Era temprano en la mañana, el día siguiente a la visita del consejo, Akela lavaba una muda de ropa en un balde sobre la mesa, cuando sintió un olor acercase, no mucho después el ruido de un auto estaba cerca de allí. Ella miró por la pequeña ventana y un auto que no conocía se estacionó frente a la casa, una bella mujer rubia entrajada bajo del auto. Mientras se acercaba a la entrada, Akela la observó, se veía joven y estaba vestida de una forma elegante, pero profesional. Ella golpeó la puerta, Akela abrió.
- Buenos días, mi nombre es Teresa soy una de las asistentes de la secretaria del Alpha Kinnaman. Vengo por la cena, tú debes ser Akela no?.- Akela la miró tímida y solo asintió. La mujer se veía extremadamente profesional. Ella le dió una sonrisa y solo entro sin que Akela se lo diga. Al pasar saco un anotador y una lapicera, se puso unas gafas y empezó a mirar todo, tomar medidas, y anotar como loca cosas en su libreta sin mirar a Akela o volver a dirigirle la palabra. Miraba cada pequeña cosa, cada pequeño detalle, sacaba un centímetro y media de pared a pared, media ventanas, muebles, todo. Cuando la medida no la convencía, chasqueaba su lengua y hacia una mueca y anotaba nuevamente en su libreta. Akela se había quedado de pie cerca de la puerta y la miraba en silencio sin entender nada. Teresa se dió vuelta y luego de varios minutos en los que ya estaba en la casa, observó el balde sobre la mesa. No había prestado atención a ello por estar ocupado en tomar medidas y escribir.
- Qué es ésto?.- Pregunto curiosa y se acercó, Recién ahí Akela recordó que estaba lavando su ropa cuando aquella mujer llego y que no había escondido el balde. Ella sintió una vergüenza enorme y quiso apresurarse para llegar antes que la mujer, pero Teresa le ganó.- Estás...acaso lavas tu ropa a mano?.- La mujer la miró detrás de sus gafas con sorpresa y Akela no pudo evitar sonrojarse.
- Si, lo siento, olvidé... olvidé sacarlo.- Ella tomo el balde y lo saco de la mesa llevándolo a la bacha de la cocina y dejándolo allí con mucha pena. La mujer pudo sentir su vergüenza e hizo caso omiso a lo que acaba de pasar y cambio el tema.
- Quizás te preguntes que hago aquí. Verás Akela, estoy aquí para tomar medidas de tu casa y ver de qué forma podemos embellecerla para la visita del Alpha Kinnaman. Es algo muy importante y la casa debe estar en condiciones para él, no lo crees?.- La mujer parecía alguien entusiasta, positiva y agradable. Akela pensó que si la hubiese conocida de otra forma le habría caído muy bien.
- Él ya ha estado aquí.
- Si?!.- Teresa estaba asombrada, no podía creer lo que oía.- En verdad el Alpha Kyle Kinnaman estuvo aquí? En tu casa? Así..en éste estado?.- La mujer recorría la casa con su mirada y al verla Akela hizo lo mismo.
- Si.
- Y qué dijo él?!.- Teresa se veía en verdad asombrada por aquello, como si fuera imposible que su Alpha hubiese entrado a ése lugar.
- No.. no le gustó creo.- Teresa hizo una mueca triste, pero asintió con la cabeza sin dejar de ver la casa.
- Es entendible, creo que incluso el Alpha hizo un gran esfuerzo en entrar al lugar. Deberías ver lo que es la mansión de la manada Akela, es una majestuosidad!.- Teresa hablaba de su Alpha con sumo respeto y casi admiración.- Bien, estás de acuerdo con que hagamos unos cambios?.
- Supongo que si.
- Perfecto!! Me encanta esa actitud!!.- Teresa dió unas palmaditas de felicidad.- Voy a terminar con las medidas para ver que muebles y decoraciones pueden entrar en el pequeño espacio. Voy a dejar la lista de lo que debe prepararse para la cena, nada que no éste en la lista puede servirse, ésto es muy importante! Debes decirle a tu empleada.
- Empleada?.
- Si, a tu cocinera.
- Yo no tengo cocinera.
- No tienes cocinera? Y... quién no hace las cosas de la casa?!.- Teresa se veía entre sorprendida y casi horrorizada. Ella podía sentir con su olfato que aquella jovencita que tenía frente a sus ojos era una alfa.
- Yo, yo hago mis cosas.
- Nooooo. No lo puedo creer, mientes!.
- Mmm no, no le miento señora.
- Ay, solo dime Teresa por favor. En verdad... no tienes empleada? Y quién hará la cena?.
