DIA 28 SECUESTRO

Las cosas se habían complicado. Por un lado, me llegaba una correspondencia con un millón de dólares, para matar a un trapito o una Lady Boy de Rusia. La nota que pusieron decía:

- Hola señor Ross, necesito de sus servicios para eliminar a este estafador. Le pagué por adelantado para estar con él una noche pero jamás se presentó. Le llamé muchas veces pero me bloqueó. Tampoco contesta mis llamadas. Doy por hecho que se robó mi dinero, una cantidad demasiado grande. Como vera, ya no quiero que me pague, sólo necesito que lo elimine lo más pronto posible. O sea, eso debe pasar en los próximos dos días.

La fotografía que venía en el correo me hizo dudar de si realmente tenía p1to. Parecía totalmente una chica. Además se veía muy guapa

A simple vista daba la impresión de ser un homofóbico quien mandaba hacer el trabajo. Por otro lado, estaba Eva, quién hace tres días pidió que la fuese a ver, pero ya se como va eso.

Me ha pasado tantas veces que parece un cliché. La chica que me gusta es capturada por algún familiar de alguien que maté. Entonces, éste le pide que mande un mensaje para que vaya y así tenderme una trampa. Yo voy, mato a los sujetos y la chica muere en el fuego cruzado.

La diferencia es que ahora es Eva, alguien verdaderamente importante para mí. Y estaba ese diario de Samantha ¿Porque le había entrado la idea de escribir uno? Estoy seguro de que he ocultado bien mi diario de ella.

O eso creo. ¿Es posible que haya leído mi diario? Entonces sabe que está noche planeo hacer un pacto con el diablo. No, la ansiedad me está haciendo ver cosas que no están sucediendo en realidad.

En efecto, esa noche fui al cementerio. Tenía que conseguir la manera de tener habilidades extra humanas. Por eso, no había ido donde Eva, y tampoco me moví a la dirección donde estaría el chico ruso. No me podía arriesgar más, con algún otro bicho raro que quiera comerse mi hígado.

Llegué al cementerio, me subí a una tumba pagana y dije:

- Ohh lucifer, toda mi vida he estado caminando por tus sendas. Te he servido con esmero y entrega admirable. Quiero hacer un trato contigo. Deseo poder tener esos poderes que he visto en otros súbditos tuyos. A cambio puedes llevarte mi alma cuando gustes.

Pasaron unos minutos y no aconteció nada. De pronto, empezó a pegar un viento fuerte. Una silueta de algo humanoide me empezó a hablar.

- Ross, Agradezco tu modesto acto al humillarte ante mí. Pero, me temo que no podremos llevar a cabo el trato, porque tú alma ya me pertenece desde hace mucho tiempo. Estás marcado por mi. Tu alma está maldita Ross. Así que, como yo lo Veo, no tienes nada interesante que ofrecerme, por lo que me retiro.

Y así, querido diario, el diablo me dio la espalda, supuestamente ya es dueño de mi alma. Que hijo de p. Más tramposo.

Con los ánimos bajos, decidí ir directamente donde Eva. Llegué a su apartamento. La puerta estaba cerrada con llave desde adentro, lo que confirmaba que alguien más estaba con ella. No suele poner cerrojo mientras está en casa.

Toc, Toc, Toc, Toc, Toc.

*Tric Trac* Se escuchó el sonido metálico de un arma que recargaron. La puerta se abrió con cuidado. Un tipo con capucha preguntó:

- ¿Eres Ross?

- Si, soy yo.

- Entregame tu arma y no hagas nada heróico, o se muere tu amiguita la gorda. Dijo el tipo de la puerta.

Una vez que les entregué mi arma, levanté mis manos en señal de no querer luchar.

- Dejenlo pasar. Dijo alguien adentro.

La puerta se terminó de abrir y entré.

La sala estaba llena de tipos armados. Si, justo esa sala en la que un día me desperté completamente sin ropa. Pero esta vez la escena era poco alentadora, pues estaba llena de encapuchados. Uno de ellos tenía a Eva abrazada mientras la apuntaba en la cabeza.

Todos los casi veinte sujetos la tenían apuntaba.

De tantas armas que había en el lugar olía a aceite de pistola.

- Tres días después Ross, agradece que tenemos demasiada paciencia. No intentes nada que haga terminar a tu amiga muerta. Conozco muchas cosas de ti, puedes matar a un hombre en un abrir y cerrar de ojos. Para evitar que hagas algunas de tus mañas, todos estos hombres están apuntando a tu gorda. Si uno de ellos muere, o se oye aún pinche golpe, por muy mínimo que sea le vaciaran los proveedores. Y sera lo último que verás de ella, cubierta de zarzamora y carmesí. Así que siéntate. Dijo el tipo que tenía abrazada a Eva, quién al parecer era el jefe.

Eva se veía muy asustada y lloraba. No me gustaba que se entérese asi de lo que hago, pues estaba en esa situación por culpa mía.

- Eva, descuida, te sacaré Bien de esto, lo prometo. _Amigo, ya he pasado por esto muchas veces, sólo dime que chingados quieres y acabemos con ésto de una ridícula put4 vez. Si vas a matarme por venganza, adelante jala el put0 gatillo, pero a ella dejala ir, es inocente en todo esto, no sabe a lo que me dedico. Le dije.

- No, no, no, no. No tan rápido Ross. No quiero matarte, sólo quiero que hagas algo por mi. Supongo que recibiste el correo con unas instrucciones y un dinero.

- Si, lo recibí. ¿Tú eres, quién mandó hacer el trabajo?

- Si. Como verás soy muy quisquilloso con mis cosas. Eres un asesino muy cotizado, por eso, no estaba seguro de que lo hicieras después de tres días, así que quise asegurarme de ello. No quería que lleváramos a cabo nuestro trato de esta manera, pero es la forma como se puede tratar con tipos como tú.

- Viejo el dinero no me interesa. Porque no vas con tus hombres y lo matas. Sólo dile que te devuelva el dinero. Y déjame fuera de esto. Le dije.

- He escuchado que usted tiene mucho dinero y que no acepta todo tipo de trabajo Ross. Pero sucede que también tengo mucho dinero, es un tema de orgullo y no quiero ensuciarme las manos. Dijo el encapuchado.

- Entonces tendrás que darme tiempo, un par de días al menos, en lo que hago el trabajo. Le dije.

- Tienes veinticuatro horas Ross, por lo que sugiero que te vayas ya.

Me devolvieron el arma y salí inmediatamente a mi apartamento para ponerme el resto del equipo. Llegué cerca de las 20:10.

Bajé al sótano para ver a Samantha, pero no estaba. Ningún lado de la casa. Se había ido.

Escapó.

Entonces decidí recostarme en la cama, pensando que regresaría como lo había hecho antes.

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