Sus palabras me causaron escalofríos; podía sentir los pelos en mi nuca erizarse. Seguía tendida en el piso tal cual había caído, sin animarme a incorporarme. Él permaneció de pie, ahora cerca mío, su rostro serio, su mirada fija en mí. De pronto empezó a caminar; apenas dio unos pasos, regresó y me levantó con violencia del brazo.
—¿No piensas mover los pies o eres estúpida? —Su tono estaba cargado de enojo, y diría que de odio. No sabía qué responder; quedaba helada ante su aura, algo maligna que me cohibía más de lo normal. —¿Acaso tienes un grado de estupidez? ¿Por qué no respondes cuando te hablo? ¿Eres idiota?
—No… no, se… señor.
—No eres idiota, pero eres tartamuda —y seguido de esto soltó una carcajada, mientras seguía sosteniendo mi brazo con fuerza—. Mueve tus malditos pies.
Sin mucho más, me soltó con fuerza, haciéndome tambalear. Él hizo una mueca de burla y soltó una pequeña risa. Empezó a caminar y, como pude, le seguí el paso. No podía creer que la Diosa Luna me hubiese hecho esto; nuevamente me abandonaba a mi suerte. ¿Acaso había sido una mala hija? No entendía por qué él. Desde aquel día le pedía todas las noches que nuestro vínculo fuera un error, que encontrara a su mate y que no fuera yo.
Me atormentaban pesadillas donde terminaba con él, donde se materializaba lo que aquel oráculo predijo. No podía ser cierto; esto debía ser un mal sueño. Estaba por pellizcarme cuando sentí un fuerte cachetazo en la cara: por distraída en mis pensamientos, me había quedado algo detrás de él, quizás demasiado, y él, enojado, regresó a darme un golpe.
—¡Mueve los putos pies si no quieres que el próximo sea con el puño cerrado!
—Sí… lo siento.
Me quedé inmóvil. Él, tras lanzarme una mirada de muerte, se giró y siguió caminando. Llegamos a la ciudad donde se asentaba la manada, y allí comprendí hacia dónde nos dirigíamos: la casa de él, la casa de la manada.
Su odio no era gratuito… o quizás sí, pero había toda una historia detrás de su desprecio. Antes de él, su padre, el Alpha Jackson Kinnaman, gobernaba la manada Niebla Invernal. Era igual de monstruoso que su hijo; supongo que de su padre aprendió.
Todos los miembros de su manada gozaban de un buen nivel de vida: nada les faltaba, tenían lo necesario y más. Pero con el resto de las manadas la historia era otra. Jackson Kinnaman era un tirano, lleno de odio hacia quienes no formaban parte de Niebla Invernal, a quienes consideraba inferiores y dignos de exterminio.
Mi padre era el Alpha de una pequeña manada de solo 200 miembros, la manada Prado Verde. Una manada pequeña, pero con guerreros tan formidables que valían por cinco de cualquier otra manada. Nuestra preparación para la guerra y la batalla era la envidia de muchos Alphas.
Teníamos una parcela de tierra donde vivíamos tranquilamente. Era una tierra fértil que nos permitía cultivar nuestros propios alimentos y criar animales. La manada de mi padre no necesitaba lujos; la paz y la autosuficiencia eran suficientes.
Un día, nos sorprendió un gran número de guerreros enviados por Alpha Jackson. Nuestros hombres presentaron batalla y salieron triunfantes, lo que enfureció a Jackson. Él, en persona, se dirigió a nuestra tierra para vengarse, sin contar que mi padre y sus guerreros conocían el terreno. Fue emboscado y murió.
Su cuerpo fue enviado a Kyle como “ofrenda de paz” y cierre del conflicto, pero eso no calmó su venganza. Kyle Kinnaman, sediento de venganza y dolor, llevó un batallón enorme hacia las tierras de la manada Prado Verde, aniquilando todo a su paso. Mató a mi padre frente a mis ojos; quemaron vivos a madres y a sus hijos pequeños. Los guerreros que sobrevivieron fueron torturados, despellejados vivos y expuestos a la intemperie. Los que no morían por la violencia, lo hacían por dolor o infección. Quemaron casi todas las viviendas; hoy ese lugar parece un pueblo fantasma. Él nunca buscó quedarse con las tierras; solo quería vengar la muerte de su padre, quien empezó todo por capricho.
Alguien logró salvarme: un guerrero de mi padre me llevó con la gente del consejo, quienes me dieron asilo temporal cuando tenía siete años. Como heredera Alpha, creyeron que merecía piedad. Ocultaron mi existencia por un tiempo. Cuando la noticia llegó a Kyle, buscó mi paradero hasta el cansancio y hasta ofreció una recompensa por mi cabeza.
Los sabios y ancianos del consejo tuvieron que intervenir: nadie podía hacerme daño, y sería condenado con la muerte quien lo intentara. Yo no tenía nada que ver en el conflicto; no podía agregarse más muerte a ese capítulo.
Kyle tenía apenas diecinueve años cuando asumió como Alpha tras la muerte de su padre. Aunque había sido preparado desde temprana edad, el consejo no veía con buenos ojos su temperamento violento. Él tuvo que aceptar, al menos por el momento, mantenerse bajo control.
Alpha Kyle Kinnaman
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...Buenas a todas y todos!! 🤗...
...Para evitar futuros inconvenientes y malos ratos, como me ha pasado con "Una segunda oportunidad", deben saber que me gusta dar una vena descripción de las escenas que relato, sea cual sea, de amor o violencia....
...Digo ésto, porque si alguien es impresionable, ya quedan avisados, si han leído mis otras novelas, saben cómo escribo. No abandonen la historia, denle una oportunidad! No todo será feo, pero deben saber que tal con le dijo Dumbledore a Harry "Tiempos difíciles y oscuros nos aguardan"....
...Agradezco si le dan un voto, me gusta y regalos para mi participación en el evento! 🤗...
...Sin más, gracias y que tengan linda noche!! 💫...
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Comments
Elda Marquez
o 😳 wow, yo quiero un alfa como este, no importa aunque sea un sicópata... XD
/Applaud/🔥🔥😡🤬🥵👹🙀/Moon/
2025-07-30
0
Estrella Guadalupe Martinez Vera
este tipo es un maldito va dañar a la pobre chica
2025-06-13
1
Carmen Terreros
bueno la verdad a mí esta historia me encanta pero también me frustra porque porque ella sufre mucho y tarda en descubrir sus poderes pero si fue si son mucho las humillaciones y el maltrato
2024-03-26
3