- Supongo que yo.- La cara de Teresa se convirtió en una mueca de terror, no podía creer aquello.
- Akela, si algo sale mal... puedo perder mí cabeza!.- Ella lo dijo en susurros y con miedo. Akela lo pudo olfatear, se acercó a Teresa y en susurros le respondió.
- Yo también, por lo cuál, nada saldrá mal, haré mí mayor esfuerzo..Teresa.- Akela le sonrió y Teresa hizo lo mismo. Parecía más relajado su rostro y largo un suspiro pesado.
- Bien, bien... está bien. Te dejo todo. Está en la lista, estan las recetas, lo que debe usarse en las preparaciones, cada mínimo detalle.
- De acuerdo, pero.. deberá traerme usted lo que se necesita para prepararlo.
- Y eso.. por qué?.
- No tengo permitido entrar al pueblo y no cuento con dinero para comprarlo de todos modos.- La sinceridad de Akela, tocó el corazón de Teresa que la miró con algo de pena. No entendía porque el gran y poderoso Alpha de su manada, iría a cenar con aquella niña, porque eso era lo que veía Teresa frente a ella, una niña. Pero sobre todo, no entendía porque una alfa de rango alto vivía en esas condiciones. De todas formas a Teresa, Akela le había parecido encantadora y sumamente cariñosa.
- No te preocupes Akela, haré que te traigan todo, cada mínima cosa. No tendrás que hacer nada, solo cocinar.- Teresa dijo ésto y ambas dos se sonrieron. Ya estaba cerca de la salida cuando se giró y le pregunto.- Tienes que ponerte?.- Supuso que si ella no tenía dinero y vivía en aquellas condiciones, lo más seguro era que no tuviera un lindo vestido.
- Si.
- Toda tu ropa es como la que ... llevas puesta?.- Teresa quiso poner un tono amable, no quería sonar descortés ni lastimar a Akela, pero su Alpha no iba a querer menos que excelencia pura y de eso dependía su vida. Akela se miró, llevaba un pantalón negro holgado, todos sus pantalones eran holgados, y una remera gris mangas cortas de algodón, lisa, con una campera negra de lana, algo derruida en las mangas.
- Si...creo que si, por?.
- Puedes mostrarme tu guardaropas?. Entraron a la casa nuevamente y se dirigieron a la habitación. Teresa observó todo, el cuarto era pequeño, una cama de una plaza estaba en el centro, una mesa de luz a un lado, una silla en una esquina y un ropero viejo de madera marrón que parecía que guardaba un monstruo en su interior. Akela lo abrió y se alejo para que Teresa pueda mirar lo que había. No había mucho que mirar. En total Teresa contabilizo tres pantalones, todos enormes para el pequeño cuerpo de Akela, dos remeras lisas mangas cortas, un suéter marron de lana y una campera gris de lana.
- Parece que te gusta la lana.
- Es buena para el frío.- Akela se encogió de hombros y Teresa asintió.
- No tienes algún vestido?.
- Solo uno.- Akela lo saco y se lo mostró. Era un vestido de algodón floreado, algo rosado, con flores en tonos lilas y pequeños toques amarillos. Era sencillo, incluso se veía algo descolorido. Aquello no iba a servir, el Alpha no podía ver a Akela en aquellas fachas, ninguna de las dos llegaría al amanecer con sus cabezas sobre sus hombros si ésto salía mal.
- Te haré llegar un vestido Akela y algo de maquillaje. Por favor, solo ponte lo que te envié y arreglate muy bonita.- Teresa dijo aquello con una sonrisa y ojos de esperanza, Akela asintió.
- Hay algo más.- Dijo Akela.
- Si, dime.
- Deberías hacer algo con el olor. Al Alpha Kinnaman le desagrada el olor de mi casa... y creo que el mío.- Ésto último ella lo dijo con vergüenza y bajo su cabeza. Teresa la miró con penas y olfateo el aire, ella no podía se ríe ningún olor desagradable, pero de todas formas tomaría medidas.
- Enviaré algunos aromatizantes, no te preocupes! Bien, crucemos los dedos!.- Teresa dijo ésto y se marchó.
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Comments
Yue Gin
pues si no le gusta su casa que la invite él
2023-09-19
2
Kleydis Balestra
Yo le instalo todo para la fulana cena en medio de un cochinero para q sienta lo q es vivir así igual vienen maltratos y demás para la pobre
2023-09-19
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Marina Hinostroza
Creo que el olor es de ella como mate, pero como gusta humillarla, pues le dice que huele feo
2023-08-19
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