El Beta miraba de reojo a la niña comer casi con desesperación aquel trozo de carne, le parecía entre divertido y tierno y también le daba algo de pena y vergüenza, ya que ella se encontraba así producto del olvido intencional de su Alpha. Al terminar de almorzar, Akela decidió que como postre, probaría alguna de las tantas golosinas que llenaban la bolsa que el Beta le había dado. Feliz se incorporó de su asiento y rebuscó aquella bolsa, al encontrarla se sentó en el piso y empezó a ver cuál de todas aquellas golosinas sería la escogida. Contenta tomo una barra de chocolate con almendras, la abrió feliz y sentada en el suelo empezó a engullir. La mirada pacífica del Beta se posó en la niña, mientras veía aquella escena con una sonrisa en su rostro. Akela al notar ésto, se quedó dubitativa unos segundos, hasta que estiró un trozo de la barra de chocolate, hacía el Beta, en clara intención de querer compartir.
- No Akela, gracias. Ya estoy más que satisfecho, debo decir que tu sopa de zanahorias estuvo exquisita.
- Gracias señor.- Akela respondió aún desde el piso, retomando su ataque hacia aquel chocolate, mientras Jay se incorporo de su asiento.
- No es necesario que me digas señor, puedes llamarme Jay, Beta o Beta Jay, como prefieras
- De acuerdo señor.
- Oh.. simplemente señor.- Jay no pudo evitar una pequeña carcajada al oír que Akela seguía refiriéndose a él con la palabra "señor". La función de Jay como Beta en la manada era fundamental, era quien se encargaba de todo cuando el Alpha no estaba presente. Durante algunos años en los cuales la manada Niebla Invernal estuvo en varios conflictos bélicos, la ausencia del Alpha Kinnaman fue larga, quedando a cargo de la manada y sus asuntos Jay, tal su función de Beta. Al tener un carácter completamente distinto al del Alpha, solía ser alguien mas cercano a cada miembro de la manada, dispuesto a escuchar a cada uno de ellos si así se requería, no era para nada formal, pero los lobos de la manada le devolvían aquel interés y trabajo que él ponía, con sumo respeto, de todas formas no estaba acostumbrado a que se refieran a él con el mote de "señor".
- Akela voy a irme. Hoy mismo mandaré a alguien para que resuelva el tema de la luz.
- En serio?.- Akela le dió algo de paz a la barra de chocolate para oír entre asombrada y dudosa aquello de la luz. Hacía meses estaba a la luz de las velas, durmiendo antes de que caiga el sol y despertado con lo primeros rayos, se le hacía raro pensar en volver a tener luz.
- Si Akela, hoy mismo haré que resuelvan aquel problema. Y en cuanto a lo tus víveres mensuales, dejaré a cargo a uno de los guerreros para que se ocupe de tal tarea, de forma de que siempre tengas lo necesario. Si llegarás a necesitar alguna otra cosa, no dudes en pedirlo.
- Gracias señor.
- Bien, me marcho, espero volvernos a ver.- El Beta Jay dijo ésto y empezó a emprender el rumbo hacia la salida. Akela se levantó del piso y lo siguió tímidamente algunos pasos detrás. Jay llego hasta su auto, y no pudo evitar ver el magnífico trabajo que Akela había echo con la huerta en sus tierras, era digno de admirar. Al llegar a la puerta del auto volteó y allí la vió de pie cerca de la entrada de la casa.
- Espero que la próxima puedas darme.la receta de tu sopa de zanahorias!.- Jay le gritó ésto con una sonrisa, que Akela devolvió.- Cuídate Akela!.- Fue lo último que dijo el Verano y subió a su auto. Akela se quedó en la entrada de la casa viéndolo partir. Por primera vez en mucho tiempo sentía que había saciado su hambre. Aquel día había empezado algo estresante para ella. El cruel invierno estaba haciendo estragos con sus nuevas siembras, lo que no le aseguraba una buena cosecha, algunas verduras que tenía se habían marchitado o descompuesto por no poder guardarlas bien, al no temer luz tampoco podía hacer uso de la heladera o el pequeño freezer que ésta tenía. Ya no contaba con dinero y hacia meses no recibía ingresos mensuales para sus gastos, al pueblo ya no podía acercarse y luego de meses, seguía sin luz. Estaba en un punto en el que ya había empezado a preocuparse, casi desesperar, pero la vida o la Diosa Luna después de todo, no la odiaba tanto y aquel día la bendijo con la llegada del Beta.
Las horas pasaron y tal cuál dijo el Beta Jay, un miembro de la manada llego entrada la tarde y se ocupó de la tarea de la reconexión de la luz. Entrada la noche aquel hombre pudo al fin irse, y Akela quedó luego de tanto tiempo con energía eléctrica nuevamente. Le fue imposible no suspirar entre aliviada y feliz, pensó que quizás las cosas no irían mal después de todo, quizás todo mejoraría. Quiso ser aquella niña resolutiva, racional y feliz que siempre había sido, pero su inocencia solo le negaba la posibilidad de ver la oscura tormenta que se avecinaba.
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Comments
Blacina Calvo Fernández
Que increíble historia. Autora adelante! Bendiciones mil 🙏💐💐
2024-03-27
0
Titi
Demasiadas explicaciones a veces o se repiten de una manera diferente
2024-01-09
0
NELLY
ay! no que va a pasar?/Scare//Scare//Scare/
2023-12-01
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