DIA 9

Querido diario, en ti puedo confiar esas cosas de mi cabeza que por obvias razones no le puedo contar a nadie. Tú eres mi confidente y sé que nadie jamás te leerá porque antes que alguien te encuentre voy a quemarte.

Ayer en el tren me senté al lado de unos jóvenes que iban jugando en sus teléfonos mientras hablaban sobre sus miedos. Había dos chicos y una chica rubia alrededor de los veinte años, ella decía que sus dos amigos eran unas niñitas porque le temían a las arañas.

Entonces ella se quedó mirándome, pero yo miraba al piso evitando el contacto visual, hasta que me preguntó:

Oye tipo raro ¿Le temes a Algo?

Yo me quedé mirando sus bellos ojos, justo fijados en mí, (grave error) solo pude balbucear:

Ammm, no lo sé.

Ella respondió que le daba igual. Chica rubia, si tan solo supieras las cosas que he hecho habrías salido corriendo de allí, yo lo entendería porque hasta yo me doy miedo a veces. He matado muchas chicas de tu edad, pero por suerte me puedo ocultar en este disfraz humano amigable que todos ven.

Lo cierto es que sí, tengo miedos, le temo a esos susurros en mi cabeza, pero sin lugar a dudas, le temo más a esa sombra que me persigue.

Esa sombra también ha estado siguiendo a mi objetivo, es una muchacha llamada Magdalena, también iba en el tren junto a la chica rubia, se suponía que debía matar a Magdalena allí, pero me estoy ablandando porque no pude hacerlo delante de ellos.

Llegamos a la parada del tren, perdí de vista a Magdalena, la chica rubia y sus dos amigos se bajaron, sentí la necesidad de seguirlos, fue como una fuerza que me empujaba a ir detrás de ellos.

Aquí tengo que confesar, querido diario, que con el pasar del tiempo en este trabajo, se han creado dos personalidades en mí, una pasiva y otra que es la que hace prácticamente el trabajo de eliminar a las personas. Y cuando esa personalidad aparece, solo viene por una cosa, sangre.

Tengo que darle lo que quiere o ese monstruo acabará conmigo. Tal y como me pasó con esta chica del bus, de pronto el otro sujeto se interesó en ella, de un modo obsesivo. Podría ser que, yo sea un asesino espontáneo a veces.

Seguí a esos chicos, hasta entrar a un club, allí todos se fueron a un lugar diferente. La chica se encontró con alguien que al parecer era su novio, se abrazaron, se besaron y siguieron por el pasillo hasta entrar en una pequeña habitación.

Allí me quedé disimuladamente, había muchas personas armadas en ese lugar, tenía que encontrar el momento perfecto para entrar dónde estaba esa chica rubia, ya me empezaba a desesperar. Mientras pensaba en una idea, pasó un mesero por mi lado y entro al baño.

Esperé que entrara, luego entré yo, se estaba lavando las manos. Me acerqué a él, tomé su cabeza y la estrellé contra el lavabo, no creo que haya muerto. A lo mucho tendrá que cogerse unos puntos.

El mesero quedó inconsciente y aproveché para quitarle su uniforme y ponérmelo. Listo. Me miré al espejo, para limpiar la gota de sangre que había quedado en el uniforme y salí del baño. Fui a la cocina, tome una charola con cosas de comer y regresé a la habitación donde estaba mi objetivo, tenía mucha emoción.

Apreté la perilla de la puerta, pero me detuve al oír quejidos dentro de la habitación. ¡Joder se estaban cog1endo mi chica!

Abri la puerta y dije "Servicio de Cocina"

¿Qué carajos viejo? No hemos pedido servicio, sal de aquí ahora. ¿Que no ves que estamos ocupados? Dijo el novio mientras la chica se cubría con las sábanas.

En mi Mente le respondí, lo sé, pero el otro sujeto no podía esperar.

Le disparé al chico con mi Desert Eagle, la bala entro justo en su frente. La chica iba a gritar, pero me tiré sobre ella y le tapé la boca.

Le dije que si quería vivir no gritara, por el bien de los dos. Ella temblaba, totalmente descubierta.

En ese punto ya estaba desesperado, la sangre sube mi adrenalina, así que la tiré sobre la cama, iniciamos cog1endo suavemente y el éxtasis vino muy rápido porque estaba obsesionado con ella.

Tampoco la quise matar.

Le conté mi plan para salir del lugar juntos, quería llevarla a mi casa. Me vestiría con la ropa de su novio muerto.

¿Qué mierda me vas a hacer, ya abusaste de mí, que más quieres? Dijo ella con lágrimas en sus ojos, haciendo una mueca preciosa con sus labios.

Le dije que solo quería que me acompañara, salimos simulando que éramos una pareja normal.

Al llegar al apartamento la encerré en mi sótano, le puse comida y le llevé ropa.

Cuando regresé por más comida, allí estaba esa sombra en una esquina, de nuevo siguiéndome.

Querido diario, esa sombra no deja de seguirme, y aún no decido que hacer con la chica, por ahora estará allí en el sótano. Espero verte de nuevo Magdalena, eres mi próximo objetivo.

Este fue Otro día más en mi trabajo.

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Comments

Arelis Quintero

Arelis Quintero

Rubia, le hubieras hecho caso a tu mami... ella te decía que no hables con extraños.

2023-02-28

2

Arelis Quintero

Arelis Quintero

Esa sombra se ve bastante bien.

2023-02-28

2

Alex

Alex

Se que suena raro pero me resulta atractivo el sujeto. Más bien es como relatas desde la perspectiva del sujeto.

2023-02-21

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