CAPÍTULO 18:¡AYANA!

Los pasos del monstruo se detienen, cierro mis ojos, percibiendo su respiración cerca de mi cuerpo, recorriendo un escalofrió en todo mi cuerpo.

El monstruo se aleja de mí, gritando con todas sus fuerzas, un calor me invade, intento voltear, pero es imposible, me siento pesada —¡dios ayúdame, madre!...

Estoy muy mojada del calor y los nervios de punta nerviosa, el monstruo me tocando con sus manos ásperas, tiemblo a su toque, cada toque que me da coloca mi piel de gallina

Vuelve a gritar en mi cara, un ardor en mis ojos impide abrirlos, poco a poco muevo mi brazo tapándolos, cada minuto que pasa me arde más.

Mi cuerpo despega el suelo, estoy siendo elevada por la cintura, mi corazón se me acelera, tiemblo.

El ardor en mis ojos se hace más fuerte, creo que voy a morir por deshidratación

Me vuelve a gritar en la cara aturdiéndome mis oídos, el ardor me obliga abrir mis ojos, viendo una luz, una luz que cada vez va disminuye.

—¡AHHHH! —me levanto de la bañera —¡COF, COF! —toser y toser, vomitando el agua, que me trague

—¿dioses míos, como me trague toda esa agua? —llevo mis manos a la barriga —me duele la cabella —salgo de la bañera, guiando hasta mi cuarto.

Abro la puerta, saliendo del baño, trayendo malos recuerdos, camino hasta la tirando encima de ella, mis manos recorren los lados de la cama, abro mis ojos como un plato al sentir algo en la cama.

Me levanto de la cama, jalo la sabana, es el vestido que deje en la casa de Melisa, suelto un suspiro, camino hasta el espejo, observo cada detalle de mi cuerpo

Soy fea, débil, ni siquiera puedo cuidar de mí, toco el raspón de la rodilla, ¿Cómo poder gobernar?, ningún hombre se fijará en mí, ni en mi estúpido cuerpo.

Después de unos segundos, ya estoy lista y preparada para ir al festival, este vestido esta hermoso, combina con la tonalidad de mi piel, doy unas cuantas vueltas, luciendo mi vestido

salgo de mi cuarto, lista y preparada, antes de salir al festival me coloco mi velo, me combina con mi vestido, doy otra vuelta viéndome en el espejo como me queda el vestido, con el velo, y mi piel.

Llego al “Gran Salón’’ para celebrar, el festival de fin de primavera.

Hay muchas gentes, importante, hipócrita, creídos y creídas de todo un poco.

Examino el lugar detalladamente, camino corriendo hasta un rincón, no me gusta estar entre la gente, me encanta más el silencio.

Me gustaría platicar con la gente, pero no tengo con quien hablar, aparte de Otto, Ogro y Melisa, la gente me tiene miedo por ser hija de una salvaje. yo no tengo la culpa, mi familia es muy delicada, con el aspecto de la familia, le importa más lo que opine la gente, que lo que uno siente.