Me quedé allí en la silla, tal cual estaba, me sentía asqueada por la conversación que habíamos tenido, por lo que dió a entender, y tenía miedo, porque aún seguía allí en la propiedad. Él apenas y salió por la puerta y fue abordado por el anciano Ed Maynar, quien ni lerdo ni perezoso detuvo su andar, ya que al parecer el Alpha Kinnaman se disponía a marcharse al fin de mi humilde vivienda.
- Alpha qué tal la conversación? Fue fructífera?.- El anciano Maynar hablaba como si ésto fuera una especie de juego de citas, o un matrimonio arreglado, eso es lo que parecía. Más que estar conociendo a mi pareja destinada por la Diosa Luna, parecía que me estaban vendiendo al mejor postor. El Alpha Kinnaman lo miró con desdén. Había tomado esa postura con cada persona del consejo desde que arribo al lugar, sintiéndose superior que todos.
- No, para nada.
- De qué hablaron? Llegaron a conocerse?.
- Me lo reservo para mí.- El Alpha emprendió el camino nuevamente y de la misma forma el anciano lo detuvo.
- Espere.
- Ahora que?.
- Debemos concertar los encuentros.
- Los encuentros? De qué habla?
- Bueno, bien sabe usted la difícil situación por la cuál se conocen usted y la chica, creemos todos en el consejo que lo ideal para remediar está situación es que se vean con algo de frecuencia. Concertar alguna salida, quizás tomar el té...- El anciano no pudo terminar de hablar porque el Alpha Kinnaman con la cara más desencajada del mundo lo corto en seco.
- "Tomar el te"? Cuántos años cree que tengo? Soy un Alpha de Alphas por la Diosa! Qué se supone? Qué debo perder mí tiempo tomando el té en este chiquero? Es acaso una broma?.
- Solo propuse lo del té Alpha, pero pueden hacer lo que usted quiera, ir al cine, salir a caminar por el bosque, cazar, lo que guste Alpha... pero debe entender que está unión ya está predicha e incluso bendecida por la misma Diosa, todos nos veremos beneficiados de ella, por favor haga el intento. - Él giro su rostro y miro hacía donde me encontraba, la puerta estaba abierta y desde su ángulo podía verme allí dentro de la casa, aún en la misma silla en la cual me hizo tomar asiento. El señor Corr había entrado al lugar y me observó allí con la mirada perdida, puso su mano en mí hombro y me preguntó si me encontraba bien, a lo cuál respondí de forma afirmativa. Mientras está breve interacción sucedida, podia sentir la mirada del Alpha Kinnaman quemandome, apenas gire mí rostro y mi mirada choco con la suya, una media sonrisa entre burlona y maligna se dibujaba en sus labios, y aunque no lo dijo en voz alta, solo como si fuera una mímica con sus labios, pude entender lo que quiso decirme, "puta". Me asusté y dí vuelta mí rostro y cuando observé que él señor Corr aún tenía su mano en mí hombro, me levanté de aquella silla y me aleje un poco de él. Él no entendió aquella acción mía, pero me dio mí espacio, mientras tanto la conversación afuera seguía.
- Alpha está de acuerdo entonces? Podemos acordar los encuentros antes de que se marche?.- El anciano Maynar seguía en su insistencia y mientras el Alpha Kinnaman me miraba con una sonrisa en sus labios, asintió con su cabeza.
- De acuerdo, pero que sea rápido, tengo cosas que hacer y ya está oscureciendo.- Ellos entraron nuevamente a la casa y yo me aleje lo más que pude, aquello era casi imposible, ya que mí vivienda era linda, pero pequeña. Ellos tomaron asiento nuevamente alrededor de la única mesa que había allí en lo que funcionaba como living, sala de estar, comedor y cocina.
- Pueden encender la luz al menos?.- Cuando uno de los hombres del consejo fue hacía el interruptor, lo presiono y nada paso, luego intento nuevamente y otra vez nada. Éste giro y me habló.
- Qué pasó con la luz Akela?.
- Se fue anoche con la tormenta y no ha regresado.- Pude oír una risa burlona por lo bajo proveniente del Alpha Kinnaman.
- Y no pensabas decirnos?.- El anciano Maynar nuevamente retandome.
