El Beta subió a su auto sin decir nada y a toda marcha se dirigió al pueblo más cercano, aquel del cual no hacía mucho habían echado a Akela como si portará la enfermedad más infecciosa del mundo. Él entro al mercado del pueblo, y lleno un carrito con alimentos enlatados, frutas, de todo un poco. Llegó a la caja, pagó y tuvieron que ayudarlo a cargar todo a su auto. Luego se dirigió a la carnicería, donde compro muchos y varios cortes de carne. Y mientras pasaba por la gasolinera a cargar nafta, vió algunas revistas y creyó que quizás servirían para matar el aburrimiento. Estaba en eso cuando pensó que ella no sabía leer, así que tomó revistas para niños, eran de un estilo de cómic, pero sin diálogos, solo dibujos, de todas formas se veían muy entretenidas. Cuando se acercó a la caja para pagar todo, pensó en llevarle algunas golosinas, después de todo, a qué niño no le gustan las golosinas?. Cuando creyó tener todo lo necesario, al menos por ahora, emprendió nuevamente el viaje hacia la pequeña casa en el bosque.
Akela que lo había visto marcharse sin saber el porqué, siguió con sus cosas. Ella estaba en la labor de realizar una sopa de zanahoria cuando el Beta había llegado a su casa, mientras seguía con dicha tarea se puso a pensar el porqué de su visita. Realmente lo había enviado el Alpha? Y si era así, por qué? Por qué luego de tanto tiempo enviaría a alguien? Acaso quería confirmar si ya había muerto de inanición? Y en eso el miedo la poseyó, había hablado de más con el Beta? Había dicho algo que el Beta pudiera usar en su contra con el Alpha? Akela tuvo miedo, le daba miedo haber dicho algo que pudieran usar en su contra. Un suspiro la abandonó, sentía que ahora no podría estar tranquila. Estaba en eso cuando sintió el ruido de un auto afuera, se acercó a mirar por la pequeña ventana de la cocina y allí estaba nuevamente el auto del Beta. Ella se quedó algo extrañada, no entendía que hacía allí otra vez. Hacía casi tres horas se había marchado. Eso fue el tiempo que le llevo al Beta ir hasta el pueblo, hacer las compras y regresar. Akela se quedó dónde estaba sin saber que hacer, hasta que vió que el Beta bajaba del auto y se dirigía a la cajuela del mismo y empezaba a bajar bolsas del mercado. Ella levantó sus cejas entre sorprendida y confundida. Abrió la puerta con timidez y se quedó allí observando la escena. Cuando él Beta la vió, le hizo señas.
- Akela ven! Ayúdame!.- Akela se acercó sin pensarlo demasiado. El auto estaba lleno de bolsas.- Toma estás que no están tan pasadas, entra ésto a tu casa.- Ella asintió y entro aquellas bolsas seguida del Beta que traía como seis bolsas en cada mano, mientras ella cargaba una. Luego de un par de viajes más, ya todo estaba dentro de la casa. Akela miraba sin terminar de entender todas aquellas bolsas, y el Beta que se dió cuenta no perdió tiempo en explicar.
- Son víveres Akela, y son para ti.- Akela levanto su cabeza y miró al Beta sin terminar de entender.- Puedes revisar las bolsas y acomodar como quieras todo ésto.- Ella lo miró con desconfianza como si se tratará de una especie de prueba.- Akela, puedes confiar, todo esto es tuyo, es para ti, es comida.- Akela tardo unos segundos, pero luego de pensarlo abrió la primer bolsa, la que tenia más cerca, vió frutas y una sonrisa se dibujo en su rostro. Ella la tomo de la bolsa y la llevo cerca de su nariz, la olió y el sabor dulce que percibió la hizo cerrar sus ojos de felicidad. Luego miró al Beta, quien le dió una sonrisa y asintió para que siga inspeccionando todo aquello, Akela no demoró y siguió bolsa por bolsa. Cuando vió las bolsas con carne se le hizo agua la boca. Hacía meses que ella no probaba un bocado de carne, algo que es fundamental en la dieta de un lobo. El Beta noto su felicidad por aquello, pero de todos modos intervino.
- Creo que hay otra bolsa que te pondrá más feliz.- Y saco una que estaba detrás de él, era la que contenía las golosinas. Una bolsa enorme, repleta de ellas. Akela la tomó y no pudo evitar reír con timidez, pero demostrando un felicidad absoluta por aquello. Cuando solían ir a la ciudad por repuestos para las máquinas del campo con el Beta de su padre, él solía comprarle golosinas o en el caso de que fuera solo, siempre se las traía a su regreso.
- La sopa está casi lista... quiere almorzar.. conmigo?.- Akela lo pregunto casi en un susurro, con extremo miedo y timidez, pero quería hacerlo como una muestra de agradecimiento. El Beta que se dió cuenta de ello acepto.
- Me encantaría almorzar aquí Akela.- Ella le devolvió la sonrisa y se dispuso a preparar la mesa para sentarse a comer.- Sin embargo, visto y considerando que hace mucho no comes carne, que tal si preparo un corte? Te parece?.- El Beta preguntó ésto y Akela no lo pensó demasiado para aceptar. Así el Beta cocino dos buenos bifes de carne en una plancha de acero que Akela le pasó. Éstos no tardaron demasiado, ya que prácticamente los comían crudos, apenas era un vuelta y vuelta en la plancha con el fuego a punto medio y listo, la carne prácticamente cruda, aún con la sangre chorreando se servía en el plato. Aquello fue acompañado con la sopa de zanahoria que ya había preparado Akela. Se sentaron los dos a la mesa y empezaron a comer. El Beta probó la sopa y le pareció de lo más deliciosa, mucho más rica que la que preparaba aquel chef francés en la mansión de la manada. Y no pudo evitar una sonrisa de felicidad al ver cómo Akela engullía sin pena su bife de carne. Ella prácticamente no usó los cubiertos, en algún puntos los dejo de lado y embistió aquello con sus propias manos. Cuando ella notó la mirada del Beta, se sonrojo.
- Lo siento, hacía mucho no comía carne.
- No Akela, por favor, no te disculpes.- Ella dejo la carne en su plato y quiso tomar los cubiertos nuevamente.- Akela, ésta es tú casa, puedes comer como tú quieras, nadie te dirá nada.- El Beta dijo ésto y dibujo una sonrisa amable en sus labios, Akela lo miro con duda, pero sintió que aquella sonrisa era sincera, la correspondió y nuevamente dejo los cubiertos para seguir comiendo aquel trozo de carne con sus manos. El Beta miró la escena y luego siguió tomando su sopa, dejando que la niña termine de comer como quisiera, y si era con las manos, que así fuera.
Beta Jay Jarvis
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Comments
Blacina Calvo Fernández
Las acciones del Beta Jay lo hacen ver que es un ser compasivo, que bien por él. Muchas bendiciones autora.😇😇🙏🙏
2024-03-27
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maybelline sorah
Lindo bello el si la merece
2024-01-07
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Maura Pericana
entonces soy una loba a mí me gusta la carne así q rico
2023-09-30
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