Tal como dijo Teresa, antes del mediodía un camión gigante llego al pequeño hogar de Akela. El conductor bajo, y del otro lado lo hicieron dos hombres jóvenes.
- Buenas tardes.. señorita.. Vengo de parte de Teresa, debo dejar algunas cosas en su hogar. Con su permiso empezaremos a trabajar.- Dicho ésto, se dirigieron a la parte trasera y empezaron a bajar muebles, lámparas, almohadones, una mesa, sillas, varias decoraciones, cortinas, alfombras, utensilios de cocina, ollas, platos, cristalería y demás objetos. Eran tantos que Akela no sabía si todo eso cabría en su casa. Si entraba eso, ella debería vivir afuera pensó para sus adentros. Por último el hombre le entrego un sobre, una pequeña caja que a Akela le pareció preciosa y un vestido que colgaba de una percha y tenía un forro transparente para evitar que se arruinara. Ella tomo aquello y observó los muebles en su entrada.
- Espere.. qué.. que se supone que debo hacer con todo ésto?.
- Supongo que entrarlo a su casa y acomodarlo.
- No me van a ayudar? Algunas cosas son pesadas.. no sé.. no se si podré yo sola.
- Nuestro trabajo ya está hecho. Adiós.- Y sin más, el hombre de subió al camión y los otros dos detrás de él y se marcharon. Dejando a Akela con la entrada de su casa llena de muebles, adornos y utensilios de cocina. Ella observó todo y suspiro.
- Será mejor que empiece ahora o no llegaré para la noche.- Empezó a entrar lo más pequeño, al hacerlo noto que sus muebles originales no estaban. Los hombres los habían sacado. Ella no supo ni en qué momento lo hicieron. No era como si se hubiesen llevado cosas muy valiosas y muchos muebles, ya que solo faltaba su vieja mesa, sus sillas y el viejo sillón pequeño junto a la ventana, pero todo aquello hacía ver a la casa más pequeña y a la vez grande. Akela suspiro desde la puerta, veía su jardín y le parecía que jamás entraría todo aquello antes de la noche. Puso manos a la obra enseguida, empezó por lo que vio más pequeño y fácil de entrar, pero llego un momento donde si o si debía ingresar la mesa y los muebles, ya que no tenía dónde guardar las cosas pequeñas y utensilios. Suspiro y no le quedó otra que empezar por la mesa. Era una mesa de una madera que se veía muy fina, estaba pintaba de negro y se notaba que estaba laqueada. Ella pensó que le iba a costar más, pero no fue tanto como creía. Entro las seis sillas y las fue subiendo sobre la mesa, para hacer espacio para los muebles. Cuando le tocó ingresar el pequeño sillón de cuero negro con toques de metal, le costó. Aquel sofá no se veía pesado a simple viste, pero sus toques industriales de hierro y metal, eran lo que lo hacía pesado. Con el mayor de los esfuerzos lo entró y lo acomodó dónde antes supo estar el otro, junto a la ventana. Luego una pequeña mesa, de color negro también. Al verla pequeña, Akela pensó que se vería bien cerca de la ventana y el sillón. La acomodo allí y busco entre las cajas de decoraciones que podía poner sobre ella para que no se vea tan seca. Saco un libro, una lámpara y un pequeño adorno y allí acomodo todo. Se alejo para ver cómo había quedado y estuvo más que contenta, aquello le dió más ganas de seguir. Lo que le seguía era un mueble, algo mediano, de roble, con detalles en un marrón oscuro, se veía demasiado elegante para su hogar. Akela tardo demasiado en entrarlo, parecía que con cada empujón se le agotaban los pulmones por las fuertes respiraciones que tomaba. Si bien los lobos osan de una tremenda fuerza, Akela no dejaba de ser una joven con mala alimentación y cero entrenamiento y lo mas importante, aún no contaba con la fuerza de su loba, ya que aún no tenía la edad para conectar con su lado salvaje. Con muchísimo esfuerzo ella entró aquel mueble y luego de eso se tomó un descanso. Se preparó un té y reviso las cajas con las decoraciones, empezó a ordenarlos donde ella creía que podían ir.
La luna ya estaba posada en lo alto de la noche cuando Akela creyó haber terminado su tarea. Al mirar el pequeño espacio, no lo reconocía. Nada de lo que estaba allí era de ella, pero sobre todo, nada de aquello la representaba o era de su gusto. Si bien se notaba que todo era de primera calidad y seguramente venía de la mueblería más cara y exclusiva, nada de ellos era de su agrado. Si tuviera que elegir sus decoraciones y muebles, jamás eligiría los que tenía ahora en su pequeña casa. Aquello no era para ella, era para él, para el Alpha Kinnaman. Habían sacado todo lo que representaba a Akela y habían puesto todo lo que era de su agrado, para que él se sintiera cómodo cuando fuera. Akela no pudo evitar una sonrisa triste. Cuando abrió la puerta para ver lo que quedaba, solo había un mueble grande, negro, de madera maciza. Ella lo vió y suspiro cansada, ni en sus sueños podría entrar aquello. Probó de atarle una cuerda y tirar de ella, pero creyó que se iba a romper todos los huesos, apenas y lo movía. Cómo pudo lo llevo hasta la entrada y lo acomodó cerca de la puerta y debajo de la ventana. Lo miro resignada, no podría entrarlo a la casa, con solo dejarlo en ése lugar, sentía que la vida se le escapaba del cuerpo de lo cansada que estaba por la fuerza ejercida. Lo dejo allí y le puso un florero con hermosas flores silvestres y alguna que otra linda decoración, pensó que se veía bien y resignada decidió que no podía hacer más que eso. Por aquel día ya había sido suficiente, ella tomo un baño y cayó rendida en un sueño profundo.
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Updated 154 Episodes
Comments
Patty Molina
pobre como no pensaron en quien iba a entrar los muebles
2023-09-27
2
Yue Gin
nada más de leer ya me cansé 🤣🤣
2023-09-19
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Ana Moscoso
Que poca.... Neta maldito alfa
2023-09-06
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