DIA 19 PARTE I THE ORPHAN

Buscando entre mi correspondencia encontré la dirección de mi próximo objetivo. El cheque vino esta vez por tres millones de dólares y lo podía cobrar una vez terminado el trabajo. Investigué un poco sobre la pareja que debía matar. Un ex sacerdote católico y una monja.

Según mi fuente habían tenido su relación en el anonimato. Las descripciones que vienen en la correspondencia dice que es una mujer muy alta de un metro noventa y cinco. Tiene treinta y cinco años. Usa vestidos muy largos cuando no esta en la iglesia.

El hombre es un señor de cincuenta y dos años, por lo general pasa el día con su mujer en el orfanato que fundaron juntos. Al parecer el padre y la señora han vendido algunos de estos niños a personas muy adineradas para ser explotados s3xualmente. Sin duda creo que fue una víctima quien mandó a realizar este trabajo.

Consulté con los colegas en el grupo de Telegram, decían que todos han rechazado esa oferta. Yo la acepte, no se me hizo muy díficil, es complejo porque el orfanato está rodeado por un anillo de guardias, pero no imposible Me preparé jugo de piña, hice carne asada y compartí todo con Samantha a través del hoyo en la pared.

Me la jalé mientras me bañaba, es muy importante estar sereno en operaciones como esa. Me puse el chaleco antibalas, cargué mi arma y salí.

Como el orfanato está casi saliendo de la ciudad, llegué cerca de las nueve de la noche.

Definitivamente este caso de abuso a esos menores no los iba a resolver el gobierno y su ley corrupta, porque algunos altos funcionarios están involucrados en ese problema. La monja y su marido religioso han estado haciendo esto por años.

Yo me enteré de este lugar hace mucho tiempo cuando me ofrecieron servicios s3xuales de una mujer que no tenía cumplidos la mayoría de edad. Pero mi nivel bizarro no llega hasta esos límites, supongo que hay gente que lo hace, y ese es su problema.

Ajusté el silenciador para evitar una ráfaga que los pueda poner a todos en alerta. Había dejado mi moto dos calles más atrás, caminaba despacio mientras pensaba que, ahora, iba a realizar el trabajo del diablo.

Me acerqué cuidadosamente a la esquina del edificio del orfanato, allí estaban dos escoltas, a cada uno les dí un disparo a la altura de la oreja. Cayeron haciendo mucho ruido, sus huesos se facturaron cuando cayeron, pude oírlos. Me acerqué a sus cuerpos, para quitarles las armas y seguí.

Más adentro otros dos, cayeron con tiros de gracia. Cuatro menos. Debía andar con cuidado para que las cámaras no me detectaran.

Y así poder llegar a la cabina donde hay tres guardias más, vigilando los monitores. Como fui rápido, esquivé a los demás vigilantes.

Llegué a la cabina de cámaras, toqué la puerta, uno de ellos me abrió y le llené la panza balas, los otros antes que sacaran sus armas cayeron al piso con tiros en su cara.

-Parece que mi técnica sigue intacta. Pensé.

La primera fase de mi plan ya había sido realizada. Eliminar a los guardias que están justo por donde debía entrar. Ya con el camino más despejado emprendí la búsqueda en los pisos de arriba. Para encontrar la habitación de la monja y su marido. Habían muchos jóvenes corriendo de un lugar hacia otro.

Mientras recorría las habitaciones encontraba cámaras automáticas de grabación de audio y vídeo instaladas frente a los dormitorios. Llegué a una habitación donde estaban dos personas adultas, tenían unos jóvenes atados y amordazados. Le disparé en la cabeza a los dos tipos, hicieron un gran ruido al caer, como si su peso aumentara de golpe.

Liberé a los muchachos, corté las sogas y les quité la mordaza.

En cada habitación iba liberando a los chicos de ocho y nueve años. Cada adulto que mataba, caía con una estruendosa fuerza al piso. Como si el peso de sus sucias almas cayera sobre mí.

Cosas horribles pasaban en esas habitaciones. Todas tenían instalaciones de equipos de grabación y micrófonos.

Liberé al rededor de treinta jóvenes.

Las autoridades sabían lo que pasaba allí, pero una investigación sobre ese lugar involucraría mucha gente, incluso a la misma policía.

*Seguí avanzando*

El corredor del tercer piso me llevó hasta la oficina principal. Como iba caminando despacio supongo que no me sintieron.

Desde adentro de la oficina se escuchaba a alguien g1miendo. El alboroto parecía de una mujer adulta.

Toqué la puerta.

Toc, Toc, Toc.

El ruido adentro desapareció al instante.

- Estos malditos mocosos, les he dicho muchísimas veces que no toquen la puerta. Dijo el señor abriendo la puerta mientras se abotonaba la camisa.

La monja salió más atrás acomodándose el hábito.

- No se mueva o le vuelo la tapa del cráneo padre. Le dije mientras le acomodaba la desert eagle en la frente.