- No tuve oportunidad.
- De acuerdo, mañana arreglaremos el problema de la luz a primera hora del día.- Respondió el señor Corr, como siempre intentando ser conciliador.
- No, yo lo haré.- Quien hablo no era otro que el Alpha Kinnaman.- Si es mí mate, yo me ocuparé de sus cosas de ahora en adelante.
- Entonces...usted siente el vínculo?.- Pregunto casi esperanzado el anciano Maynar.
- No, para nada, ya le dije que solo me genera repulsión.
- Esto es inaudito.- Vocifero el señor Corr indignado por la forma en la que el Alpha se dirigía a mí.
- Jamás escuché hablar de un caso así entre parejas destinadas, pero quizás hay que esperar a la primer transformación de ella.- Nuevamente el anciano Maynar buscando la solución a todo y de parte del Alpha.
- Quizás, de todas formas, a partir de hoy, yo me haré cargo de lo que a ella respecta, como por ejemplo el arreglo de la luz, al igual que el dinero para su gastos y cualquier otra cosa que necesite. Hasta que llegue a su primer transformación.- El Alpha dijo ésto último y me dirigió una mirada fría, casi aterradora. El anciano Maynar lo miraba con cara de felicidad y sin mucho más acepto.
- Perfecto Alpha, perfecto! Esto no podría ser mejor.
- En cuánto a los encuentros, los espero mañana en mí mansión y ahí hablaremos de ello, aquí no podremos hacer más nada sin luz.- Y sin más se marchó del lugar. Los hombres del consejo hablaron algo más entre ellos y luego se marcharon, el único que recordó que aquella era mí casa y que yo estaba allí presente, fue como siempre el señor Corr.
- Akela, estarás bien? Puedo dejarte en un hotel por esta noche hasta que mañana el Alpha mandé a arreglar la luz de tu hogar.
- No sé preocupe señor, tengo velas.
- Akela..
- En serio señor, gracias estaré bien.- Dicho ésto, él asintió con una sonrisa y se marchó. Aquella noche ni me moleste en prender una vela, solo abrí la pequeña ventana en mi habitación y la luz de la luna iluminó la oscuridad en ella. A la luna llena de la noche anterior, la siguió una luna menguante convexa, que por la inmensa oscuridad que le regalaba la densidad del bosque que bordeaba mí hogar, le permitía servir de farol en tanta oscuridad. Me acosté así como estaba, no quise ni cambiarme, apenas apoye mí cabeza en la almohada las lágrimas salieron por si solas. No podía creer todo lo que había acontecido en éste día. Lloré hasta que las lágrimas parecían ya no existir en mí cuerpo, no podía ser cierto, ése hombre no podía ser mi mate. Todo lo que había anhelado durante años, la esperanza a la cual me había aferrado, todo se había esfumado hoy mismo cuando los hombres del consejo golpearon a mí puerta. Lloré hasta quedarme dormida, sintiendo que la Diosa Luna me había abandonado.
Mientras tanto el Alpha Kinnaman y su Beta Jay Jarvis, iban rumbo a su manada en su auto último modelo. El Alpha conducía, mientras el Beta iba de copiloto chequeando asuntos de la manada en su laptop. Una sonrisa en la cara de su Alpha le llamó la atención.
- Y esa sonrisa?.- Pregunto entre curioso y burlón.
- Nada, solo pensaba.
- Mañana mandaré a alguien a primer hora a arreglar el asunto de la luz.- El Beta dijo ésto mientras seguía tecleando en su laptop.
- Cuál luz?.
- La de la casa de su presunta mate.
- No, deja eso como esta.
- Pero.. no dijo que usted arreglaría la luz?.
- Si, pero no haré tal cosa. Que viva como el animal que es.
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Comments
Blacina Calvo Fernández
Cuando el Alpha descubra, que Akela es valiosa se va arrepentir de su maltrato, entonces esa caída será grande y seguro todos se enteraran. Muchas bendiciones autora y sabiduría para seguir escribiendo sus historias.🙏🙏🙏
2024-03-27
4
AMAZONAS44
creo ya es demasiado
2023-09-29
2
Alias Mendez
Ponle otro mate y q ese alfa sufra
2023-09-19
0