estás segura, te pode...? —me interrumpe —¡Tranquila vaya! —nos hace seña con la mano — ¡vayan! —nos empujó a los dos hasta que empezamos a caminar a la zona familiar.

NARRA MAURICIO:

veo como esa chama, está acompañada con un hombre, se queda hablando con la mesera —¡señora, traiga una cerveza! — volteo, escaneando al tipo — ¡ya voy! — veo como la chica se introduce dentro del bar, me parece extraño, ver a una chama con un velo en su cara, eso siempre se utiliza para una boda, o en una religión, es la primera vez que veo algo así en esta ciudad.

—¡Aquí tiene señor! —responde de mala gana —gracias —¿usted también quiere más cerveza? —alguien agita su mano frente de mi cara, pero lo ignoro, la curiosidad por saber quién es esa chama, me intriga.

— ¡jefe! — ¡Que! — respondo de mala gana —pregunta la mesera si quiere— observo un momento a mi alrededor —¡así! — se para otro — mesera uno por aquí —¡ok! —tomé —me entrega la cerveza en mi mesa —¡gracias!

NARRA MELISA:

veo como el soldado se queda mirando Ayana, de arriba hasta abajo muy descaradamente, qué grosero, agito mi pañito para pagar la rabia, dejo las cosas en la mesa, me dirijo al bar para ir a la zona familiar.

veo a mi padre hablando con Ogro mientras Ayana estaba comiendo frente a la fogata, me acerco a ella, poniendo mis manos en sus hombros

—¡AYANA mi amor te gustó la comida! — observó sus ojos— si está muy rica — le muestro una sonrisa — si fuera sabido que venían, te fuera preparado otra comida — respondo con toda mi sinceridad — no te preocupes está muy rica — estoy asombrada — de verdad — asiste con su cabeza — si — suelto un suspiro de tranquilidad — bueno te dejo, tengo que sacar unas cuentas — suelto otro suspiro — ok, no te preocupes, todo está bien.

NARRA AYANA:

Melisa se va a su despacho mientras, yo me quedo pensando en mi vida y todo lo que me ha pasado. Suelto un bocado de aire, mientras estaba comiendo sopa de gallina a frente a la fogata que estaba ardiendo como un volcán