Declaraciones

Lucas observaba como Juliano había vuelto a las piernas de Victorio durante el desayuno. Se podía respirar cierta normalidad. Ahora que Camila estaba lejos y no era una molestia para nadie. Obvio que nadie olvidaba que todo esto era pasajero, la calma luego de la tormenta. La chica se tomaba privilegios sin ser la esposa del Alfa, Lucas ni se imaginaba lo que seria cuando lo fuera.

— tengo pensado está tarde salir a caminar- habló Victorio a Juliano. Desde los últimos acontecimientos no tenía ojos para nadie más. Maledón cruzó una mirada extraña con Lucas. Pablo pareció notar algo raro porque dejó su silencio habitual para molestar a su primo.

— ¡es una buena idea primo!, una caminata nos hará bien a todos nosotros- dijo. Victorio lo miro mal.

— creo que el alfa pensaba solo yo y él- intervino Juliano evitando que Victorio se lanzará sobre su primo.

— de ser- se cayó Pablo sabiendo que si hablaba otra vez sufriría las consecuencias.

—¿ averiguaron algo?- preguntó de repente el alfa de alfas.

— aún no- habló Lucas serio- Quién sea que es nuestro infiltrado sabe cuidar sus pasos.

— confío en ti Lucas para encontrarlo. ¡No seré tolerante si mí bebé está en peligro!.

— no se preocupe alfa- Lucas parecía incomodo- Álvaro y yo no descansaremos hasta dar con él o ella.

— y lo mataremos lentamente- Maledón sonrió como un niño después de hacer una travesura.

— hablando de la seguridad de Juliano- Lucas miró al Omega- he estado pensando que sería mejor entrenarlo.

— ¿entrenarme?- preguntó emocionado Juliano- ¡siempre quise ser un guerrero!

— no hay guerreros omegas- dijo con desprecio Pablo, como si la mera idea de tener a un soldado Omega le diera náuseas.

— tampoco hay un Omega varón y aquí tenemos uno- replicó Maledón- es necesario Victorio, pueden haber más ataques.

— no me gusta la idea, ¡Juliano puede lastimarse!. Pero es cierto lo que dices... pueden haber más ataques y no podremos estar para ayudarlo. ¿Lucas te ofreces para entrenarlo?.

— así es alfa, ¡para mí sería un honor!.

— perfecto- celebró de mala gana Victorio- empiecen mañana por la mañana.

— le prometo que será el mejor guerrero Omega que existirá- dijo Lucas con más emoción de la acostumbrada.

— ¡eso espero!- festejó Juliano emocionado.

Luego del desayuno, Victorio llevo a Juliano a caminar por un pequeño bosque de Acacias en flor. El lugar era idílico, las flores de la planta habían caído sobre el suelo y lo había cubierto como si fuera nieve. El alfa decidió sentarse bajo la sombra de un árbol. El Omega hizo lo mismo muy pegado a él.

— ¡esto es hermoso!- habló Juliano aspirando el dulce aroma de las flores que conquistaban el aire- ¡esta casa me sorprende cada día más!.

— tiene lugares bonitos, sí- concordó el alfa- solía jugar aquí de niño. Imaginaba que era invierno y las pequeñas flores blancas copos de nieve. Fue lo mejor de mí infancia. ¿cómo fue la tuya?.

— aprendí de todo básicamente. En mí pueblo no tenía tiempo para jugar. Se me enseñó a cazar ya que el alimento siempre faltaba. Aprendí a curar enfermos y a ayudar. Solo era un niño lo sé pero hay lugares en la tierra que uno no puede permitirse ser un niño, debe ser grande para poder combatir la adversidad.

— lamento que hallas pasado por eso- Victorio lo miró con pena. Ese extraño Omega que vino a poner su mundo de cabeza. Aquel que no duda en contradecirlo y hacerlo enojar; no tuvo la instancia que él se imagino. Que mira al mundo con otros ojos porque los ve desde el sacrificio y el dolor. No pudo evitar sentir orgullo por su Omega. También no pudo evitar compararlo con Camila. Juliano sería un muy buen esposo. Camila, si bien estaba bien instruida, no poseía la empatía y la humildad de Juliano. Ella no conocía otra cosa que lujos y eso la cegaba de la realidad. Juliano conocía la vida real sin filtros y eso lo hacía apto para ser el compañero del alfa.

— ¡no te lamentes!- rió Juliano. Victorio no pudo ocultar la emoción que provocaba escuchar esa risa- ¡al menos mis hijos podrán jugar!- al darse cuenta de lo dicho Juliano calló y se ruborizó violentamente.

— ¡nuestros hijos serán muy felices!- un sabor amargo golpeó el estómago de Victorio. ¿cómo se atrevió a decir eso?... en días se casaría con una mujer a quien no ama solo por la vieja promesa que le hizo a su padre.

— ¡ojalá que lo sean!- Juliano estaba incómodo.

— ¡tu también lo serás!- Victorio entrelazó una de sus manos con la del menor- sé que me casaré en días... pero ella solo será mí esposa. ¡tú, mí bebé! serás el dueño de mí corazón.

— creo que deberíamos dejarlo- Juliano apartó la mano junto con la mirada.

— no me importa si estoy casado con ella- lo tomó del rostro y obligó al Omega a mirarlo- ella no significa nada, solo es la promesa que debo cumplir. ¡tú Juliano! ¡tú! serás el único, siempre serás el único.

— quisiera...

—shhhh- le cerró los labios con el dedo índice. Jugado con sus labios- no digas nada. ¡nos merecemos un poco de silencio!. Si no le crees a mis labios... entonces cree a mí cuerpo- tomó una de sus manos y la apoyó en su pecho- escucha mí corazón, escucha como se descontrola con tu presencia- Dejó de jugar con los labios y lo besó- ¿ves como mí boca busca la tuya? ¿acaso no hay prueba suficiente de que te amo?.

Lo volvió a besar. Unió sus labios con los de él con delicadeza, como si fueran de cristal, temiendo romperlos. Se besaron ahí mismo, con las flores de la acacia cayendo sobre sus cabezas. Abrazados con la suave brisa que recorría las hojas.

Juliano comprendió que era correspondido. Victorio que aquel Omega lo amaba más de lo que el imaginaba. Ambos se dijeron que darían la vida por el otro. Ambos se prometieron fidelidad, aunque la sombra de un casamiento y un futuro incierto los aterraba.

Decidieron hacer un paréntesis para decirse todo lo que sentían el uno por el otro. Después de todo habían sido unos tontos. Se amaban pero el orgullo los había distanciado.

No muy lejos de ahí Lucas salía en el más absoluto silencio de la casa rumbo al bosque. Otra figura lo esperaba.

— se hará mañana- dijo Álvaro.

— me parece perfecto pero... ¿hacia falta todo este secretismo?.

— no hay que arriesgarse que Pablo escuche.

— mañana pondremos a salvo a Juliano pero... ¿dónde lo llevaremos?... el lugar más seguro que conozco es aquí.

— tengo una casa de seguridad en Formosa.... allí estará diez veces más seguro que aquí... nadie sabe su ubicación solo yo.

— espero que estemos haciendo lo correcto.

— yo también lo espero.

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Comments

Alliette Cardoza

Alliette Cardoza

Buff cada vez me pongo mas enferma con el Juliano de los cojones

2024-12-19

0

Ray

Ray

Cual promesa ni que nada pinche hipócrita

2024-11-10

0

mariana mena interian

mariana mena interian

No, siguiente pregunta

y pensar que hay hombres así en la vida real que asco

2024-05-23

3

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