Huida a la luna llena.

— ¿estás completamente seguro?- preguntó por cuarta vez Juliano. Llevaba dos horas desde el desayuno entrenando con Lucas hasta que Maledón había aparecido y le había dicho que debía huir de la casa.

— si, completamente... ¡Pablo es más de lo que parece!- respondió Álvaro.

—¡no digas su nombre en alto!- retó Lucas- ¡alguien puede oír!.

— ¡está bien!- el brujo rodeó los ojos- "P" planea algo grande y tu estas en esos planes.

—si intenta atacarme me defenderé- aseguró Juliano muy digno. Lucas soltó una carcajada.

— mira, esta noche es luna llena, Y faltan días para la boda de Camila y Victorio. No digo que está noche pase algo malo por lo creo- Maledón apartó la mirada de Juliano. Estaba cien por ciento seguro que Pablo evitaría a toda costa que Victorio intente hacer un bebé.

— ¡la casa estará mas protegida de lo habitual!, incluso Camila traerá su propio ejército- Juliano no se veía muy convencido del plan. Había arreglado las cosas parcialmente con Victorio. Se habían dicho que se amaban y que sin importar lo que pasara buscarían la forma de estar juntos. Una escapada tiraría abajo todo la seguridad que construyeron. Las dudas entre ambos y las fantasmales inseguridades volvierían a atormentar la poca estabilidad que habían conseguido.

—¡no me digas!- habló Álvaro cayendo en la cuenta- ¿no te quieres ir porque te juró amor eterno?.

— nos amamos- respondió enojado el Omega.

— lo sé, pero eso no cambia nada. ¡Se casará con otra en días!. Se lo que te dijo... que no tiene importancia porque tú siempre serás el primero. Las cosas no son así Juliano. La realidad es distinta. Sé que las personas no logran ver el amor hasta que sucede algo malo y los hace recapacitar, ¡pero esto es distinto!. Tú alfa prefiere darle importancia a una inútil promesa a un viejo muerto que seguir su corazón y hacer lo correcto. La palabra ni el honor no valen nada si por ellos renuncias a ti mismo.

— ¡se lo prometió a su padre!- lo excusó el Omega.

— ¿qué clase de padre elige el camino de su hijo?, ¿y clase de hijo renuncia a su vida por el capricho de su padre?.

— Álvaro, ¿acaso no harías lo que fuera por tus padres?- preguntó muy enojado Juliano.

—No- respondido seco el brujo- por sobre todo estoy yo primero.

— ¡yo sí!, y entiendo porque Victorio hace lo que hace.

Maledón no dijo nada y solo se fue. Rígido y en silencio. El Omega miró a Lucas con interrogación.

— es huérfano- contestó el Runa encogiéndose de hombros- se crió en un orfanato para mortales. Cuando tenía cuatro escapó y fue recogido por un fantasma. Allí aprendió a controlar su poder y luego fue al Templo de Patagones.

— yo no sabía- dijo Juliano avergonzado.

— eso no es todo. En el orfanato había dos brujos más. Se hicieron hermanos pero uno de ellos fue secuestrado y asesinando. El otro se volvió malvado y lo intentó matar.

— la familia no es su fuerte- El menor sintió compasión por el brujo. Había pasado por tanto y ahí estaba, de pie resolviendo problemas que no eran de él. Siempre firme, invencible.

— Álvaro tiene razón. Aunque me cueste hablar mal de mí alfa, no puedo negar que es muy estupido eso de casarse por una promesa paterna. Un viejo lobo decía que el amor rompe con todo para crear un mundo nuevo... eso incluye las promesas.

— ¡pero él me ama! ¡me lo dijo!.

— quizás su amor no sea tan fuerte- dijo Lucas mirando al cielo- a veces amamos pero no lo suficientemente.

— quizás tengas razón- Juliano comprendió que debía irse a donde Lucas y Álvaro le decían. Si moría igual no vería más a su alfa. Debía tomar una decisión. Una que le diera estabilidad a su futuro- ¿entonces cuál es el plan?- dijo con convicción.

La luna estaba en lo alto del cielo, los lobos y los Runas corrían por el bosque ruidosamente. Álvaro observaba mientras un inmenso yaguareté estaba echado sobre una rama encima suyo. A su lado un lobito pequeño jugueteaba con los pliegues de su túnica de seda azul.

El alfa Victorio estaba sobre una roca observando a los demás moverse por el bosque. A su lado una Omega dorada le lamía la cara. Había por lo menos Diez lobos y Diez Runas jugando entre los árboles. Todos ellos Comisionados de las otras manadas. Era sabido por todos que el alfa de alfas no poseía manada propia, las demás mandaban gente para formar una manada que representara a la demás. Para evitar la hegemonía de una manada miembro sobre las otras.

—creo que es hora- susurró maledón al yaguareté sobre su cabeza. El animal saltó del árbol y hecho a correr hacia la casa— ¡debe suceder algo!- exclamó el brujo y dándole un golpecito a Juliano dijo- ¿me acompañas a ver de pasa?- juntos salieron corriendo hacia la casa.

El plan consistía en que fingirían oír algo en la casa para escabullirse hacia una zona que Maledón había preparado mágicamente para que los lobos no detectaran nada raro. Todo iba bien hasta que llegaron a los lindes de la casa. Allí Pablo los esperaba con tres grandes lobos.

— ¡esto se fue a la mierda!- gritó Maledón colocándose frente a Juliano- córrete Pablo o ¡te haré pedazos!- el alfa gruñó una respuesta y se lanzó hacia Maledón. Lucas fue rápido y chocó al alfa desde un costado. Se trenzaron en una pelea entre dientes y garras.

Dos lobos de los restantes trabajaban coordinados. Eran muy letales. Maledón hizo aparecer su bastón y los enfrentó con rayos y encantamientos. El último lobo se arrojó sobre Juliano para atraparlo. El Omega uso lo aprendido y lo esquivó, prendiendose de su cuello.

Un rugido detuvo la pelea. Victorio estaba a medio transformar y se veía furioso. El plan de escape había fracasado, pensó Álvaro mientras arrojaba a los dos lobos por el aire. Detrás de Victorio una docena de lobos y Runas rugieron.

— ¿qué demonios te creías?- le gritó con la boca llena de dientes el alfa al brujo.

— solo hago lo correcto- contestó.

— te di asilo ¿y me pagas así?... ¡te mataré maldito brujo!- Victorio se lanzó contra el brujo pero lo alcanzó a tocarlo, un lobo pequeño lo atacó de frente, y para sorpresa de todos, lo derribó.

— ¡ellos no tienen la culpa!- dijo Juliano a medio transformar- yo les pedí que me ayudarán con la fuga- los defendió.

— pero...¿por qué?- se preguntó Victorio mientras se levantaba del suelo- te dije que a mí lado estarías seguro... ¡yo te protegería!.

— no Victorio- habló firme el Omega- desde se llegué aquí solo has hecho una cosa lastimarme.

— ¡creí que habíamos aclarado todo!- se quejó el alfa.

— si, todo funciona cuando Camila no está... cuando ella regresa ¡te olvidas de tus promesas!.

— ¡yo!- dijo sorprendido Victorio por la sinceridad del Omega- ¡Meterlos adentro!- ordenó sin saber muy bien se hacer- ¡hablaré con ellos mañana!. Mientras tanto son prisioneros por intentar escapar de mí.

Lucas volvió a su forma humana y, junto a Juliano y Álvaro fueron escoltados hacia la casa.

—te amo Victorio- dijo Juliano al pasar por su lado- pero no puedo permitir que me lastimes más de lo que ya has hecho.

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